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Comprender la formación del hueso diafisiario y los mecanismos implicados es una de las tareas más importantes en el área de traumatología veterinaria. El crecimiento óseo en longitud es llevado a cabo a través de la acción de los condrocitos en las zonas de proliferación e hipertróficas de la placa de crecimiento. El crecimiento en longitud es controlado por factores sistémicos; además de factores locales paracrinos y factores locales mecánicos.
Debe existir un mecanismo de retroalimentación que garantice que el crecimiento óseo avance en la dirección de las fuerzas mecánicas predominantes. El cómo funciona es desconocido en la actualidad. El crecimiento óseo en longitud es perjudicial para la estabilidad ósea, pero este efecto se ve contrarrestado por el crecimiento óseo concomitante en anchura, esto ocurre a través de la aposición perióstica, que es la responsable de los osteoblastos periósticos.
La acción de estas células está controlada, principalmente, por factores locales, con modulación por agentes sistémicos. Cuando los procesos que se implican en la reparación de la fractura se desglosan en sus distintos componentes. Existen muchas similitudes entre el crecimiento óseo y la remodelación.
Crecimiento adecuado
Tanto en el crecimiento como en la reparación de la fractura, se produce la osificación endocondral para convertir un cartílago mineralizado. Esto sucede en el tejido óseo neoformado, utilizando la misma vía de diferenciación de condrocitos. La formación del hueso diafisario normalmente se lleva a cabo a través de un núcleo central situado en la zona media de la diáfisis. Este núcleo se activa antes del nacimiento y se denomina núcleo de osificación primario. Este es el responsable de la transformación de la parte central del hueso que formará la diáfisis. La osificación se produce desde este punto de forma centrífuga. Este crecimiento se llevará a cabo a través de dos procesos:
- Osificación endocondral
- Crecimiento por aposición
Osificación endocondral
Durante el proceso normal de osificación endocondral, los condrocitos del cartílago de crecimiento llevan una secuencia ordenada de desarrollo. Los condrocitos del callo óseo, probablemente, son procedentes de células del periostio. En primer lugar, en el embrión, las células mesenquimatosas, en sitios predeterminados, se diferencian en condroblastos y colocan el cartílago de los huesos largos.
Más adelante, durante la gestación, el tejido mesénquimatoso que rodea el cartílago se vuelve muy vascular y la matriz del cartílago se calcifica. Este proceso es llevado a cabo por células similares a los osteoclastos. En este caso, como reabsorben cartílago y no hueso, se denominan condroclastos; aunque por el momento no existe evidencia de que sean un tipo celular diferente.
Una vez calcificada, los nutrientes no pueden difundirse a través de este cartílago y las células mueren. La muerte celular es seguida por la descomposición de la matriz. El tejido mesénquimatoso vascular se transforma y se diferencia en un tejido osteogénico. Deposita hueso en los restos del cartílago calcificado, dando lugar a un centro de osificación primario.
Formación y separación
El cartílago se reemplaza por hueso, comienza en el centro de la diáfisis y se extiende hasta la epífisis. La epífisis tiene un centro separado de osificación y persiste una placa de cartílago, la placa epifisaria, esta separa la epífisis de la diáfisis. El pericondrio se convierte en el periostio y los osteoclastos multinucleados eliminan la matriz ósea mineralizada.
La enfermedad ósea metabólica (osteodistrofia fibrosa, hiperparatiroidismo nutricional secundario, ‘mandíbula de goma’, ‘raquitismo renal’) puede ser causada por una relación inadecuada de calcio. Ejemplo de eello es el fósforo en la dieta o en algunos casos por enfermedad renal crónica grave, reemplazándose el hueso osteopénico por tejido conectivo fibroso
Crecimiento por aposición
Los huesos crecen en grosor a través de la acción de los osteoblastos, que agregan tejido mineralizado en la superficie ósea externa (perióstio), un proceso que es llamado aposición perióstica. El periostio rodea el hueso como una media que en los esqueletos inmaduros es gruesa y está unida de manera floja a la diáfisis. Hacia los extremos del hueso, el periostio continúa directamente en el anillo pericondral que rodea la periferia de la placa de crecimiento.
El periostio y el pericondrio están firmemente anclados a la epífisis. En la formación por aposición que se produce con la expansión perióstica durante el crecimiento, los osteoblastos maduros se alinean en la superficie y secretan matriz de forma altamente polarizada, de tal manera que se deposita en el lado más cercano al hueso.
Esta polarización regulada se controla mediante citoquinas específicas y moderadores de la función a diferentes niveles del periostio, por ejemplo, los osteoblastos expresan el factor de crecimiento beta transformante (FCT beta) en la superficie del hueso y en una zona más periférica, dos o tres capas celulares alejadas de la superficie.
La zona entre estas dos capas no contiene este factor de crecimiento en la zona más periférica. Las acciones del péptido son moderadas por la expresión de la proteína latente unida al FCT beta, ausente de la superficie ósea. La nueva matriz ósea difiere del cartílago, aun cuando el colágeno predominante es de tipo I (el tipo II es el colágeno fibrilar preponderante en el cartílago), aunque también están presentes el condroitín-sulfato y algún queratán-sulfato. La mineralización de esta matriz osteoide procede de las calcificaciones focales que se producen alrededor de las vesículas de la matriz.
Osificación intermembranosa
Finalmente, la osificación intermembranosa, que es la que ocurre en los huesos pequeños y los huesos planos, puesto que se desarrollan directamente de células mesenquimales. Estas células mesenquimales se diferencian en osteoblastos, estableciéndose en el hueso como una red de espículas óseas que se agrandan gradualmente por la deposición de nuevas láminas óseas.
Los espacios se rellenan y se forma un hueso compacto en las placas externas, que continúa con el hueso esponjoso más central. El tejido mesénquimatoso circundante se condensa para convertirse en el periostio; la capa interna tiene función osteogénica. Los osteoblastos de la superficie interna que recubren las espículas del hueso esponjoso, también conservan su capacidad osteogénica
El veterinario en la recuperación animal
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