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Víctor García Hoz, primer doctor en pedagogía en España, catedrático de Pedagogía Superior, de Pedagogía Experimental y Diferencial y fundador de la Sociedad Española de Pedagogía en 1949, formula una propuesta educativa en la que sitúa a la persona humana en el centro de la tarea educativa, por lo que su teoría ha sido clasificada como una pedagogía de la persona (Bernal Guerrero, 1999).

Para denominar esta propuesta, él escoge la fórmula de educación personalizada. El sentido que tiene personalizar en el planteamiento pedagógico de García Hoz es el de reorientar todo el proceso educativo refiriéndolo a la persona. Personalizar el proceso educativo, dar carácter personal al mismo, no es tanto adaptarlo a las peculiaridades individuales, sino llevarlo adelante contando con la persona.

En este sentido, la educación personalizada tiene un significado en la escuela de García Hoz que trasciende el que habitualmente se le otorga en otras tradiciones. Por ejemplo, en el ámbito educativo anglosajón, la personalización se relaciona, más que con una teoría educativa, con los conceptos de co-customisation y co-configuration, propios de las nuevas teorías de marketing y que han sido asumidos por las nuevas políticas de servicios en países como Inglaterra (Hartley, 2007; Peters, 2009).

Según estas teorías de marketing, el consumidor debe tomar un papel más activo y elegir u optar entre las diferentes posibilidades que se le ofrecen para dar, él mismo, el acabado preciso al producto según sus necesidades y deseos. Más que adaptar el producto al consumidor, se le da la posibilidad a este de realizar él mismo esa adaptación.

Educar contando con la persona

De acuerdo con esta nueva concepción, los riesgos del individualismo educativo se esquivan, situando el foco no tanto en las diferencias individuales entre los alumnos y alumnas, como en el grupo considerado como una comunidad de aprendizaje en la que los alumnos y alumnas no son ya pasajeros en el aula, sino tripulación (Prawat, 1992); puesto que se les reserva un papel activo y participativo, dentro de un esfuerzo común de la clase liderada por el profesor. Se trata, fundamentalmente, de una personalización a través de la participación, la autogestión y la auto-organización (Leadbeater, 2004).

La educación personalizada que propone García Hoz va más allá de los roles que puedan asignarse a docentes y al alumnado en el proceso educativo, puesto que pretende que la tarea educativa se lleve a cabo mediante un encuentro auténticamente personal. Por tanto, la educación personalizada, en este sentido, no se reduce a una combinación de aprendizaje personalizado (personalised learning) y enseñanza personalizada (personalised teaching), sino que “el énfasis se pone en el alumno como persona, en el educador como persona, y en la interacción permanente entre ambos”.

La propuesta de pedagogía de la persona de Víctor García Hoz es más una actitud ante la educación y una concepción de la misma, inspirada en profundas convicciones antropológicas, que una metodología pedagógica. Puede describirse como la apuesta por un “proceso educativo en función de la persona” (García Hoz, 1993, p. 31) o por una “educación referida a la persona” (p. 32). Y es a partir de este planteamiento como se debe interpretar las fórmulas elegidas por García Hoz (1993), que son dos: la de “personalización educativa”, cuando se refiere a la educación como proceso, y la de “educación personalizada”, cuando pretende expresar el resultado que va consolidándose a través del quehacer educativo (p. 34).

Singularidad: la irreductibilidad de las personas

Cada persona no es un caso de la clase o de la especie persona porque, justamente, en cuanto persona, es irrepetible: es persona distinguiéndose del resto. Precisamente por este motivo, porque las personas lo son distinguiéndose del resto, se significa por sus nombres propios, que no las describen, sino que las designan distinguiéndolas de las demás. Ser persona quiere decir, ante todo, ser irreductible a lo común:

“Si se toma ‘persona’ como un término común, entonces todos son ‘eso’ que se llama persona (…) pero si la persona se predica, se pierde de vista el ‘quien’, es decir, la irreductibilidad a lo común”

(Polo, 1999, p. 89)

Por este motivo, Spaemann (2000) afirma que persona no es un término descriptivo que sirva para identificar a determinados seres según una serie de rasgos generales, sino que, más bien, reconoce el carácter excepcional, único, de aquel a quien así se denomina. Cada persona es una excepción, de modo que no se puede tener un conocimiento conceptual de ellas. Esto pues todo concepto es, por definición, algo ordinario, algo general o universal.

Como indica Yepes (1998), la persona no comparece en el escenario de la objetividad abstracta de la razón. Por tanto, se debe distinguir la persona, que es cada quién, de la naturaleza humana, que es usual. Según Jaspers (1958), existe una comunicación humana, a la que llama empírica. En esta se relaciona con los demás como representantes de algo genérico, como casos-de o ejemplares-de, y no como sí mismos. En tanto que casos, se es sustituible, pero no lo es, obviamente, en tanto que sí mismo. De modo que esa comunicación empírica deja fuera a las personas en sí mismas.

Apertura: intimidad y manifestación

Para Zubiri (1984), la persona no es que tenga de suyo estas o aquellas propiedades, sino que su realidad es formal y explícitamente suya. La realidad que se es, además, es propia; se posee de un modo singular, distinto a como se poseen las cosas, precisamente, porque esa realidad que es propia, además, se es. Según Polo (1999), las personas se conocen a sí mismas sin que ello tenga carácter terminativo. Este puesto que ese conocerse es solidario con su ser, de modo que equivale a acompañarse, a ser íntimamente.

Por tanto, no es este un conocimiento del que se disponga y que se pueda adquirir o perder; sino un conocimiento que siempre va con la persona, haciendo que acompañe íntimamente. Pero, para las demás personas, como es obvio, dicho conocimiento está vedado. Solo se tiene un conocimiento desde dentro de una única persona, que se es sí mismo. Si la persona es un conocerse, no se encuentra al alcance del conocer ajeno y su conocimiento no puede ser nunca empírico.

Pero la persona no únicamente es una realidad abierta a sí, sino también abierta hacia fuera; hacia la realidad que quiere y conoce, y que es ajena o exterior a ella. Y en esta apertura a la realidad exterior, la persona se manifiesta. El conocimiento de las otras personas es siempre mediado por una manifestación que guía la atención hacia una intimidad que no se puede conocer directamente. Esto quiere decir que, si se priva de tal condición clamorosa, manifestativa, a lo que se percibe y se detecta. Esto si se queda en ello y no se orienta la atención a quien se manifiesta mediante todo ese despliegue de recursos, se pierde de vista como intimidad personal.

La metodología en la educación

El proceso de transmisión del conocimiento no siempre resulta tan sencillo teniendo en cuenta los diferentes tipos de estudiantes. Por esta razón es crucial que él mismo, además de identificar cada tipo de estudiante y sus inteligencias correspondientes, cuenta con habilidades para diseñar estrategias para ellos. Esta información se encuentra contenida en diferentes lugares, sin embargo, destaca la preparación académica adecuada por medio de la especialización como la mejor opción.

En TECH Universidad Tecnológica se capacitan a diario algunos de los que serán los mejores profesionales en sus campos laborales. Esto se debe a sus metodologías, que mediante herramientas digitales implementan una educación íntegra y de alta calidad. Esto sucede en su Facultad de Educación, donde se encuentran posgrados tales como el Máster en Formación del Profesor de Física y Química en Educación Secundaria y el Máster en Docencia Universitaria. Por otra parte, para aquellos expertos del campo que busquen complementar su educación base en el ámbito de la innovación, no hay duda que su mejor elección será tomar el Máster en Innovación Docente en Educación Primaria.

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