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Antes de profundizar en las emociones positivas y sus amplios beneficios, se va a hacer un repaso de algunas clasificaciones de emociones de la gran variedad de propuesta que existen. Seguidamente, se plasman las que se consideran más relevantes. Una de las propuestas llega de la mano de Ekman, el cual, tras pasar tiempo analizando las expresiones faciales de los miembros de las tribus de Nueva Guinea, pudo afirmar que existe un conjunto universal de ciertas expresiones faciales inherentes a la especie humana e incluso, a algunas especies animales, que se utilizan tanto en el mundo occidental y como en el oriental.
Elaboró una lista de expresiones faciales universales y llegó a definir las microexpresiones que caracterizan estas emociones universales. Fue tan importante su hallazgo que colaboró con el FBI para identificar si las personas mentían y así ayudarles a resolver sus casos. Así mismo, se llegó a crear una serie televisiva inspirada en este trabajo de colaboración con el FBI, llamada Lie to me.
Para Ekman las emociones básicas son: el miedo, la ira, el asco, la felicidad, la tristeza, la sorpresa y el desprecio. Posteriormente, amplió su lista a veinte. En la propuesta de Damasio se diferencian tres grandes categorías: las emociones de fondo, las emociones primarias y las emociones sociales. Considera emociones de fondo a aquellas que no son especialmente visibles en el comportamiento humano, aunque sean muy importantes.
Con ellas alude a expresiones compuestas de determinadas acciones reguladoras (como los procesos homeostáticos básicos, comportamientos de dolor y placer, apetitos, etc.) en la medida en que estas acontecen en la vida. Como, por ejemplo, el entusiasmo, el desánimo, el malestar, la excitación, el nerviosismo y la tranquilidad.
Clasificación de las emociones
Las emociones primarias son aquellas fácilmente identificables en los seres humanos, de diferentes culturas y en especies no humanas. Se reconocen en esta categoría el miedo, la ira, el asco, la sorpresa, la tristeza y la felicidad. Por último, las emociones sociales incorporan respuestas que son parte de las emociones primarias y de las de fondo, como, la simpatía, la turbación, los celos, la vergüenza, la culpabilidad, el orgullo, los celos, la envidia, la gratitud, la admiración, la indignación y el desdén.
La propuesta del GROP (Grupo de Investigación y Orientación Psicopedagógica de la Universidad de Barcelona) divide las emociones en cuatro grandes grupos: las emociones positivas, las emociones negativas, las emociones ambiguas y las estéticas. Esta división no indica que unas emociones sean buenas y otras malas, todas ellas son necesarias e imprescindibles, puesto que las emociones no se pueden elegir, surgen de manera espontánea. Dentro de la categoría de las emociones positivas se identifican cuatro familias en función de sus características particulares. Así mismo, dentro de cada familia se describen otras emociones con matices similares:
- La alegría: entusiasmo, euforia, excitación, contento, deleite, diversión, placer, estremecimiento, gratificación, satisfacción, capricho, éxtasis, alivio, regocijo.
- El humor que provoca sonrisa, risa, carcajada, hilaridad.
- El amor: afecto, cariño, ternura, simpatía, empatía, aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, respeto, devoción, adoración, veneración, enamoramiento, ágape, gratitud.
- La felicidad: gozo, tranquilidad, paz interior, dicha, placidez, satisfacción, bienestar.
Emociones negativas
Dentro de las emociones negativas se aprecian seis familias emocionales y sus respectivos matices:
- La ira: rabia, cólera, rencor, odio, furia, indignación, resentimiento, aversión, exasperación, tensión, excitación, agitación, acritud, animadversión, animosidad, irritabilidad, hostilidad, violencia, enojo, celos, envidia, impotencia.
- El miedo: temor, horror, pánico, terror, pavor, desasosiego, susto, fobia.
- La ansiedad: angustia, desesperación, inquietud, estrés, preocupación, anhelo, desazón, consternación, nerviosismo.
- Tristeza: depresión, frustración, decepción, aflicción, pena, dolor, pesar, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión, soledad, desaliento, desgana, morriña, abatimiento, disgusto, preocupación.
- La vergüenza: culpabilidad, timidez, inseguridad, vergüenza ajena, bochorno, pudor, recato, rubor, sonrojo, verecundia.
- La aversión: hostilidad, desprecio, acritud, animosidad, antipatía, resentimiento, rechazo, recelo, asco, repugnancia.
En la categoría de las emociones ambiguas se encuentran aquellas que pueden considerarse emociones positivas o negativas en función de las circunstancias, se está haciendo alusión a la sorpresa, la esperanza y la compasión. Por último, las emociones estéticas son aquellas que se expresan ante ciertas manifestaciones artísticas como la literatura, la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, la danza, el cine, el teatro, etc.).
La propuesta más actual que se presenta es el Universo de las Emociones de Punset y Bisquerra en la que existen seis emociones básicas. Tres son consideradas positivas debido a que son emociones que gusta ser experimentadas como la felicidad, la alegría y el amor. Y tres son consideradas negativas, que no quiere decir que sean malas, sino que no se disfruta de su vivencia, que son la ira, el miedo y la tristeza. En todas ellas se detallan otras emociones secundarias que se consideran pertenecientes a la misma familia emocional.
La capacidad de autogenerarse emociones positivas
Los beneficios de las emociones positivas son de tales que el ser capaz de conseguir generarse de forma autónoma estas emociones se ha convertido en un aprendizaje de gran utilidad e incluso, se puede decir que es una obligación de cara al cuidado personal. Se ha descubierto que cuando se está apagado emocionalmente resulta difícil salir de ese estado, pero la única manera de sentirse mejor es salir del mismo.
El primer paso en este cometido es conseguir hacer alguna cosa que haga que uno se sienta mejor, la que menos pereza suponga en aquel momento es una opción, la que más bienestar ha generado en otras situaciones es otra buena opción. Una vez se haya elegido es necesario pasar a la acción y lo que aquí ocurre es absolutamente maravilloso. Una vez se empieza la actividad se inicia la liberación del neurotransmisor serotonina, la maravilla reside en el hecho de que la serotonina serena.
El gran desafío aquí se encuentra en mantener la actividad durante un periodo de tiempo mínimo. Esto se debe a que hasta que el nivel de serotonina no llega a un cierto umbral no se disfruta de sus extraordinarios beneficios. El estado emocional de partida puede hacer que durante el periodo inicial surjan las ganas de abandonar la actividad al no notar los efectos de la serotonina todavía. Es por ello por lo que aquí resulta clave perseverar y mantener la actividad a sabiendas de la recompensa posterior.
El funcionamiento del sistema de recompensa cerebral
El sistema de recompensa cerebral es un conjunto de mecanismos que permiten la asociación de ciertas situaciones a una sensación de placer. A partir de esta vivencia placentera se dará una tendencia a intentar que en el futuro esas situaciones vuelvan a repetirse. El sistema de recompensa premia unas acciones por encima de otras. La finalidad de esto es el aprender a discernir entre lo que es bueno y lo que no lo es para uno mismo.
Para garantizar la supervivencia de la especie está muy ligado a las necesidades básicas; por ejemplo, ante la sensación de sed, el encontrar agua para beber se vive como una gran recompensa. Su función es ofrecer una dirección al ser humano, esta se dirige hacia ciertas fuentes de motivación. En el sistema de recompensa un neurotransmisor llamado dopamina tiene un papel destacado. En este la información parte de una zona concreta del tronco del encéfalo llamada área tegmental ventral. Está relacionada con los mecanismos básicos de supervivencia.
La educación emocional aplicada
El profesional en el deporte debe conocer completamente cada una de las estrategias mediante las cuales puede realizar un adecuado proceso de transmisión del conocimiento. Esto le permitirá diseñar diversas estructuras educativas, mismas que pone en práctica durante la labor de entrenamiento en cualquier persona que a él acuda por asesoría. Sin embargo, para ello el mismo debe contar con diferentes conocimientos que son adquiridos en gran parte mediante la especialización académica.
TECH Universidad Tecnológica se posiciona actualmente como la mayor universidad virtual del mundo. Esto se debe a la amplia oferta educativa con la que cuenta y aplica en su alumnado mediante la estrategia digital. En el caso de su Facultad de Ciencias del Deporte, se encuentran posgrados tales como el Máster en Entrenamiento de Fuerza para el Rendimiento Deportivo y el Máster en Entrenamiento Personal Terapéutico. Sin embargo, para aquellos que buscan complementar su educación en el ámbito de la educación física, su mejor elección será optar por el Máster en Neuroeducación y Educación Física.