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El diagnóstico de la muerte siempre ha sido de gran preocupación teniendo el miedo de ser enterrado vivo. Cuando más difícil y complejo sea el problema para diagnosticar e interpretar las condiciones de un cadáver, se aumenta en mayor medida la posibilidad de errar.
La muerte se caracteriza por el fin de las funciones vitales, incluyendo los tejidos, todos los aparatos, órganos, etc. Y, cuando dejan de funcionar, esa sería la evidencia para diagnosticar la muerte.
En su obra “Medicina Legal y Toxicología” el profesor Gisbert Calabuig, dice que para saber el diagnostico exacto de la muerte, se utilizan:
- Derivados del fin de las funciones vitales.
- Los que se originan por el establecimiento de los fenómenos cadavéricos.
Para asegurar la falta de respiración espontánea se puede emplearla radiografía y la electromiografía. Otros aspectos que se pueden emplear dependiendo del área del cuerpo son la auscultación (función cardiaca), un torniquete con fines de tanatodiagnóstico (fin de la circulación sanguínea) y una distinción entre funciones centrales y periféricas (neurológica). Algunos signos neurológicos recogidos en la regulación legal de la extracción de órganos en los cadáveres son la pérdida absoluta de conciencia con ausencia de respuesta a cualquier estímulo y la carencia de reflejos cefálicos.
Diagnóstico clínico
Para establecer la muerte, es imprescindible la veracidad con la que se ha producido el fin definitivo de una de las tres ramas del trípode vital de Bichat.
Sistema respiratorio
Una parada respiratoria puede ser debido al tipo neurológico, el tipo muscular y el tipo mecánica. Una asfixia, por el contrario, puede deberse a la falta de oxígeno en el ambiente (humo, gases tóxicos, etc), secreciones en las vías aéreas (edema pulmonar, laringoespasmo), interferencia en la respiración por depresión del centro respiratorio (fármacos o traumatismo torácico) e interferencia con la circulación (infarto de miocardio, envenenamiento por monóxido de carbono y shock eléctrico).
Sistema cardiovascular
El fin de la circulación de la sangre en el organismo lleva unas consecuencias que pueden mostrarse por múltiples medios:
- Decoloración de la piel.
- Pérdida de temperatura (no se debe confundir con el enfriamiento cadavérico).
- Inexistencia de pulsos.
- En la piel, las mucosas también pierden su coloración.
- La exploración del polo anterior los ojos. Esta requiere algún mínimo de experiencia.
- Observación de las alteraciones en el fondo del ojo con el oftalmoscopio.
En este caso, se deben destacar dos signos que siguen estando en pleno uso como son:
- La transiluminación: mediante una linterna con puntero permite comprobar que el rojo intenso que se muestra en una persona con transiluminación desaparece en el cadáver.
- La provocación de estasis vascular periférica: se coloca una goma elástica en la base de un dedo. Si hay circulación, se visualizarán inmediatamente diferencias de coloración a un lado y otro de la goma. Esto no pasará si la circulación ha llegado a su fin.
Corazón
Un método accesible y utilizado por todo médico es la auscultación cardiaca. Revelará cualquier signo en los tonos. Hay un escalón más alto en cuanto a complejidad, que es la de hacer un electrocardiograma. Se debe manifestar plano o con una línea isoeléctrica. Otro método clásico es la cardiopuntura o la llamada akeidoperirastia de Middeldorf que permite ver las oscilaciones del extremo exterior de la aguja y administrar fármacos.
Sistema nervioso
La demostración del fin de sus funciones implica un diagnóstico de muerte cierta. Entre ellas se encuentran la función central y la periférica (fin de contracción muscular vital como la contracción de las pupilas).
Diagnóstico tanatológico
A partir de los cambios que iban sucediendo en el cuerpo de un cadáver, como consecuencia se expuso unos signos y técnicas para comprobar que en realidad esa persona había fallecido. Unas estaban basadas en el cambio de pH y otras comprobaban el fin de las reacciones de oxidación y reducción, fundamentales para la vida.
Fenómenos cadavéricos
- Lividez: es el cambio de la percepción del color de la superficie del cadáver, provocado por el fin de la circulación sanguínea.
- Deshidratación: el signo más perceptible es la perdida de la transparencia de la córnea debido a la perdida de líquidos y a la falta del reflejo de parpadeo.
- Enfriamiento: es la pérdida inicial de temperatura debida al fin de la circulación sanguínea. Es visible casi de inmediato y se podrá constatar la temperatura corporal al igualarse con la ambiental.
- Rigidez: tras un estado de flacidez muscular después del fallecimiento, la rigidez aparece en todos los músculos.
Medicina forense
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