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Para los japoneses la palabra crisis (危機=kiki) está compuesta por los caracteres 危= “peligro” y 機= “oportunidad”. Esto aporta la entrada al cambio de paradigma que se propone para la finalización de conflictos. Está claro que el peligro está, que la situación de lucha es inevitable, pero lo que, realmente aporta, es el segundo kanji: 機= “oportunidad”. Para poder mediar en los conflictos del aula hay que hacer un proceso personal de crecimiento interior.

No se trata de conocer técnicas que aparecen en internet. Se trata de poner el foco en mí mismo/a y en cómo me afecta esto que pasa. Independientemente de que yo esté implicado en el conflicto o no, necesito responder a estas preguntas:

  • ¿Qué oportunidad se me presenta con este conflicto?
  • ¿Qué me acerca de mi pasado este conflicto?
  • ¿Me enseña con esta crisis?
  • ¿Qué sucede dentro de mi cuerpo?
  • ¿Qué emociones se despiertan?

Partimos de que el único ingrediente que está en todos los conflictos que me suceden soy yo mismo/a. Conocer cómo me comporto, los porqués, lo que me despiertan las reacciones de los otros, etc., es un material ideal que me da información del conflicto en mí.

¿Qué elementos intervienen en un conflicto?

En los conflictos hay tres partes: la intrapersonal, la interpersonal y el proceso. Aunque las expliquemos por separado por razones didácticas no se dan la una sin la otra y viceversa. De alguna forma todo sucede al mismo tiempo. La persona, el problema y el proceso añaden ingredientes y dificultades al entendimiento. Vamos a desarrollar cada parte de manera detallada.

Parte intrapersonal del conflicto: La persona

La persona, cada persona implicada aporta sus propias complicaciones y visiones. Habría que multiplicar lo bueno o malo que aporte una persona por el número de individuos que estén sumergidos en el problema.

El autoconcepto

Cada persona tiene una “mochila” invisible donde guarda todo tipo de cosas. En ella guardamos cómo nos quisieron, guardamos estrategias utilizadas, guardamos heridas que no sanan, guardamos traumas, guardamos cuidados, guardamos nuestros secretos, guardamos nuestras pasiones, guardamos nuestras mentiras, guardamos miedos e incompetencias de pasado, etc. En ocasiones pasa que, sin buscarlo, empiezas a regañar de la misma forma que tu madre y pensarás que “mira que juré y perjuré que nunca regañaría así a mis hijos”.

Es un espacio muy personal e íntimo que nos acompañará siempre y que influye en nuestro comportamiento en los conflictos. Puede ser que la “mochila” que traemos con nosotros sea muy pesada y sería un buen compromiso intentar aligerar el peso todo lo posible. Para ser un buen mediador debemos dejar fuera aquellas cosas que sobran en nuestra mochila. Este ejercicio de “soltar” lo que no necesitamos nos vendrá muy bien. La mochila llena de aciertos y errores nos configura cómo nos relacionamos con el entorno.

Habrá que elegir las cosas que merecen ser conservadas y las cosas que debemos dejar caer porque ya cumplieron su función. Como dice José María Toro: “Las hojas no caen, se sueltan… Siempre me ha parecido espectacular la caída de una hoja. Ahora, sin embargo, me doy cuenta de que ninguna hoja “se cae” sino que llegado el escenario del otoño inicia la danza maravillosa del soltarse.

Cada hoja que se suelta es una invitación a nuestra predisposición al desprendimiento. Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad, y profundo de sabiduría: la hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vacío del aire, sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación.”

Mi búsqueda de poder

Otra cosa que está presente en cada conflicto es nuestra forma de luchar por el poder. Todos buscamos tener el control del entorno o seducirle de la suerte que sea para tener poder. El poder sobre los demás es un deseo humano que está arraigado en la humanidad desde sus inicios. Es muy importante tomar conciencia de esto para simplificar los conflictos.

Existen tres maneras reconocidas: quiero llevar el control del conflicto desde el agresor/a; quiero llevar el control del conflicto desde la víctima (masculina o femenina); y quiero llevar el control del conflicto desde el cuidador/a.

Otro aspecto que me acompaña en cada conflicto y que es consecuencia de todo lo anterior, son mis cuatro tendencias de respuesta: mi tendencia a protegerme, mi tendencia a adaptarme, mi tendencia a dar más valor a la realidad y mi tendencia a dar más valor a la posibilidad. Estas formas están grabadas por defecto en mi “sistema operativo” y ejecutan subprogramas que, casi sin darme cuenta, provocan protección, adaptación, pro-realidad o pro-posibilidad.

Parte interpersonal del conflicto: El entorno

El otro ingrediente que existe en el conflicto es el entorno. Es de suma importancia estudiar, comprender y profundizar en la relación de cada una de las partes con el entorno que sostiene el conflicto. El aula es un sistema abierto que, de manera simultánea, se alimenta del entorno (clase, centro, barrio, ciudad, etc.) para su proceso de toma de decisiones y, a la vez, influye en el entorno aportando nuevas formas de resolución de conflictos que antes no existían.

Todos los sistemas autoorganizados: biológicos (células, manada de leones), sociales (naciones, instituciones), artificiales (ordenadores, termostatos) y naturales (huracanes, estrellas), tienen unas características comunes:

  • Totalidad: el sistema trasciende las características individuales de sus componentes.
  • Entropía: tiene identidad.
  • Sinergia: todo cambio en alguna de las partes afecta a todas las demás.
  • Finalidad: comparten metas usuales.
  • Equifinalidad: sus modificaciones son independientes de las condiciones iniciales.
  • Equipotencialidad: unas partes asumen las funciones de las partes extinguidas.
  • Retroalimentación: se relacionan y reaccionan frente al medio en el que viven.
  • Homeostasis: se puede definir por su tendencia a mantenerse estable.
  • Morfogénesis: también se define por su tendencia al cambio.

Existen dos tipos de sistemas:

  • Sistemas abiertos: mantienen unas fronteras abiertas con el resto de los sistemas.
  • Sistemas cerrados: apenas comparten intercambio de energía e información su medio más amplio.

Este sistema abierto que es un aula tiene referentes validadores o invalidadores que son constantes en todos los conflictos. Independientemente del sitio donde se dé el conflicto, existen personas presentes que son importantes para las partes que están en el conflicto, son los referentes.

Parte del proceso del conflicto

Cuando ponemos el foco de nuestro análisis en el proceso del conflicto podemos detallar tres aspectos: la historia del proceso con las causas que lo han provocado, el tiempo transcurrido desde el origen y la intensidad del conflicto.

  • Historia del proceso: la información que nos da la historia de lo que ha pasado hasta ahora, nos puede aportar pistas interesantes para desliar la madeja del problema.
  • Tiempo transcurrido desde el origen: el tiempo que lleva el conflicto es otra pista interesante para conocer desde que “pasó lo que pasó”. No es lo mismo una disputa del recreo que un acoso de un compañero que empezó hace varios años.
  • Intensidad del conflicto: la intensidad es otro dato a tener en cuenta. Esta puede ir en relación directa con el dolor recibido, a más daño, más intensidad. Por otro lado, la intensidad también se puede aprender en casa, en la familia, en la raza, en la cultura, en el país, etc.

Conflictos en el aula

Dentro de las múltiples tareas que llega a tener el educador, una de las que deberá enfrentar con mayor tacto es la de los conflictos. Esta situación puede presentarse en cualquier etapa educativa del alumno, incluso en su adultez. Siempre podemos encontrar toda clase de problemas y discusiones que pueden convertirse en barreras para el correcto desarrollo del alumnado, aunque no estén directamente implicados.

TECH Universidad Tecnológica ha diseñado un amplio portafolio educativo dedicado al profesional moderno. En el caso de su Facultad de Educación se pueden hallar especializaciones tales como el Máster en Cooperación Internacional para el Desarrollo de los Pueblos y el Máster Didáctica de la Historia del Arte en Secundaria y Bachillerato. Sin embargo, para aquellos profesionales que buscan dominar el campo de la medicación en situaciones complejas, no cabe duda que su mejor elección será optar por el Máster en Mediación y Resolución de Conflictos en el Aula.

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