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La formación educativa en la planificación y periodización del entrenamiento deportivo tradicionalmente ha estado basada en modelos cientificistas provenientes de la era industrial, basados en construcciones ideológicas, con enfoques exclusivamente fisiológicos y biomecánicos, y con características mecanicistas provenientes de las corrientes fuertemente influenciadas por el taylorismo. Es aquí donde se hace relevante conocer a fondo las variables de la programación.
Ahora bien, las estrategias basadas en respuestas predictivas, análisis lineales y reduccionistas no funcionan en un ambiente cambiante, incierto e impredecible, como lo es el mundo de la preparación física y el rendimiento. Se deben plantear las estrategias de planificación y periodización bajo el marco de los sistemas complejos en donde la incertidumbre y el cambio representan el día a día en la toma de decisiones.
Precisión vs. significancia y contextualización de las decisiones
En este marco, un principio básico es comprender la importancia de la significancia vs. la precisión. Cuanto más aumenta la complejidad, la precisión pierde significancia y el significado pierde precisión. La motivación y predisposición para el entrenamiento, las evaluaciones y el rendimiento son fuente de incertidumbre, no son estados constantes y predecibles, por lo tanto, se debería intentar ser más significante que preciso, porque, de hecho, sería casi imposible poder lograr esto último bajo las condiciones del mundo real o lograrlo representaría un gasto ineficiente de recursos.
Saber dónde se está parado es importante para contextualizar las decisiones. En este sentido, es necesario tener bien en claro la diferencia entre los contextos certeros, riesgosos e inciertos, ya que, dependiendo de cada uno, demandará diferentes tomas de decisiones. Si se toman las estrategias de planificación contemporáneas (influenciadas por el taylorismo), se notará que consideran que la preparación física está inmersa en un contexto riesgoso, en donde la probabilidad de los eventos es conocida y con herramientas matemáticas se puede calcular la mejor opción. Nada más alejado de la realidad, ciertamente.
El mundo real tiene más características de un contexto complejo e incierto, simplemente no se puede determinar y supervisar todos los resultados posibles, sus probabilidades y costos; si bien, puede predecirse el promedio de los efectos y su dirección con determinada intervención, no se puede predecir con detalle los valores exactos. Y entonces ¿cómo actuar en los contextos complejos? Para ello, existen conocimientos previos que se pueden tomar como puntos de partida para, a través de iteraciones, ir en búsqueda de un modelo óptimo dentro de este contexto mismo. Esto demandará prueba y error, el uso de heurísticas y enfoques satisfactorios (suficientemente buenos).
De las generalizaciones, mapas y modelos
Muchas veces las generalizaciones son mal vistas desde una actitud defensiva de justificar y excluir para bien, o para mal, bajo el pretexto de la individualidad de las personas o eventos. Esto es parcialmente correcto. Es cierto que no todas las personas son iguales y responden de maneras diferentes ante eventos similares, pero en el “arte de la planificación”, partir de generalizaciones puede ser una muy buena idea, ya que al trabajar con varias personas a la vez la opción de escapar de las generalizaciones, desde un primer momento, puede representar un gasto ineficiente de energía y recursos (sesiones completas dedicadas a evaluar o planificar individualmente).
Concretamente, esto significa que ante un grupo etario se deben asumir como ciertas las características propias del mismo. Por ejemplo, al trabajar con mujeres se debe pensar que todas las mujeres son menos fuertes que los hombres. Este constructo será el punto de partida y la intervención, en principio, deberá respetarlo, pero inmediatamente deberá ser actualizado a través de la evaluación continua y de las iteraciones de la planificación.
De este modo, se debe ajustar, o no, la intervención, pues de pronto se puede estar ante una mujer que es incluso más fuerte que el promedio de los hombres y consecuentemente este constructo perderá valor y la intervención deberá ser redirigida. Esta estrategia permite ahorrar tiempo y energía y, sobre todo, avanzar mientras se va conociendo y aprendiendo de las personas.
Casualmente, todas estas generalizaciones y las estrategias de intervención provienen de modelos y mapas creados para simplificar el entendimiento de la realidad. Para orientarse en un mundo complejo, se generan representaciones de la realidad o representaciones del mundo real. La analogía del “pequeño mundo y el gran mundo” puede explicarlo perfectamente.
Ontología y fenomenología
Los campos de la fisiología y la biomecánica han tenido el monopolio en la definición de las capacidades (cualidades físicas o capacidades biomotoras). Además de los métodos de intervención, bajo un enfoque objetivo y analítico. De hecho, la implementación en el campo de estos enfoques se los fundamenta bajo la concepción de abordajes imparciales. Pero la realidad dista mucho de esto, por el simple hecho de que los humanos se encuentran en un contexto incierto y complejo. Incluso, las personas son la representación más pura de complejidad.
Por lo tanto, no existe ningún enfoque objetivo e imparcial que pueda atender estas condiciones. En ese sentido, un enfoque más apropiado sería el cual adopte una posición fenomenológica y subjetiva. Obviamente, son necesarios los conocimientos anatómicos, fisiológicos y biomecánicos, pero no suficientes. Desde esta monopolización del conocimiento, se asumen modelos causales simplistas. Mismos en donde se asocia un método o zona de entrenamiento que podría conducir a adaptaciones específicas, pero las cosas no son tan simples como parecen.
Primeramente, los individuos manifestarán diferentes fenómenos y demandarán diferentes cualidades; estas serán dependientes de lo que represente su campo de acción (el lugar – entiéndase lugar como el contexto – de manifestación de esas capacidades). Y segundo, asumir esta relación lineal es ignorar la complicada red causal compleja de trasfondo de todas las manifestaciones biológicas.
Desde luego que estos enfoques representan modelos del pequeño mundo y se deben tomar como punto de partida. Entre tanta variedad, algunos serán más confiables y útiles que otros (estudios científicos, métodos probados, etc.). Se debe hacer uso de ellos para la experimentación y actualización del proceso, sin dejar abstraer bajo la falsa promesa de la objetividad e imparcialidad.
Planificación iterativa
La planificación iterativa consiste en los procesos iterativos de planificar, desarrollar y revisar. Este debe ser aplicado en diferentes escalas temporales: release, phase, y sprint. Sprint se puede considerar un microciclo, phase se puede considerar mesociclo y release se puede considerar como un macrociclo; para aquellos familiarizados con términos de periodización más contemporáneos.
La diferencia de los términos se debe a que es esencial utilizar la terminología que represente mejor el enfoque de planificación iterativa. Mismos que lo diferencie también de las estrategias de planificación más comunes. En estos marcos temporales, es necesaria la planificación top-down (de arriba abajo) como la bottom-up (de abajo a arriba), a las cuales se las considera complementarias más que contrarias.
- Top-down (de arriba hacia abajo): se refiere a ver una “gran imagen”. Un panorama general, decidir sobre objetivos y estrategias y responder a la pregunta: ¿qué se debe hacer y por qué? Bottom-up (de abajo hacia arriba) se refiere a comenzar con la pregunta: ¿qué se debe hacer ahora y cómo? Se trata de comenzar con aquellos problemas que se tienen al alcance (equipamiento, lugar, nivel de condición física, etc.) más que con una visión (esto es objetivo del top-down).
El microciclo, sprint, se ocupa principalmente de qué se puede hacer y cómo (dentro de las limitaciones establecidas en el mesociclo – phase – y macrociclo – release). Para utilizar el enfoque bottom-up, es necesario manejar el concepto MPV (programa mínimo viable). Mismo que es el programa de entrenamiento menos complicado que servirá de vehículo mientras se describe lo que se puede y se debe hacer y cómo lograrlo.
El entrenamiento controlado
Parte de las tareas del profesional en un entrenamiento es el adecuado diseño y estructuración de un plan deportivo adaptado a su alumnado. Estos conocimientos que permiten realizar esta tarea no son adquiridos fácilmente; a través de muchos años de experiencia el profesional podrá lograr su objetivo. Sin embargo, muchos profesionales de este campo buscan el camino rápido y efectivo para lograr adquirir estos conocimientos. Aquí la especialización académica juega un papel crucial para el desarrollo de ello.
TECH Universidad Tecnológica se posiciona actualmente como la mayor Universidad virtual del mundo. Dentro de la misma se encuentran diferentes facultades dedicadas a cada uno de los campos profesionales. Su Facultad de Ciencias del Deporte, por ejemplo, oferta programas tales como el Máster en Entrenamiento Personal Terapéutico y el Máster en Yoga Terapéutico. Sin embargo, para aquellos profesionales que buscan dominar el campo del entrenamiento como terapia, no cabe duda que su mejor decisión será optar por el Máster en Entrenamiento de Fuerza para el Rendimiento Deportivo.