Para comprender en qué situación se encuentra una empresa, es preciso conocer en profundidad el contexto económico y financiero sobre el que se sostienen las diferentes áreas, ya que si fallan las finanzas corporativas ningún departamento podrá ser sostenible. Hoy en día, es inevitable que toda empresa sea parte del entorno financiero, ya que estas tienen necesidades a corto, medio y largo plazo, tanto para inversiones como para financiación.

El entorno financiero de la empresa

A medida que la sociedad ha progresado el sector financiero lo ha hecho en paralelo. Con la globalización, el abanico de opciones de inversión y financiación a las que las corporaciones pueden acceder aumentó radicalmente.  

Cuando una empresa acude al sector financiero, lo hace con el fin de conseguir los medios necesarios para empezar los proyectos, ya sea como inversión o financiación. Pueden utilizar los ahorros que tienen en la entidad bancaria a la que se encuentran afiliados o realizar una inversión a un fondo con el objetivo de conseguir una remuneración en un futuro. El entorno financiero de una empresa está formado por bancos, entidades de crédito y mercados financieros.

Organización empresarial

La figura de la sociedad mercantil ha adquirido cada vez mayor relevancia económica en el entorno financiero. Este término sugiere un doble sentido: por un lado, dos o más personas crean un fondo patrimonial común donde parten entre sí las ganancias que se obtengan del trabajo realizado por la organización; por otro lado se le otorga a la empresa las capacidades jurídicas necesarias para actuar en nombre y en interés de la alianza.

Hay diversos tipos de sociedad en función de distintos criterios:

• Sociedades personalistas y capitalistas: según el nivel de independencia que tiene la sociedad frente a los socios.

Son personalistas las sociedades en las que todos los socios responden en su totalidad a las deudas sociales. En cambio, para las capitalistas, los socios responden a las deudas únicamente hasta el límite del aporte monetario individual.

• Sociedades externas e internas: si la organización está formada adecuadamente para realizar sus funciones sin intervención de los socios.

Las sociedades internas controlan todo en privado, cada socio contrata en su propio nombre frente a terceros. Por el contrario, en las sociedades externas hay carencia de personalidad jurídica y se rigen por la comunidad de bienes o la sociedad civil.

• Sociedades abiertas y cerradas: las abiertas son aquellas en donde los socios no administran la sociedad, sino es contralada por un profesional externo. En las sociedades cerradas los propios socios gestionan directamente la organización.

• Sociedades civiles y mercantiles: se distinguen por la naturaleza de su objeto según el Código de Comercio español citado en el artículo 122. Los tipos más comunes son:

  • Sociedad anónima: su capital está representado en acciones y sus socios no responden personalmente de las deudas sociales.
  • Sociedad de responsabilidad limitada: su capital se divide en actividades que no pueden denominarse acciones. Los socios no responden a las deudas sociales.
  • Sociedad colectiva: todos sus socios están obligados a responder con todos sus bienes frente a terceros y a hacer frente a las deudas de la gestión social.
  • Sociedad comanditaria simple: es personalista, aunque en menor medida que la colectiva. En ella coexisten dos tipos de socios: colectivos, que responden a todo compromiso, y comanditarios, que aportan solo monetariamente.
  • Sociedad comanditaria por acciones: el capital se encuentra dividido en acciones, de las cuales son titulares los socios comanditarios.

El objetivo financiero de la empresa

La clave de las finanzas es aumentar la rentabilidad y controlar el riesgo, por eso los objetivos deben centrarse en los siguientes pilares: liquidez, solvencia, financiación óptima, inversión óptima y maximizar los beneficios a los propietarios.

Cuanto mejores sean las decisiones tomadas por el administrador financiero de la corporación, más valdrán las acciones: ese es el objetivo del administrador. En caso de ser administrador de una empresa sin acciones, la clave está en maximizar el valor de mercado del capital de los propietarios.

Las necesidades financieras de la empresa

Las necesidades se encuentran orientadas hacia la inversión, la financiación, la solvencia y la liquidez:

• Inversión: se sacrifica el consumo en el presente para obtener un mayor rendimiento en el futuro.

• Financiación: la necesidad monetaria que se requiere para poder operar.

• Solvencia: capacidad que tiene una empresa para cumplir con sus obligaciones.

• Liquidez: convertir los activos de una empresa en efectivo.

Estos términos son vitales para que, mediante un balance de situación, la organización conozca su situación en determinados momentos.

La solvencia de una empresa viene dada por su capacidad de generar los recursos suficientes para pagar con puntualidad. En este sentido, observando el balance, es posible ver si se es solvente a corto plazo y si su activo corriente es mayor a su pasivo corriente.

• Activo no corriente + Activo corriente = son los bienes y compromisos que tiene la empresa. Donde se invierte el dinero y la remuneración de estos.

• Activo corriente: activos que se venden al realizar en el ciclo normal de explotación (no excederá de un año).

• Activo no corriente: son los demás elementos del activo como el inmovilizado intangible, el material, etcétera.

• Patrimonio neto + Pasivo no corriente + Pasivo corriente = Patrimonio neto + pasivo. En esta columna se encuentra de donde ha salido la financiación.

Con un simple estudio al balance de situación es posible saber si la empresa tendrá problemas en corto o mediano plazo.

El papel de la dirección financiera

Habitualmente el administrador toma las decisiones en la organización, es el que representa la empresa y sobre él recaen las responsabilidades que existen frente a terceros. Bajo su mando se encuentra la planificación financiera, contabilidad y tesorería.

El administrador tiene que marcar la dirección financiera de la empresa teniendo en cuenta estos aspectos.

• Presupuesto de capital: dinero destinado a las inversiones a largo plazo. Se debe tener claro cuál es el activo que más le conviene a la empresa, las inversiones más prioritarias y cuáles aportan mayor valor a la empresa. La inversión que se realice debe costar menos de lo que se ganará por la máquina. Para eso, es importante conocer:

  • Los rendimientos generados: saber con la mayor claridad posible qué rendimientos generará el activo.
  • El tiempo de generación: conocer cuándo se recuperará la inversión.
  • El volumen: tener en cuenta el valor de la inversión.
  • El momento: elegir bien el momento a la hora de realizar las inversiones.
  • El riesgo: analizar el capital de manera minuciosa porque pueden ser riesgoso para la organización.

• Estructura de capital: conocer el grado de financiación a largo plazo y saber cuánto será, con deuda o con recursos propios. Hay que tener en cuenta el porcentaje a financiar por los socios, el que llega de manera externa y las condiciones de la financiación (cantidad, cuotas, interés, plazo, comisiones, entre otros).

• Administración del capital de trabajo: activos que se emplean en las actividades diarias de la empresa (existencias, efectivo, financiación a clientes, etc.)

Para saber gestionar las finanzas de manera adecuada es preciso contar con profesionales altamente cualificados. Con el Máster en Finanzas Empresariales de TECH, lograrás obtener importantes beneficios para la empresa a corto y largo plazo.

Si deseas seguir creciendo profesionalmente como asesor fiscal especializado en multitud de ámbitos, el Máster en Asesoría Financiera te ofrece las herramientas para destacar en tu medio. Así mismo, con el Máster en Auditoria de Cuentas podrás utilizar la metodología y herramientas que emplean los auditores en el control en la óptima gestión de las finanzas de una organización.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *