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En el campo de la oftalmología, en particular en el estudio y la cirugía de la retina, es fundamental conocer el desarrollo histórico de la comprensión de la retina, sus patologías y tratamientos. Así que en este artículo daremos una revisión a la historia de la retina desde la antigüedad hasta nuestros días.
Exploración histórica de la retina
El término retina
El término retina viene de la palabra latina rete, que significa red. Este término nace del médico griego de la Escuela de Alejandría Herófilo de Calcedonia, quien comparaba la retina con una «red que rodea al pescado», idea que Galeno copió y tradujo al latín. Avicenas aceptó el concepto llamándolo rescheth (parecido a una red) comparándolo con el hecho de que la retina rodea al vítreo y al cristalino como una red rodea a los peces recién pescados.
La palabra «retina» ha sido usada hasta la actualidad en el idioma inglés y en todas las lenguas romances. Es curioso que en otros idiomas como el alemán o el ruso se empleen, asimismo, palabras derivadas de “red”. Durante la Antigüedad se consideraba que el receptor visual de las imágenes era el cristalino y que la retina era solo una membrana rica en vasos sanguíneos que lo alimentaba y que, además, transportaba el «espíritu visual» hacia el nervio óptico. Los esquemas del ojo que ofrecieron Demócrito, Aristóteles, Celso o Galeno en la Edad Antigua y aquellos autores, generalmente árabes (Rhazes, Avicenas y Alhacen, entre otros), que durante la Edad Media se centraron en el cristalino, al que solían colocar en el centro del globo ocular.
Interés histórico por el estudio de la retina
El interés por la retina era relativamente pequeño, aunque a Galeno le llamó la atención sus semejanzas con el tejido cerebral y a Averroes que el fotorreceptor fuera la retina y no el cristalino. Las ideas de este último no fueron seguidas por nadie. De este modo, en la Edad Moderna, estudiosos de la anatomía ocular como Leonardo Da Vinci, Vesalio o incluso Chistofurus Scheiner −quien mostró el mejor esquema ocular hasta aquel momento−, siguieron considerando el cristalino como órgano receptor. En la primera década del siglo XVII, Kepler demostró a través de sus estudios ópticos, que las imágenes se forman en la retina, por lo que esta debía ser el tejido fotorreceptor.
En la segunda mitad de siglo XVII, Guillermo Briggs encontró una estructura fibrosa en la retina y sugirió la teoría de que los rayos de luz producen un movimiento vibratorio de las fibras que, a través del nervio óptico, transmite las imágenes al cerebro. Ya en 1684, Leeuwenhoek, por medio de un microscopio que él mismo había fabricado, describió formaciones globulares, probablemente los conos y bastones, en la retina de la rana. Aun así, ni Kepler, ni Briggs ni Leeuwenhoek tuvieron seguidores.
A principios del siglo XVIII, Morgagni planteó que las fibras del nervio óptico eran precedidas por las de la retina. Este concepto lo apoyaría Zinn a mediados del mismo siglo, al encontrar, además de las fibras radiales, células globulares y una red fibrilar de sostén. A finales del siglo, Buzzi en Milán y Soemmerring en Gottingen, por separado, describen la fóvea: el primero la describió como un punto adelgazado y el segundo como un agujero rodeado por un reborde amarillo y sin vasos, al que supuso como responsable de la mancha ciega descrita por Mariotte en 1668.
Historia de la retina desde el siglo XIX
Ya en 1835, el alemán Gottfried Treviranus, gracias a la fijación alcohólica, fue capaz de dibujar los primeros esquemas de cortes transversales de la retina. Mostró un complejo sistema de capas al que, sin embargo, malinterpretó, cometiendo muchos errores como confundir las células ganglionares con los fotorreceptores. Usando ácido crómico como fijador, Kolliker y Muller describieron por primera vez la estratificación esencial de la retina, su sistema de sostén y la prueba de que los conos y bastones son los fotorreceptores. No obstante, pensaban que las fibras cruzaban todo el espesor de la retina desde estos y continuaban por el nervio óptico sin interrupción.
Por su parte, el sistema de tinción ideado por Golgi (1873) le permitió separar una neurona de otra, pero no individualizar las fibras nerviosas que, con dicha tinción, formaban una red interconectada en todo el sistema nervioso y, por tanto, en la retina. La teoría neuro-sincitial de Golgi fue seguida por muchos autores, incluso hasta después de la muerte de Ramón y Cajal en 1934. En 1889, este último presentó en el Congreso de la Sociedad Anatómica de Berlín, los estudios que demostraban su teoría de la despolarización dinámica de la neurona, formulada dos años después: el impulso nervioso sigue la dirección dendrita, cuerpo de la neurona, axón, dendrita o cuerpo de la siguiente neurona, conectando una neurona con otra a través de sinapsis. Ramón y Cajal también estudió la retina e identificó las clásicas 10 capas.
Los trabajos del croata Stephen Polyak (1941-1957) con retinas de primates y humanos, llevaron prácticamente a la concepción actual de esta, solo mejorada por las observaciones con microscopio electrónico.
Tratamiento por vitrectomía
Desde que Von Graefe extrajera un cuerpo extraño con unas pinzas a través de pars plana y cortase membranas vítreas con agujas de discisión, los autores que actuaron de una u otra forma sobre el vítreo han sido muchos. Lo mismo que hizo Von Graefe lo hicieron Bull (1888), Michaelson (1960) y Dodo (1964).
La época moderna de la cirugía vítrea se inicia con Kasner, quien desarrolló la vitrectomía «a cielo abierto» como consecuencia de sus observaciones en traumatismos oculares. Observó que el ojo tolera bien la pérdida parcial del vítreo y su sustitución por suero fisiológico. También pudo saber que la incarceración del vítreo en la herida después de un traumatismo, la cirugía de la catarata o una queratoplastia son responsables de complicaciones como inflamación, desviaciones pupilares, desprendimiento de retina o edema macular.
Tratamiento por láser
Ya en la Antigüedad Clásica se conocía el efecto nocivo que podía tener la luz solar sobre los ojos. Sócrates aconsejaba observar los eclipses solares cuando se reflejan en un estanque. Bonetus describió por primera vez un escotoma central originado por mirar un eclipse. Deutschmann, en 1882, mediante espejos y lupas, produjo lesiones de retinitis en la retina de algunos conejos.
En 1949, Meyer−Schwickerath fabrica un instrumento con un telescopio y un oftalmoscopio de imagen invertida (espejo cóncavo), con el que consigue fotocoagular retinas humanas al concentrar la luz solar. Mayer fracasó con los arcos de carbono, pero fue capaz de fabricar el primer fotocoagulador de arco de xenón −montado en un oftalmoscopio de imagen recta− en 1956. Los impactos que originaba eran muy grandes, lo que favorecía a la retina periférica, pero no tanto la mácula. Este tipo de fotocoaguladores de xenón se usaron hasta finales de los años 70 y principios de los 80 para hacer panfotocoagulaciones, sellar desgarros o tratar lesiones vasculares, coriorretinitis o tumores en la periferia.
Tratamiento quirúrgico de la retina
En el desarrollo reciente de la historia de la retina, se han encontrado novedosas formas de tratamiento quirúrgico como vitrectomías sin sutura o cirugías por láseres subumbrales. Estas técnicas se acompañan de hallazgos médicos y una mejor comprensión de las estructuras del ojo. En TECH Universidad Tecnológica hemos diseñado el Máster en Patología y Cirugía de la Mácula, Retina y Vítreo. Un programa de primer nivel que te permitirá actualizar tus conocimientos en la materia e implementarlos en tu práctica diaria.
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