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Las infecciones congénitas son infecciones de virus o parásitos que se transmiten de la madre gestante al feto. Su correcto diagnóstico, así como un tratamiento oportuno, son muy importantes a la hora de lograr un buen pronóstico tanto para la madre como para su hijo. En este artículo veremos dos infecciones congénitas emergentes: la enfermedad de Chagas congénita y la infección congénita del virus Zika.

Enfermedad de Chagas congénita

Una de las infecciones congénitas emergentes más importantes es la enfermedad de Chagas congénita. La enfermedad de Chagas o tripanosomiasis americana es de origen parasitario y endémica en 21 países de Sudamérica producida por Trypanosoma cruzi. Entre sus características principales encontramos que:

  • Aproximadamente entre 16 y 18 millones de personas están infectadas.
  • Alrededor de 100 millones (aproximadamente 5 % de la población latinoamericana) está en riesgo de contraer la infección.
  • Los países con mayor prevalencia son Bolivia (80 %), Argentina, Paraguay, Ecuador, El Salvador y Guatemala.
  • Se estima que el riesgo de transmisión vertical es de aproximadamente entre 1 y 10 %, siendo en España en torno al 2 %.

Las vías de transmisión de la enfermedad de Chagas son:

  • Vectorial: por las heces infectadas del Trypasonoma cruzi, insecto hematófago de la subfamilia Triatominae (chinches).
  • Hemoderivados y trasplante de órganos.
  • Oral.
  • Vertical de madre a hijo:
    • Puede ocurrir dentro del útero o intraparto, desconociéndose la frecuencia de una y otra.
    • La transmisión a través de la leche materna es muy poco frecuente, por lo que la lactancia no está contraindicada. En fase aguda de la enfermedad, en la que el riesgo de transmisión es mayor, se recomienda la pasteurización de la leche materna para inactivar el parásito.

Sintomatología

  • La mayoría de RN con infección congénita son asintomáticos (>80 %).
  • Los síntomas más frecuentes son: fiebre o hipotermia, visceromegalia, linfadenopatía, anemia, ictericia, bajo peso y distrés respiratorio.
  • Son síntomas menos frecuentes: meningoencefalitis, neumonitis miocarditis, sepsis y exantema cutáneo.
  • La infección se asocia con la ruptura prematura de membranas y parto prematuro, bajo peso al nacer y menor perímetro cefálico.

Diagnóstico

El diagnóstico de la enfermedad de Chagas en gestantes mediante pruebas serológicas es muy importante para establecer un diagnóstico y un tratamiento precoz. Mediante estas pruebas, se puede:

  • Detectar posible transmisión congénita.
  • Realizar el seguimiento serológico en recién nacido (RN) durante el primer año de vida.

Se ha de investigar la enfermedad de Chagas en mujeres gestantes procedentes de países con alta prevalencia o que hayan viajado a los mismos y se hayan expuesto a zonas de riesgo de infección, como las chozas con paredes de barro y techos de palma, típicas del medio rural. En estas gestantes está indicado realizar serología frente a Trypanosoma cruzi, que, en caso de ser positiva, se tendrá que confirmar mediante otra técnica serológica.

Tratamiento

  • Iniciar tratamiento en todos aquellos casos diagnosticados de infección congénita por Trypanosoma cruzi.
  • El inicio de un tratamiento de manera precoz (antes del primer año de vida) permite una tasa de curación > 90 % de los casos y pocos efectos secundarios.
  • Tratamiento etiológico de primera elección: Benznidazol vía oral.
  • Se recomienda iniciar el tratamiento con la mitad de la dosis y si en 72 h (o una semana en neonatos de bajo peso) no hay alteraciones en el hemograma, administrar la dosis completa mediante el ascenso progresivo de la misma.
    • Dosis completa: < 12 años y RN (incluyendo prematuros o de bajo peso): 8-10mg/kg/día V. O. en 2 dosis. > 12 años: 5-7 mg/kg/día V. O. en 2 dosis.
    • Duración del tratamiento: 60 días.
  • Otros fármacos frente a la enfermedad de Chagas: Nifurtimox, en tanto que alternativa en caso de no tolerancia al Benznidazol.
    • Dosis: 15-20 mg/kg/día en 4 dosis, durante 90 días.
  • Otros fármacos en fase de ensayo clínico: Posaconazol, Proravuconazol, Iraconazol, inhibidores de la cisteína-proteasa, inhibidores del metabolismo del pirofosfato y los inhibidores de la síntesis y del metabolismo del Tripanotión.

Infección congénita por virus Zika

La enfermedad por virus Zika es producida por un virus transmitido por la picadura de mosquitos del género Aedes. Las tasas de hospitalización son bajas, ya que las infecciones son generalmente asintomáticas y las manifestaciones clínicas evolucionan, en general, sin complicaciones graves. En los últimos años ha pasado a ser una entidad clínica importante como causante de infecciones congénitas emergentes de gravedad.

Situación epidemiológica

Hasta la fecha no hay pruebas de transmisión del virus de Zika en Europa y los casos importados son raros. No obstante, durante los últimos años, ha habido infecciones importadas en varios países como Australia, Alemania, Canadá, Japón, Holanda y en la tercera semana de enero de 2015 ocurrieron dos casos en Cataluña. En Europa existen diversas especies autóctonas de Aedes spp. En Barcelona, España, Aedes albopictus se identificó por primera vez en 2004 y desde entonces se ha ido extendiendo rápidamente por todo el litoral mediterráneo.

Etiología y transmisión

El virus Zika es un arbovirus del género Flavivirus muy cercano filogenéticamente al virus de Dengue, Fiebre Amarilla, Encefalitis Japonesa o virus del Nilo Occidental. Se diferencian dos linajes: africano y asiático. Se transmite principalmente por la picadura de mosquitos del género Aedes, siendo más eficiente en la transmisión a humanos la especie A. aegypti. Existe evidencia de transmisión vertical a partir de madres infectadas.  Se ha descrito transmisión por vía sexual y por transfusión sanguínea. El virus se ha detectado en sangre, saliva, orina, semen, exudado del tracto genital femenino y leche materna. Hasta la fecha, no se ha encontrado evidencia de posible transmisión a través de la lactancia materna o por contacto con orina o saliva. Por lo tanto, la lactancia materna no está contraindicada.

El periodo de incubación habitual ocurre entre 3 y 12 días, hasta un máximo de 15 días. En humanos, el periodo virémico es corto, entre 3 y 5 días desde el inicio de síntomas, hasta una media de 10 días. En mujeres gestantes puede ser más duradero. Dado que se trata de una enfermedad emergente, la susceptibilidad a la infección se considera universal, pero hasta el 80 % de las infecciones son subclínicas. Una vez expuestos al virus, los individuos desarrollan una inmunidad prolongada.

Síntomas clínicos

  • Las infecciones asintomáticas son frecuentes, se estima que tan solo uno de cada cinco infectados desarrolla síntomas.
  • El cuadro clínico leve está caracterizado por:
    • Febrícula o fiebre moderada.
    • Exantema maculo-papular que se extiende frecuentemente desde la cara al resto del cuerpo.
    • Artritis o artralgia pasajera (principalmente de articulaciones pequeñas de manos y pies).
    • Hiperemia conjuntival o conjuntivitis bilateral.
    • Síntomas inespecíficos como mialgia, cansancio y dolor de cabeza.
  • Complicaciones neurológicas: Se ha documentado la aparición del síndrome de Guillain-Barré en brotes ocurridos desde 2014.
  • En RN de madres infectadas se han descrito microcefalias, especialmente por infecciones adquiridas durante el primer y el segundo trimestre del embarazo, así como un fenotipo de disrupción cerebral secundario a importantes lesiones neurológicas.
  • Se desconoce el riesgo de malformaciones en el sistema nervioso central durante el tercer trimestre.

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