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Uno de los conceptos clave en la terapia familiar es el de familia. Conocer y comprender las distintas formas en que se organizan los grupos de personas para la crianza es importante para lograr la armonía en la comunidad y lidiar con problemáticas como el estrés y los vínculos interpersonales. No hay que ver esta clasificación como un ideal, ni como estructuras fijas, sino como tendencias que la comunidad académica ha encontrado para la terapia familiar. En este post daremos un vistazo a los principales tipos de familia que configuran la sociedad.
La familia conyugal
Cuando la familia es presidida por una pareja (no necesariamente los padres verdaderos) se considerará que en esta combinación ambos desempeñarán las funciones de generar amor, promover esperanza, contener el dolor y pensar. Ante cualquier miembro que cumpla las otras funciones, la pareja reaccionará provocando conflicto de manera de tratar de lograr cierto grado de “equilibrio”, modulando a los demás. Cada miembro circula por la comunidad como representante de la propia familia. Pareciera que la única perturbación imposible de soportar es la muerte de un hijo. En las demás situaciones se encontrará con una familia que puede vincularse proactivamente con la comunidad y sus distintas organizaciones, colaborando en el proceso de educación y/o curación de alguno de sus miembros.
La familia matriarcal
En este tipo de familia la madre se arroga todas las funciones, siendo la figura paterna algo desdibujada. Muchas veces la función paterna es desempeñada mediante una combinación de distintas figuras avunculares (hermanos de la madre) o abuelos. En la relación con las organizaciones comunitarias, este tipo de familia suele depositar las funciones no abordadas por el padre, a veces de manera hostil, dando por supuestas la generosidad y benevolencia de aquellas figuras que representen algún tipo de autoridad. Suelen generar fuertes relaciones de dependencia con los equipos de dichas organizaciones, buscando desarrollar relaciones de intimidad.
Los serios desajustes en el ámbito familiar suelen no poder ser contenidos, buscando que algunas de las funciones pasen a ser cumplidas por fuera de dicho ámbito. Ante las distintas problemáticas educativas o de salud se genera un fuerte lazo de dependencia para con los equipos de las instituciones u organizaciones.
La familia patriarcal
Una atmósfera muy particular se vive en las familias con una fuerte dominancia de la figura paterna, en especial si la madre está incapacitada por alguna enfermedad física o psíquica. Típico de las familias con características violentas, se establece un sistema feudal con el control económico en su centro, del cual los adolescentes huyen rápidamente. Se considera independiente de la comunidad sin reconocer su dependencia, ya que el padre no puede notar cuánto cuidado buscan y obtienen sus hijos de los vecinos, maestros, líderes barriales, clubes, etc. La denigración de la mujer es algo que se nota a simple vista; muchas veces estas cuestiones están atemperadas por un padre que a su vez puede ser abnegado y realmente preocupado por sus hijos.
El padre puede ser capaz de llevar a cabo algunas funciones, especialmente si es un hombre con formación (pensar, promover esperanza), pero la dificultad mayor se encuentra en el generar amor, que con suerte es cumplida por los abuelos. A veces algunos de los hijos pasan a cumplir la función de pensar, por ejemplo, un hijo que es buen alumno en la escuela).
La enfermedad del padre puede traer una gran desorganización a nivel familiar, con la pérdida de límites que, aunque tiránicos, existían. Puede llegarse a la dispersión de todos los miembros. Si bien las funciones que no se cumplen son depositadas en los equipos de las instituciones y organizaciones comunitarias, como existe negación por parte de la figura paterna, esto no es sin conflicto.
La familia pandilla
Cuando el carácter de los padres es pseudo-maduro, las familias tienden a caer fácilmente en el estado narcisista de la pandilla. De no ser acompañados por terapia familiar, seguirán desarrollando sus dinámicas típicas: creen tener siempre razón, tienden a demostrar su “superioridad” y con ello justificar sus acciones. Las funciones familiares suelen ser más “disimuladas” que cumplidas. Los sentimientos de amor son reemplazados por mimos, seducción o indulgencia. El optimismo simulado por alegría maníaca, negando con ello el dolor; el pensar es reemplazado por slogans, clichés, dogmas, catecismo y diferentes formas de esnobismo.
El castigo para sus miembros es la exclusión; asimismo la familia se autoexcluye de la comunidad, aunque toma de ella las ayudas y servicios potencialmente disponibles, a la manera de la “piratería”. toman lo que necesitan, pero no se comprometen ni les importa si a otros se lo quitan. Al tener una gran capacidad para la mentira encuentran ocasiones para explotar los servicios sociales como así el sistema legal (en los resquicios que ellos ofrecen). Se le da gran importancia a la elocuencia discursiva, ya que sirve para falsear la verdad. En el especto de la educación y la enfermedad, se tiene una actitud agresiva hacia la comunidad pretendiendo depredar permanentemente los recursos de la misma (un ejemplo sería tener un hijo en terapia intensiva en el hospital público, y hacer una colecta en el trabajo para pagar el tratamiento… siendo que el mismo es gratuito).
La familia invertida
Se define así cuando los miembros de estas familias están afectados por enfermedades mentales graves, o dominados por perversión sexual o tendencias criminales. La inversión de los valores coloca al grupo familiar en una relación desafiante con la comunidad y sus valores de una forma aisladora que tiende a ser disimulada por su movilidad.
Las relaciones que establecen son claramente predatorias y provocativas, cuando no colusivas (choque) con familias singulares. El juego, la bebida, la promiscuidad, la ingestión de drogas, las perversiones sexuales, el incesto y la agresión, son parte de la atmósfera de la vida familiar. Las funciones prácticamente están ausentes, hay imposibilidad para pensar y tramitar el dolor, imponiéndose dentro de la familia la “Ley del más fuerte”. Con creencias bizarras, supersticiones y delirios caricaturizan la esperanza. En casos como este es muy recomendable el acompañamiento de la terapia familiar.
La familia extensa
Está compuesta por más de una unidad nuclear y frecuentemente esto sucede ya que conviven más de dos generaciones, aunque está basada en vínculos de sangre. Por lo tanto, encontramos, padres, hijos, abuelos, tíos, sobrinos…
La terapia familiar desde la medicina
En la evolución social se han sucedido muchos cambios culturales y de costumbres que han afectado a la tipología de la familia y han motivado la necesidad de la terapia familiar. Por tanto, a día de hoy existen diversos modelos que clasifican los tipos de familia de acuerdo a las circunstancias actuales. En la medicina de familia se estudia y se tratan estas estructuras sociales desde distintos ámbitos, como el diagnóstico, el terapéutico, el clínico y el psicológico. Pensando en ello, desde TECH Universidad Tecnológica hemos preparado el Máster en Terapia Familiar y Estrés para Médicos, con el que potenciarás tus habilidades profesionales de la mano de los mayores expertos, el desarrollo de casos clínicos y el novedoso sistema interactivo de aprendizaje basado en algoritmos.
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