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La vejez es una etapa delicada en el ser humano, y es por ello que la misma debe ser controlada y guiada por profesionales que se encarguen de ello. Las urgencias geriátricas juegan un papel crucial en este ámbito, teniendo en cuenta el nivel de vulnerabilidad con el que cuenta el paciente.

  • Envejecimiento: Proceso de cambio gradual y espontáneo que conlleva la maduración a lo largo de la infancia, la pubertad y los primeros años de la vida adulta, seguida por un declive durante las edades media y avanzada de la vida. Es un proceso dinámico, mantenido e irreversible, en el que el catabolismo (destrucción) supera al anabolismo (construcción) de manera irremediable en la práctica totalidad de nuestros componentes orgánicos. La característica fundamental del envejecimiento estriba en la pérdida progresiva de nuestros mecanismos de reserva, lo que implica un aumento de la vulnerabilidad del individuo.
  • Anciano sano: Persona de edad avanzada con ausencia de enfermedad objetivable. Es independiente para actividades de la vida diaria y no presenta problemática mental o social derivada de su estado de salud. Hablamos de anciano enfermo en el momento que padecen una enfermedad aguda sin otras enfermedades importantes ni problemas mentales ni sociales.
  • Anciano frágil. Es aquel paciente de edad avanzada que presenta una serie de cambios a consecuencia del envejecimiento que le otorgan una pérdida de la reserva fisiológica. Dicho paciente conserva la independencia para las actividades básicas de la vida diaria, pero ante la presencia de un proceso intercurrente está en riesgo de sufrir un deterioro de la capacidad funcional.
  • Paciente geriátrico: se entiende aquel sujeto de edad avanzada con pluripatología y polifarmacia; y que además presente cierto grado de dependencia para las actividades básicas de la vida diaria. Es frecuente que asocie problemas cognitivos o afectivos y la necesidad de recursos sociosanitarios.

Valoración geriátrica integral

El proceso de envejecimiento se asocia a cambios físicos, mentales y sociales que pueden repercutir sobre la capacidad funcional de la persona mayor. Esto ocasionando una pérdida de autonomía y la aparición de dependencia. Por lo que la valoración geriátrica integral (VGI) es una herramienta fundamental en la asistencia al paciente anciano. La VGI es un proceso diagnóstico multidimensional e interdisciplinario. Con este se pretende determinar las capacidades y problemas médicos, psicosociales y funcionales del paciente. Para así elaborar una estrategia interdisciplinar de intervención, tratamiento y seguimiento a largo plazo; todo ello con el fin de optimizar los recursos y de lograr el mayor grado de independencia y calidad de vida.

Tiene como objetivos conocer la situación basal del paciente, mejorar la precisión diagnóstica, evaluar la repercusión funcional de la enfermedad, diseñar planes de cuidados y tratamiento; además de seguimiento de la respuesta al tratamiento, ofrecer la ubicación más adecuada y optimizar el uso de recursos sanitarios y sociales. Y ofrece las siguientes ventajas: mejora la exactitud diagnóstica, la ubicación en el nivel adecuado, la comunicación con la familia y el estado funcional, afectivo y cognitivo reduce la prescripción de fármacos, la institucionalización y el coste de los cuidados médicos, evita los reingreso frecuentes en las unidades de agudos, y prolonga la supervivencia con funcionalidad.

Incluye cuatro esferas: la clínica, la mental, la social y la funcional, que configuran la imagen real del anciano. Los principales medios que incluye son la anamnesis, la exploración física y las escalas de valoración (instrumentos que facilitan la detección y seguimiento de problemas, así como la comunicación entre los diferentes profesionales).

Valoración clínica

Es la más complicada de cuantificar por la peculiar forma de enfermar del anciano. Con una presentación atípica e inespecífica de la enfermedad como por ejemplo: infección sin fiebre o infarto de miocardio indoloro. Debe incluir:

  • Anamnesis: en ocasiones es difícil cuando el paciente es incapaz de suministrar la información necesaria, en estos casos es fundamental la colaboración de un cuidador fiable. Es importante la valoración de la comorbilidad previa, siendo útil el uso de escalas como el Índice de Charlson (anexo). Se interrogará sobre la presencia de alguno de los llamados síndromes geriátricos, que desarrollaremos más adelante.
  • Historia farmacológica: debe ser completa y actualizada para poder detectar síntomas y signos relacionados con efectos secundarios. Lo anterior, dado que el riesgo de iatrogenia en los ancianos es de 3 a 5 veces mayor que en el adulto. Los fármacos con mayor potencial son: diuréticos, antihipertensivos, digital, antidepresivos, neurolépticos y sedantes.
  • Historia nutricional: Interrogaremos acerca de la dieta habitual, el número de comidas al día, el número de alimentos por comida y las dietas prescritas. Relevante la identificación de ancianos en riesgo de desnutrición, en este punto resulta útil la escala Mini Nutricional Assesment, MNA (anexo). Una herramienta simple para evaluar el estado nutricional en la que se recogen índices antropométricos, parámetros dietéticos, evaluación global y valoración subjetiva.
  • Exploración física: No se diferencia a la realizada en el paciente adulto, salvo que implica más tiempo por el mayor número de hallazgos exploratorios.

Valoración funcional

La dependencia funcional a veces es un factor pronóstico más potente que la propia enfermedad. El deterioro funcional agudo se relaciona con la reutilización de los recursos de urgencias y la necesidad de ingreso hospitalario; y con la mortalidad, la discapacidad y la necesidad de institucionalización tras el mismo. La valoración funcional es el proceso dirigido a recoger información sobre la capacidad del paciente. Esto para realizar su actividad habitual y mantener su independencia en el medio en que se encuentra. Las actividades de la vida diaria se clasifican en:

  • Básicas: aquellas que se relacionan con el autocuidado (comer, control de esfínteres, uso del retrete, aseo personal, vestirse, bañarse) y con la movilidad (transferencias, deambulación). Las escalas más utilizadas para su valoración son la escala de Katz, el Índice de Barthel, la escala de incapacidad física de la cruz roja (anexo).
  • Instrumentales: aquellas en las que se interaccione con el medio para mantener la independencia, hacer compras, uso del transporte, manejo de medicación, manejo de dinero, preparar comida, cuidar de la casa y lavar la ropa; si por motivos culturales propios de su generación el paciente no ha realizado tareas domésticas, no valoraremos las tres últimas actividades. Se suele emplear la escala de Lawton&Brody para su valoración (anexo).
  • Avanzadas: aquellas que permiten al individuo su colaboración en actividades sociales y recreativas, trabajo, viajes y ejercicio físico intenso.

Valoración mental

Se ha descrito la presencia de deterioro cognitivo en el 25% de los casos de los ancianos que acuden a urgencias, pero solo es objetivado en uno de cada cuatro pacientes. El deterioro cognitivo en un marcador de alto riesgo, ya que se asocia a mayor probabilidad de re-frecuentación e ingreso hospitalario y de deterioro funcional. Además, es un factor de mal pronóstico, asociándose a mayor mortalidad, más aún en aquellos pacientes donde no se ha identificado. Nuestro máximo interés será determinar si el paciente presenta un envejecimiento normal, un deterioro cognitivos leve, una depresión que cursa o no con problemas de memoria o síntomas de un proceso demencial (incipiente o establecido).

Cuidado de poblaciones vulnerables

El profesional cuenta con una amplia gama de conocimientos que le permiten realizar estrategias de cuidado para cualquier tipo de población. Esto incluye las poblaciones más vulnerables como los niños, las mujeres embarazadas y los ancianos. Estos últimos requieren de mayor cuidado, teniendo en cuenta que sus cuerpos y sistemas en el organismo en muchos casos ya se encuentran con algunas afecciones.

TECH Universidad Tecnológica se posiciona como la mayor universidad digital del mundo. Este título se ha logrado mediante el desarrollo adecuado de diferentes programas enfocados en la capacitación optimizada del profesional. En el caso de su Facultad de Enfermería, se encuentran posgrados tales como el Máster en Enfermería Escolar y el Máster en Enfermería legal y forense. Sin embargo, Para aquellos profesionales que buscan complementar su educación en el campo de la geriatría, no cabe duda que su mejor elección será el Máster en Enfermería Geriátrica.

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