La dermatología ha propuesto diversas tecnologías y cuidados para el tratamiento del acné. Las personas que poseen esta enfermedad cutánea han obtenido, de la Medicina Estética, el consuelo y la solución para obtener una piel limpia y fresca, superando las condiciones desfavorables que los impulsan al consultorio médico.

Dermocosméticos específicos

Albert Kligman introdujo el término ‘cosmecéuticos’ en 1984 para referirse a productos que ‘hacen más que colorear la piel, pero menos que un fármaco’. Se emplean en diferentes patologías cutáneas como melasma, rosácea, dermatitis seborreica y, por supuesto, acné. No se encuentran regulados por la FDA ni por la EMA y se pueden comprar sin prescripción médica. Además, en los últimos años, han ido ganado popularidad.

En España se utiliza habitualmente el término cosmético para referirse a los cosméticos puros (hidratantes, limpiadores, entre otros) y para estos cosmecéuticos que incluyen ingredientes activos contra diferentes patologías cutáneas.

Papeles fundamentales

El acné es una enfermedad cutánea típica de la adolescencia. No obstante, cada vez es más prevalente entre adultos. Habitualmente dura años o, al menos, muchos meses, con periodos de remisión y otros de agravamiento. Es necesario disponer de productos cosméticos específicos con 3 papeles fundamentales:

  • Prevención de brotes y mantenimiento de los periodos de remisión.
  • Efecto sinérgico con los tratamientos.
  • Manejo de efectos secundarios de los tratamientos.

Es necesario recalcar que la mayoría de estos productos carecen de estudios controlados in vivo. Tienen un número de pacientes representativo y lo suficientemente homogéneos entre ellos para poder establecer niveles de eficacia.

Componentes habituales

Los ingredientes activos contenidos en estos productos cosméticos tienen como diana alguno o varios de los factores etiopatogénicos clásicos del acné (producción anormal de sebo, queratinización anormal, colonización de folículo por C acnés e inflamación). Se comentarán los componentes más habituales en los productos dermocosméticos según su mecanismo de acción:

Reguladores de la producción de sebo

El principal agente capaz de regular la producción de sebo es la niacinamida o nicotinamida (forma activa de la vitamina B3, niacina, ácido nicotínico o ácido piridin3-carboxílico). Además de su acción seborreguladora presenta también propiedades antiinflamatorias y, formulada al 4%, ha demostrado en algún estudio una eficacia comparable a eritromicina al 4% o clindamicina al 1%. Tiene un buen perfil de seguridad, con mínimas reacciones locales. En otro orden de cosas, no existen estudios sobre su eficacia o seguridad a largo plazo.

Por otra parte, diferentes anti-oxidantes han demostrado disminuir la producción de sebo y poseer propiedades antiinflamatorias útiles en el acné. En concreto la 3-galatoepigalocatequina (principal polifenol encontrado en el té verde), el fullereno o fulereno y derivados de la vitamina C muestran resultados prometedores en ese campo.

Antiinflamatorios

Existen numerosas sustancias que, usadas de manera tópica, han demostrado propiedades antiinflamatorias. Aparte de los ya comentados (nicotinamida y antioxidantes) merece la pena destacar el salix alba (extracto de la corteza del sauce), las isoflavonas de la soja, el ginkgo biloba, el panthenol y algunos probióticos como ciertas especias de lactobacillus. Todos ellos han demostrado en diferentes estudios la mayoría ex vivo en modelos de piel humana, capacidad para inhibir o bloquear citoquinas proinflamatorias. Además, se comentará otras dos sustancias con acción antiinflamatoria:

  • Las sales de zinc: han demostrado inhibir la quimiotaxis de los leucocitos e interrumpir las señales inflamatorias implicadas en el desarrollo del acné. Además, tienen capacidad de bloquear la proliferación de C acnés.
  • Los derivados del ácido linolénico: (EPA y DHA) modulan la cascada inflamatoria del acné. Por vía oral, a través de una dieta rica en ácidos grasos omega-3, se ha observado una mejoría del acné leve y moderado en 45 pacientes.

Reguladores de la queratinización

Los agentes queratolíticos, en general, evitan que el exceso de queratina bloquee los folículos contribuyendo a la formación de comedones. En este grupo se incluyen los siguientes:

  • Alfa-hidroxiácidos (AHA): su principal representante es el ácido glicólico. Abajas concentraciones (5-10 %) se encuentra en diferentes productos cosméticos. A esa concentración produce descamación superficial con acción comedolítica. Un estudio reciente con ácido glicólico al 10% durante 3 meses ha demostrado eficacia superior al placebo, pero no estadísticamente significativa en pacientes con acné leve. A altas concentraciones es uno de los componentes principales de los peelings químicos en el acné. Otros AHA como el ácido láctico o el mandélico presentan efecto queratolítico más suave, pero también una excelente tolerancia.
  • Ácido salicílico: de manera similar al ácido glicólico se encuentra a bajas concentraciones (2-10 %) en diferentes productos cosméticos y a altas concentraciones en peeling químicos realizados en consulta. Además de su efecto queratolítico y comedolítico presenta actividad antiinflamatoria.

Dentro de los reguladores de la queratinización, pero con diferente mecanismo de acción, se encuentran los retinoides:

  • Los RETINOIDES contenidos en productos sin prescripción médica son el retinol y el retinaldehido (el ácido retinoico y sus derivados requieren prescripción). Presentan, sobre todo, acción comedolítica y disminuyen la colonización folicular por C acnés. En un estudio en pacientes asiáticos, se ha observado una eficacia similar de retinol comparado con adapaleno, con menor frecuencia de irritación. En otro estudio se ha demostrado eficacia y seguridad de retinaldehido combinado con eritromicina.

Antibacterianos

Existen también varias sustancias que han demostrado actividad antibacteriana, inhibiendo la proliferación de C acnés y con acción antiestafilocócica. Los más estudiados hasta el momento son el decanediol, el aceite de árbol de té, el ácido laúrico y los ácidos grasos de cadena corta. Las sales de zinc y el retinaldehido, ya comentados, también actúan a este nivel.

Como resumen, el número de productos cosméticos para el tratamiento del acné es cada vez mayor. La mayoría de estos productos poseen combinaciones de algunas de estas sustancias comentadas. En general faltan estudios a largo plazo para valorar la eficacia de estos productos frente a los tratamientos tópicos convencionales. Sin embargo, parece bastante claro que el perfil de seguridad es muy positivo, favoreciendo la popularidad entre los pacientes. Se deben conocer los mecanismos de acción e indicaciones de las diferentes moléculas. La demanda por parte de los pacientes será cada vez mayor como tratamiento del acné leve, en poblaciones especiales (embarazo, lactancia…), como manejo de los periodos de remisión y para minimizar los efectos secundarios de los tratamientos tradicionales.

Recomendaciones para el acné

Los pacientes con acné necesitan una serie de consejos y recomendaciones a la hora de limpiar, hidratar y proteger su piel de la radiación solar.

Hidratación

Todos los productos emolientes empleados en pieles con acné deben ser:

  • No comedogénicos: múltiples moléculas, como el ácido oleico y los ésteres de isopropilo, pueden producir taponamiento folicular con formación de comedones. Esto puede ocurrir semanas después de haberlos aplicado.
  • Libres de grasa: esto debe ser especialmente importante en los pacientes con piel grasa, sobre todo los jóvenes. Además, algunos productos pueden llevar sustancias absorbentes del exceso de grasa como los gránulos de polietileno, talco y bentonita.
  • No irritantes: deben evitarse los alcoholes, los vasodilatadores y sustancias que produzcan estimulación cutánea como el mentol.

Las cremas emolientes están compuestas por combinaciones de humectantes, lubricantes y sustancias oclusivas. En los mismos productos pueden incluirse principios activos contra el acné, protectores solares y con efecto maquillaje.

Los pacientes jóvenes con piel grasa pueden no requerir uso de emolientes, excepto cuando se produce una sequedad mayor de lo habitual debido a ciertos tratamientos, especialmente isotretinoína. Los pacientes con piel madura, sensible, o con otras dermatosis generalmente sí requerirán el uso diario, incluso dos veces al día, de cremas emolientes. Las aplicadas durante el día serán más ligeras y deben incluir protección solar, mientras que las aplicadas antes de la noche pueden ser más densas.

Limpieza

Existe la creencia, en un alto porcentaje de los pacientes con acné, de que la falta de higiene es una de las causas que contribuyen al desarrollo de acné. Esto, muchas veces, es apoyado por los padres y los propios médicos contribuyendo a un lavado excesivo de la cara. Limpiar la piel es necesario para eliminar las células muertas, la suciedad ambiental acumulada, el sudor y los restos de productos aplicados. No obstante, el lavado excesivo puede producir alteración en la barrera cutánea con pérdida de agua transepidérmica, sequedad, aumento del pH con mayor proliferación bacteriana, irritación e incluso dermatitis de contacto irritativa.

Por otra parte, no todos los pacientes con acné tienen piel grasa. En adolescentes con acné es más fácil encontrar piel grasa mientras que al acné en adultos, especialmente en mujeres, puede coexistir con piel seca. Es importante valorar el tipo de piel, la edad y los tratamientos concomitantes a la hora de recomendar un limpiador. En todos los pacientes con acné se debe recomendar lavar la cara dos veces al día (mañana y noche) y el uso de productos no-comedogénicos, con pH equilibrado o ácido. El secado debe ser cuidadoso, sin frotar. Según el perfil, se añadirán los siguientes consejos:

  • En pacientes jóvenes con piel grasa pueden usarse surfactantes aniónicos que poseen mayor capacidad para absorber el sebo. En general se deben recomendar espumas, geles o barras limpiadoras que no dejen residuo graso. Pueden usarse jabones con peróxido de benzoilo o ácido glicólico, salicílico o retinaldehído, que actuarán ya como tratamiento para el acné.
  • En pacientes con piel normal/seca, con otras dermatosis (rosácea, dermatitis seborreica) o en pieles muy sensibles es preferible utilizar combinaciones de surfactantes (aniónicos, no-iónicos y anfotéricos) con siliconas. Se recomendarán tónicos, cremas limpiadoras e incluso productos que no requieran lavado con agua. La mayoría de éstos dejan residuo emoliente.

Protección solar

Durante los meses de verano suele observarse una mejoría del acné que se ha relacionado con la exposición solar. Estudios sobre modelos de piel humana han demostrado un efecto antiinflamatorio de los rayos UVA, mientras que los rayos UVB son proinflamatorios y aumentan la producción de sebo. Por tanto, el efecto beneficioso de la radiación solar sobre el acné es controvertido.

Además, está demostrado que los rayos UVA producen aumento de hiperpigmentación postinflamatoria en cicatrices recientes. Muchos tratamientos empleados en el tratamiento del acné, como las tetraciclinas o la isotretinoina, producen fotosensibilidad.

Por todos estos motivos debe recomendarse el uso de protectores solares con factores de protección altos (SPF 30-50) a los pacientes con acné. Muchos protectores solares pueden agravar el acné. los químicos pueden ser irritantes y tanto físicos como químicos pueden resultar comedogénicos. Cada vez más marcas distribuyen protectores específicos para pieles con acné.

En pacientes jóvenes con piel grasa deben emplearse sobre todo geles o espray con bajo contenido graso. En pieles mixtas, maduras o sensibles será preferible el uso de cremas con mayor contenido emoliente.

Maquillaje corrector

Una de las preguntas habituales entre los pacientes, sobre todo mujeres, con acné es si pueden maquillarse. El maquillaje permite disimular tanto las lesiones activas como cicatriciales, por lo que es una práctica muy popular entre los pacientes. Los correctores de color verde sirven para camuflar los colores rojos de las lesiones y posteriormente puede cubrirse con maquillaje de tonalidad adecuada al fototipo del paciente.

Al igual que ocurre con el resto de los productos, los maquillajes deben ser no-comedogénicos y libres de grasa. En pacientes con acné se emplea habitualmente dimeticona o ciclometicona con buena tolerancia. Existen cremas hidratantes y protectores solares con maquillaje para facilitar la adherencia.

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