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En este artículo se explicarán los aspectos más relevantes del comportamiento y el manejo del paciente canino difícil, orientados a la atención de urgencias. Se hará hincapié en que el alumnado conozca en detalle las técnicas de prevención del estrés y los conflictos, y los métodos de control útiles con perros que resultan ser poco colaboradores. El perro en su origen es un macro-depredador grupal, fuertemente social.

Es el animal con la domesticación más antigua y profunda, lo que favorece considerablemente su comportamiento hacia las personas. Pese a la estrecha relación del ser humano con el perro, persiste un gran desconocimiento acerca de su comportamiento normal y de sus formas de comunicación. El conocimiento de la conducta canina es un factor valiosísimo a la hora de mejorar el manejo y de evitar conflictos.

Aspectos relevantes del comportamiento canino

El perro en su origen es un macro-depredador grupal, fuertemente social. Es el animal con la domesticación más antigua y profunda, lo que favorece considerablemente su comportamiento hacia las personas. Pese a la estrecha relación del ser humano con el perro, persiste un gran desconocimiento acerca de su comportamiento normal y de sus formas de comunicación.

El conocimiento de la conducta canina es un factor valiosísimo a la hora de mejorar el manejo y de evitar conflictos. La mayoría de los perros aprecian el contacto social y las expresiones de afecto, y por ello suelen aceptar con cierta facilidad un manejo cercano. Aun así, hay individuos particularmente tímidos o reactivos, que no se prestarán al contacto físico.

La teoría de que los perros se organizan mediante un rígido escalafón de dominancia/sumisión, en el cual hay un “alfa”, seguido de un “beta”, etc. hasta llegar a un “omega”; está tremendamente alejada de la realidad, y ha sido desmentida por la comunidad científica. La realidad de las interacciones sociales caninas se asemeja más a una sencilla estructura familiar, en la que prima la confianza y la cooperación. En cuanto a sus sentidos, la vista canina es muy sensible al movimiento, y mantiene buena calidad en condiciones de poca luz.

Esto hace que sean reactivos ante luces fuertes, acercamientos y movimientos bruscos. El lenguaje visual será de gran importancia para la comunicación entre perro y humano. Su oído es muy superior al humano, alcanzando el rango ultrasónico. El perro es sensible a ruidos fuertes y frecuencias altas. Las vocalizaciones también son de gran importancia a la hora de comunicarse. El tacto canino no difiere mucho del humano (salvo por las sensibles vibrisas), concentrado en la cara y el complejo podal. El hocico y las patas suelen ser los lugares de contacto más sensible.

Las señales del canino

La comunicación canina suele ser bastante manifiesta y diversa, pero no siempre es bien interpretada. En individuos braquicéfalos puede haber notables variaciones. Los rasgos más relevantes son los visuales (expresión facial, postura, movimientos), aunque las expresiones auditivas también son interesantes. Todos estos rasgos integrados dan idea del estado de ánimo del perro.

Es importante no dar una interpretación antropomorfizada o humanizada de las expresiones caninas, ya que esto conducirá a errores comunicativos importantes. Los perros pueden expresarse a través de cambios de posición corporal. Un perro relajado tendrá una expresión facial sosegada y una postura sin tensiones. Parpadeará, contemplará el alrededor con naturalidad, y sus movimientos serán fluidos, neutros y calmados.

Sus acercamientos, si los hay, serán casuales, generalmente no en línea recta y lentos. Hay diferentes señales de alarma, que deben considerarse de forma precoz: Las expresiones de expectación canina (sea por interés o por alerta) incluyen cabeza elevada, orejas erguidas y enfocadas, mirada fija y atenta, postura corporal tensa y quieta, hipervigilancia, movimientos amagados y silencio o vocalizaciones de reclamo de atención.

Los signos tempranos de un estado emocional negativo (tensión, incomodidad, desagrado, etc.) incluyen rascado, sacudidas o temblores, olfateo o escarbado distraído, evitación, cara de somnolencia, apartar la mirada o dar la espalda, orejas algo tensas hacia atrás, boca entreabierta con leve jadeo, comisuras labiales algo tensas hacia atrás, lamido de labios, tragar salida, bostezo leve, cierta piloerección, rabo horizontal, entre otras. Hay perros que, por aprendizaje, por reactividad, o por otras características individuales o raciales, pasan de la “incomodidad” directamente a la agresión física. Por este motivo, es crucial saber reconocer los signos tempranos de que algo no va bien.

Aspectos relevantes del entorno y la actitud hacia los perros

A la hora de relacionarse los humanos con los perros, hay que mantener una actitud respetuosa, y tratar de emplear técnicas eficaces y seguras. Es imprescindible atender a los signos comunicativos. Deben primar los criterios de bajo estrés. Todo manejo, del tipo que sea, tiene que ser lo menos aversivo que se pueda, y exento de riesgos para la persona y el perro en la medida de las posibilidades.

En urgencias, por lo general, se debe minimizar el tiempo de intervención, prefiriéndose una manipulación rápida y resuelta, pero eficaz, a una manipulación suave pero prolongada, que genere un elevado estrés. Los factores que más ayudan a minimizar el estrés son, ante todo, la predictibilidad (señalizando y avisando de todas las acciones a tomar) y la sensación de control (facilitando que el perro pueda detener momentáneamente la acción o evadirse parcialmente hacia un lugar privado). Estos dos factores no siempre pueden ser satisfechos en situaciones de urgencia.

El trato afectuoso y calmado también será de ayuda, así como un ambiente confortable y exento de estímulos aversivos. Es conveniente dejar que el perro decida cuál es el lugar que más confortable le resulta, y trabajar con él allí (sobre un cojín o manta en el suelo, en un rincón de la sala, en el regazo, etc.). El uso de todo tipo de distracciones adecuadas también será de gran ayuda.

Es aconsejable aprovechar los gustos y preferencias del animal, y reservar los motivadores de máxima escala (las cosas preferidas del perro) para las interacciones que puedan llegar a resultar más aversivas. Si las intervenciones sobre el perro van a ser frecuentes, es muy recomendable introducirlas de la forma más gradual posible y asociarlas a estímulos positivos de alto valor (premios: alimento, juego, contacto social).

El factor ambiente

Los estímulos ambientales a evitar de forma general son los movimientos bruscos (tanto del profesional de veterinaria, como de su transportín), los ruidos intensos o agudos, y las luces fuertes. Hay otros factores sensoriales que también pueden ser decisivos: olores (tabaco, perfumes, químicos, restos orgánicos, olor de otro animal, entre otros), colores, tintineos, texturas de la ropa o los adornos, movimiento de elementos colgantes (pulseras pendientes, mangas, etc.), el sonido del teléfono, la longitud de las uñas, el mostrar los dientes, etc.

Los estímulos ambientales deseables incluyen la luz cálida, la música melódica suave, una temperatura agradable, la presencia de juguetes y alimentos atractivos, el uso de aceites de camomila o lavanda, y el uso de difusores de feromona apaciguante canina. En cualquier situación de manejo, se establece una comunicación entre el humano y el perro.

Debe tenerse en cuenta la percepción que la persona tiene del animal (individuo, miedo, familiaridad, entre otras), y también la percepción que el perro tiene del ser humano y del entorno (ausencia de su familia, miedo, experiencias, familiaridad, vínculo, etc.). Las conductas que el ser humano realiza deben ser claras, graduales y no amenazadoras.

La figura profesional y el contacto veterinario

Para nadie es un secreto que, a mayor conocimiento, mayor confianza producirá el profesional, más aún cuando el tema central sea la salud de una mascota. Por esta razón, la capacitación constante debe ser una de las prioridades de este campo. Sin embargo, elegir una institución de manera adecuada no siempre resulta sencillo, y con mayor razón, cuando las existentes no se ajustan a las necesidades del alumnado.

Por esta razón nace TECH Universidad Tecnológica, posicionándose desde hace ya varios años como la mayor universidad virtual del mundo. En el caso de su Facultad de Veterinaria, pueden hallarse programas dedicados a las necesidades del campo laboral actual. Ejemplos claros de ello son el Máster en Peritaje Judicial Veterinario y el Máster en Acuicultura. Sin embargo, para aquellos profesionales que buscan especializarse en el campo de la veterinaria convencional, pero ahondando por completo en ella, no cabe duda que su mejor elección será el Máster en Urgencias Veterinarias en Pequeños Animales.

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