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Hablar de posicionamiento IT en una empresa incluye, indudablemente, el SEO, Google y la capacidad de departamentos de trabajar sin descanso. Así mismo, se intuye la necesidad de actualización constante en pro de los mejores resultados de la búsqueda por Internet.

Contexto

Hay que partir de una situación ideal en la que la estrategia de la propia empresa haya tenido en cuenta la estrategia TIC. En ella, el departamento correspondiente participa de modo holístico en la nueva concepción de la empresa tras su transformación digital.

Para ello, la dirección de la empresa y la dirección TIC deben trabajar mano a mano para que, de forma correcta, se introduzcan las novedades tecnológicas que hagan posible la consecución de los planes empresariales de un modo óptimo y mejorado.

Sin embargo, se pueden extrapolar diversos modelos de relación entre la estrategia de IT y la estrategia de la propia empresa. Esto depende, en gran medida, del nivel de implantación previo, el sector y modelo de empresa, el tamaño, etc.

Posibles posicionamientos

Desde esta óptica, los posicionamientos respecto a la IT (y su correspondiente departamento en la empresa) pueden ser:

  • IT al servicio de la satisfacción del usuario: en este caso, el departamento de sistemas de información se centra en el usuario (dentro de la propia empresa). También en su satisfacción, sus necesidades y su experiencia. Su razón de ser es proporcionar al capital humano (único músculo operativo en este posicionamiento) todo aquello que necesita para hacer viables los objetivos empresariales. La desventaja de este posicionamiento es que pierde la oportunidad de que el departamento de IT sea parte de ese músculo. Además, no hay mucha interrelación con los poderes decisivos de la organización. No es rentable por sí mismo, no se autogestiona y no aporta a la estrategia principal.
  • Como centro de decisión: este posicionamiento en cambio es puramente tecnológico, ya que ha colocado a la tecnología como el objetivo único del departamento de IT. En este caso, el interés de los miembros es tener las mejores tecnologías implantadas con vistas siempre a un futuro. La única relación con la dirección estratégica del centro se construye en torno a sus fondos asignados. Las decisiones de compra o elaboración salen del propio departamento. Estos son escenarios fácilmente perceptibles y, dependiendo de las necesidades de la empresa, podrán ser de utilidad, pero hay que recordar que las TIC deben formar parte de toda la estructura jerárquica (operaciones, táctica y estrategia) de la organización.
  • Posicionamiento estratégico: como ya se va deduciendo, la estrategia IT no debería estar separada de la estrategia empresarial como un eslabón más. Al contrario, debería arraigar en cada estado de los procesos, departamentos y planeamientos estratégicos. Debe diferenciar en su organización interna entre servicio al usuario, mantenimiento e integración de tecnología y mucho más como partes de un todo, con el mismo objetivo que la propia empresa. Los responsables IT van a tener que maniobrar para iniciar un viraje que los lleve de ser simples soportes a ser auténticos estrategas que entretejan la estrategia de la empresa con la de IT .Transforman su empresa del mismo modo que el mercado (y el mundo), se han transformado.

Percepción del valor añadido

Se habla de un cambio de paradigma, en el que las reglas del mercado más clásicas se han quedado obsoleta. Hoy por hoy, hay que ofrecer mucho más que un buen producto para garantizar el éxito empresarial. Buena prueba de ello es que la mayoría de las empresas (B2C sobre todo al inicio pero también B2B), no ofrecen tan solo productos, sino experiencias muy completas.

Beneficios

Ofrecer mucho más que un simple objeto o servicio más o menos especializado ha dejado de ser el objetivo empresarial con la irrupción de las IT. No es en vano debido a que se puede obtener mucha más información del mercado, la competencia y el propio cliente que nunca. Además, no hay que olvidar que con una integración IT en la propia estrategia empresarial, se puede (entre otras muchas cosas):

  • Evitar stocks sin salida.
  • Hacer más eficientes los procesos (ahorrar en tiempo es ahorrar en dinero).
  • Llegar a un mercado mayor y, al mismo tiempo, encontrar en ese mercado a los clientes potenciales: el cliente se posiciona gracias a la IT en el centro de los procesos de producción.
  • Adaptarse rápidamente a los cambios y fluctuaciones del mercado.
  • Ofrecer servicios postventa ágiles y efectivos.
  • Mejorar la imagen de marca.

Preguntas a responder

Pero para que el departamento IT pueda aportar ese valor añadido, deben hacerse las cosas como es debido. ¿Se controlan los procesos que implementa el departamento de modo que se tengan datos claros sobre sus beneficios? Testear, comprobar, comparar, automatizar. Es necesario que la tecnología y los sistemas tengan una aportación a la empresa comprobada.

¿Se aplican métricas a este departamento? ¿Se sabe cuánto retorno tienen las inversiones realizadas en el mismo? ¿Se ajusta a su presupuesto? ¿Se están empleando indicadores de gestión de su desempeño (KPIs)?

Contestar a todas estas preguntas ayudará a dar cuenta del valor real añadido por la IT al negocio, así como de la efectividad de lo implantado. Se vuelve a repetir que no hay dos transiciones digitales iguales porque no hay dos empresas iguales.

Madurez de la navegación

Para poder medir o determinar en qué momento de la integración de la IT se encuentra una tecnología, se ha establecido un “sistema métrico”: el de los TRL (Technology Readiness Levels o nivel de madurez tecnológica).

Se trata de una magnitud o herramienta de medida surgida de la agencia espacial estadounidense, la NASA. Como en otras ocasiones, sus invenciones han trascendido la carrera espacial para venir a facilitar la vida. En concreto ha sido adoptado por el Programa Marco de Investigación e Innovación de la Unión Europea. Se dedica a financiar proyectos de investigación e innovación tecnológica.

Clasificación

En principio, el TRL se utiliza para medir el grado de madurez de una tecnología (en general, sin tener en cuenta su integración en una empresa). Se estructuran en nueve niveles que tienen que ver con el grado de desarrollo. En concreto para las IT, la clasificación quedaría así:

  • TRL 1: nivel más bajo de la disponibilidad de la tecnología software. Aquí se está en la fase de investigación, usos básicos, propiedades básicas, formulación, algoritmos.
  • TRL 2: aquí se comienza a especular sobre para qué serviría ese software.
  • TRL 3: en esta fase entra el juego el I+D, destinado a probar la viabilidad del software.
  • TRL 4: esta es la fase de integración de los distintos componentes.

Estos cuatro primeros pasos forman la fase de investigación.

  • TRL 5: en este nivel se pone a prueba la nueva tecnología en procesadores, tratando de ver si está preparada para ser integrada en sistemas preexistentes.
  • TRL 6: primeras pruebas en entornos reales.

Estos dos estadios conforman la fase de desarrollo.

  • TRL 7: primeras pruebas con sistemas operativos.
  • TRL 8: al llegar a este punto, se han probado todas las funcionalidades.
  • TRL 9: la tecnología software se encuentra lista para su uso.

Esta fase final que engloba los últimos tres indicadores se denomina fase de innovación.

Estrategias

Al parecer, una escala únicamente útil en el ámbito científico es adecuado conocerla puesto que hoy, por hoy el desarrollo en la propia empresa de las herramientas IT, ya no es algo impensable. Al contrario, es algo deseable y efectivo si se cuenta con un departamento IT bien estructurado y equipado. A fin de cuentas, nada mejor que el propio destinatario para elaborar la tecnología que le hará despuntar.

Ya se sabe cuáles son los niveles de desarrollo de las IT. Ahora queda conocer cuáles son los niveles de adopción e integración de estas en el seno de una organización profesional. Para medirlo, es necesario hacer una pequeña auditoría a la estrategia y situación. Para ello, nada mejor que obtener feedback de los usuarios (dentro de la propia empresa) sin dejar fuera ningún departamento y con independencia de la jerarquía.

Con los resultados de esa investigación hay que sentarse a redactar una estrategia, focalizando las mayores inversiones en mejorar aquellos procesos que podrían suponer mayor eficiencia o resultados. Por supuesto, habrá que motivar a la plantilla para que se abra a los cambios que puedan producirse. Durante todo el proceso monitorizar será imprescindible para poder obtener indicadores de rendimiento (KPIs).

Maneras de medición

Una buena manera de medir en qué estado de madurez IT se está es pasar un examen a la organización:

  • ¿Somos conscientes de que las IT nos hacen más competitivos? ¿El nivel estratégico de la empresa respalda la estrategia digital? ¿Contamos con alguien que lidere el cambio? ¿Estamos comunicando e informando (también formando) nuestras intenciones?
  • ¿Estamos dedicando los recursos necesarios a estrategia, gobierno y ejecución IT? ¿Se han integrado las habilidades digitales a toda la estructura?
  • ¿Contamos con una hoja de ruta digital, un presupuesto y un enfoque claro? ¿Somos flexibles, aprovechamos la tecnología para mejorar la eficiencia del negocio? ¿Se saben relacionar los resultados y la tecnología? ¿Estamos teniendo en cuenta la experiencia del cliente al diseñar nuestra tecnología? ¿Se promueven, a través de las IT, el crecimiento y movilidad de los empleados?
  • ¿Ya se tienen objetivos por cumplir para cuantificar el buen funcionamiento de la estrategia digital? ¿Se han transmitido a toda la plantilla? ¿Se mide todo lo relativo a la experiencia del cliente y se aplica a diseño, estrategia y desarrollo de las IT?

Tras este examen, se encuentran varias posiciones posibles indicadoras de la madurez digital:

  • Indiferentes a la tecnología.
  • Receptivos, pero aún enfocados más a la producción que a escuchar al cliente.
  • Cooperantes, es decir, abiertos a la innovación. Han colocado al cliente en el centro y sus departamentos IT y de marketing trabajan mano a mano.
  • En el último lugar se encuentra un tipo de empresas, generalmente de menor tamaño o muy relacionadas con internet, con más soltura en el funcionamiento electrónico (ventas, gestión de proyectos, escucha al cliente y marketing).

Gobierno IT y corporativo

¿Qué se entiende por gobierno corporativo (o gobernanza)? Se trata de una suma de reglas, principios y procedimientos con los que se configura la jerarquía superior de una organización (órganos de gobierno). El gobierno corporativo dice cómo se toman las decisiones en las empresas.

Los órganos implicados (salvando la diferencia por tamaños y configuraciones de las empresas), son la junta directiva, el consejo de administración, el conjunto del accionariado, etc.

En la última década se ha incidido en la importancia de la buena gestión de las empresas como base para un buen funcionamiento del mercado. Para ello, se han impuesto exigencias a las empresas tales como transparencia y buenas prácticas.

Razón de reglas

El gobierno corporativo debe incluir reglas para:

  • Procesos de toma de decisiones concernientes a la estrategia general.
  • Control sobre la dirección ejecutiva y sobre el alcance de los objetivos estratégicos.
  • Compliance o procedimiento garante del cumplimiento de la legalidad.
  • Jerarquía, obligaciones y derechos de los órganos de gobierno.

¿Qué se consigue al incluir estas reglas? Evitar riesgos de cumplimiento legal y garantizar una buena reputación pública. Con ello se está contribuyendo al crecimiento sostenible de la empresa, ya que la hace receptiva de confianza y por tanto de inversión.

La propia OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) se creó en los 90. Posteriormente actualizó a principio de los 2.000 los “Principios de Gobierno Corporativo”, que trata de difundir.

Principios básicos

  • Proteger los derechos de accionistas.
  • Asegurar el tratamiento equitativo para todos los accionistas, incluyendo a los minoritarios y a los extranjeros.
  • Todos los accionistas deben tener la oportunidad de obtener una efectiva reparación de los daños por la violación de sus derechos.
  • Reconocer los derechos de terceras partes interesadas. También promover una cooperación activa entre ellas y las sociedades en la creación de riqueza, generación de empleos y logro de empresas financieras sustentables.
  • Hay que asegurar que haya una revelación adecuada y a tiempo de todos los asuntos relevantes de la empresa, incluyendo la situación financiera, su desempeño, la tenencia accionaria y su administración.
  • Hay que asegurar la guía estratégica de la compañía, el monitoreo efectivo del equipo de dirección por el consejo de administración y las responsabilidades del Consejo de Administración con sus accionistas.

Definición

Y, ¿qué es el gobierno IT? Su definición no es parecida a la del gobierno corporativo, en el sentido de que no tiene que ver solo con el nivel máximo jerárquico. El gobierno IT o gobernanza TIC es la confluencia de la estrategia de una empresa con las IT de que dispone o puede disponer. Sus objetivos y estrategias son los de la propia empresa.

¿Para qué una gobernanza TIC? La respuesta es sencilla: para generar valor, alinear estructuras, procesos y estrategias, y gestionar riesgos, eficiencia y recursos. Para lograr una rápida respuesta a cambios y pérdidas, encontrar y aprovechar oportunidades y generar confianza en los stakeholders (partes interesadas). En cuanto a un porqué estratégico, la gobernanza IT o TIC ayuda a la alta dirección a implantar, alienar y sacar el máximo partido a las IT.

Como las empresas son heterogéneas, no existe un listado de pasos a dar para un buen gobierno IT, pero sí se puede acudir a ayuda externa para optimizar esta integración estratégica. Se habla de ISO/IEC 38500, COBIT y otras opciones que sirven como marco de referencia.

Iniciativas

La ISO/IEC 38500 ha sido la primera iniciativa de regulación normativa que se ha realizado en materia de gobierno IT. Su misión es introducir unos estándares o mínimos con que las decisiones de las organizaciones en materia de IT deben estar de acuerdo.

Su misión es triple: por un lado orienta a los responsables IT en el ejercicio de sus funciones, y por otro facilita a los superiores jerárquicos el monitorizar las actividades y decisiones de los responsables de IT. Por último, proporciona la información necesaria para que todos los implicados puedan confiar en el buen gobierno IT.

Por otro lado, COBIT (Objetivos de control para la información y tecnologías relacionadas) vincula las metas de la empresa con las metas de IT, asumiendo como premisa la necesidad de la alineación de la estrategia IT y la del negocio. Ofrece un conjunto de buenas prácticas dirigidas a la consecución de objetivos, facilitando la medición de objetivos y la comprensión de los procesos, responsabilidades, requerimientos económicos y entendimiento de las partes interesadas.

Dirección de IT

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Además, con los años, ha descubierto que la creación del Máster en MBA en Dirección de IT (CTO) modifica de manera importante la forma de ver el mundo empresarial. Esto lo hace sumamente imprescindible en cuanto a la especialización referente al ámbito tecnológico. Así mismo, enseña a sus estudiantes el desempeño de las funciones como Chief Technical Officer (CTO) para que, en el futuro, pueda aplicarlo en su entorno laboral.

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