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La leche materna es el alimento ideal para el recién nacido debido a que incluye macro y micronutrientes necesarios para el normal desarrollo del niño. Además, favorece el establecimiento de vínculos afectivos y la simbiosis entre madre-hijo. A esto se le añade que es el vehículo natural para la colonización intestinal y la microbiota humana del bebé.

Concepto de simbiosis

El término simbiosis refiere la interacción biológica, estrecha y persistente entre organismos de diferentes especies. En la naturaleza, las relaciones simbióticas pueden clasificarse en: mutualismo, comensalismo o parasitismo. Depende, respectivamente, de que sólo una de las especies se beneficie y la otra no obtenga beneficio alguno. O bien puede que se beneficie una de las especies y la otra sea perjudicada. Si se habla sobre la relación existente entre probióticos naturales y su huésped humano, en el caso que corresponde a la dualidad madre-hijo, se debe concretar que la relación que se estable entre especies es de mutualismo. Se debe a los beneficios inherentes para ambas partes.

La simbiosis se establece entre madre y su microbiota. Esta simbiosis se traslada al recién nacido que comparte, al menos inicialmente, la microbiota materna. De esta manera se establece una relación de mutualismo entre madre-microbiota-recién nacido. En páginas no especializadas se habla de relación simbiótica madre-recién nacido, pero para los autores este concepto es erróneo. Al tratarse de organismos de la misma especie que establecen relaciones de apego, de las que ambos se benefician, nada tienen que ver con las relaciones simbióticas en sentido estricto.

Fisiología de la lactancia

La leche materna constituye la primera opción de alimentación en los recién nacidos y lactantes, incluidos los prematuros. Es un alimento completo desde el punto de vista nutritivo, inmunológico, y también microbiológico. Es una fuente de prebióticos y bacterias comensales o probióticas en el intestino infantil. La composición de la leche materna, en cuanto a su contenido en macronutrientes y otros componentes inmunomoduladores, se adaptan a la edad gestacional y edad cronológica del recién nacido. Se observa una mayor actividad del sistema proteolítico de la leche humana cuando se produce en madres de recién nacidos más prematuros.

La histología de la glándula mamaria es similar en todas las especies: un parénquima glandular, compuesto de alvéolos y conductos, y un estroma de soporte. Cada célula alveolar se comporta como una unidad de secreción. Producen leche completa, sintetizando y transportando desde el plasma sanguíneo proteínas, grasas, hidratos de carbonos, sales, inmunoglobulinas y agua. El proceso de síntesis y secreción celular es similar en todas las especies de mamíferos. La composición química de la leche y la disposición anatómica del sistema de almacenamiento y evacuación de la leche varía en las diferentes especies.

Lactosa

Es el principal carbohidrato de la leche materna. Es un disacárido compuesto por glucosa y galactosa. Su concentración promedio en leche materna es de 6-7 g/dL. Los valores de lactosa se han relacionado de forma inversa con los valores de sodio y cloro. Los niveles de lactosa se incrementan de forma progresiva con la duración de la lactancia. La lactosa es una fuente accesible de galactosa. Es esencial para la producción de galactolípidos, incluyendo cerebrósidos, los cuales son indispensables para el desarrollo del sistema nervioso central. Se han hecho interesantes relaciones entre la cantidad de lactosa de la leche de una especie en contraposición a su contenido en grasa como fuente energética y el tamaño relativo de su cerebro.

Los niveles de lactosa son bastante constantes en la leche a lo largo del día. Incluso sucede en madres desnutridas que los niveles de lactosa se mantienen constantes. La concentración de lactosa en leche materna no se relaciona con el estado nutricional de la madre. Existen otros carbohidratos en la leche materna, además de la lactosa, que se clasifican en: monosacáridos, oligosacáridos ácidos y neutros, y carbohidratos ligados a péptidos y proteínas.

Proteínas

Su concentración oscila entre 1.4-1.8 g/dL. Al igual que ocurre con la lactosa, el contenido proteico de la leche materna se debe diferenciar en el periodo calostral y el contenido proteico en la leche madura. El calostro induce el crecimiento de la mucosa entérica, contribuyendo al desarrollo intestinal. Estudios en diversas especies animales demuestran que la velocidad de crecimiento está en relación directa con el contenido proteico de la leche materna. El perfil de aminoácidos libres contenido en leche materna también se adapta a los diferentes periodos de lactancia. Probablemente también a las necesidades del recién nacido prematuro o a término.

El contenido proteico de la leche materna disminuye con el tiempo. Se da al mismo ritmo que se van incrementando las grasas y aumenta el contenido calórico de la leche. La mayor concentración de proteínas observada en el calostro se debe a proteínas no digeribles como Igs y lactoferrina, que tiene un papel inmunomodulador. Además, el contenido de proteínas en leche de un bebé prematuro es mayor que en la de madres de recién nacidos a término. Tienen un incremento de hasta 0.8 g/dL, siendo proporcionalmente mayor en los de menor edad gestacional.

Grasas

Las grasas de la leche constituyen 3-5 g/dL. Los triglicéridos constituyen el 99% del total de las grasas de la leche materna que están recubiertos por una membrana hidrofílica que contiene fosfolípidos, colesterol, glicoproteínas que se estabilizan por emulsión. Las grasas que se incorporan a la leche materna proceden, en su mayoría, de los lípidos maternos circulantes. Estos, a su vez, proceden mayoritariamente de la dieta. La grasa constituye un 40-55% del total energético de la leche. Los ácidos grasos saturados comprenden el 40% de los ácidos grasos de la leche materna. Los ácidos grasos (AG) predominantes en la leche humana son el oleico (38%), palmítico (20%) y el linoleico (15%). Aproximadamente el 70% del ácido palmítico está esterificado en posición 2 de la molécula de triglicérido.

Los ácidos grasos poliinsaturados n3 y n6 varían considerablemente con la dieta materna. El ácido docosahexanoico (DHA) (22:6n3) está muy influenciado por la ingesta de pescado por la madre. En tanto el contenido en ácido araquidónico de la leche materna está menos influenciado por la ingesta materna de su precursor el ácido linoleico. El contenido en DHA de la leche de prematuro es mayor que el observado en la leche de recién nacidos a término.

Simbiótico natural

La composición de la leche materna se adapta un sistema gastrointestinal inmaduro y enzimáticamente deficiente a un aporte lácteo con proteínas parcialmente digeridas y un aporte de aminoácidos mayor que el observado en leche de nacidos a término. De forma que, en la actualidad, con base a las evidencias disponibles, se puede afirmar que la leche materna de prematuros es más apropiada como origen de aporte proteico que la de término. Lo anterior para satisfacer las necesidades de crecimiento rápido del recién nacido prematuro. Pero, además, la leche materna ejerce funciones bioactivas que están mayoritariamente explicadas por su contenido en lactoferrina.

Esta es responsable de inmunomodulación, actividad antibacteriana y actividad antiviral. Alfa-lactoalbúmina por su contenido en péptidos con actividad prebiótica e inmunomoduladores. Caseína-Kappa que ejerce actividad antibacteriana. Glóbulos de grasa de membrana con actividad antibacteriana y antiviral. IgA secretoria como medio de transferir pasivamente la inmunidad materna específica frente a antígenos. Lisozima con actividad antibacteriana. Osteopontina con actividad inmunomoduladores. La proteína haptocorrina se une a la vitamina B12 y se encuentra en altas concentraciones en leche mate. Esta proteína ha mostrado una alta actividad antibacteriana frente a E. coli patogénico. Oligosacáridos con actividad prebiótica, inmunomoduladora y antiadhesiva bacteriana.

Prebióticos naturales

Los oligosacáridos de la leche humana comprenden un grupo heterogéneo de compuestos de los que se han descrito más de 200. Se encuentran cuantitativamente en mayor cantidad que las proteínas. Representan el elemento que marca las mayores diferencias reconocidas en la actualidad entre la composición de la leche de otras especies animales y la humana. El término oligosacáridos refiere aquellas moléculas de hidratos de carbono que contienen 3-10 moléculas de azúcar. La composición general de los oligosacáridos de la leche humana incluye la presencia de posiciones terminales de ácido siálico o L-fucosa, una estructura nuclear de lacto-N-biosa o N-acetillactosamina y un extremo reductor de D-lactosa.

Los oligosacáridos de la leche humana se agrupan en dos tipos: acídicos (que incluyen ácido siálico) y neutros (que pueden ser fucosilados y no fucosilados). El espectro de oligosacáridos y su contenido en leche materna está determinado genéticamente y relacionado con su estado secretor y los determinantes de grupo sanguíneo ABO y Lewis. El diferente fenotipo secretor de oligosacáridos explicaría un efecto protector frente a la infección distinto en función del fenotipo secretor de la madre. Además, los oligosacáridos de la leche materna disminuyen en concentración conforme avanza la lactancia y aumentan en la leche de pretérmino, en relación a la leche de recién nacido a término.

Otra función de los oligosacáridos de la leche materna es proporcionar ácido siálico, elemento importante de los gangliósidos que forman parte de las membranas de las células neuronales. El contenido en ácido siálico de las secreciones en lactantes alimentados al pecho es superior al de los lactantes con alimentación mediante fórmulas infantiles.

Microbiota humana

La investigación científica en el campo de la Microbiota Humana está en auge debido a su conocido impacto en la salud de las personas. En este sentido, se vuelve imperativo que los Nutricionistas conozcan su implicación en cada una de las diferentes localizaciones de nuestro cuerpo.

Por lo descrito anteriormente, desde el área nutricional TECH Universidad Tecnológica ha expandido sus horizontes para ofrecer diversas especializaciones de intervención alimentaria. Tal es el caso del Máster en Nutrición Clínica en Pediatría para Nutricionistas y el Máster en Nutrición Deportiva en Poblaciones Especiales para Nutricionistas.

Sin embargo, y volviendo a resaltar la necesidad de estudio al nivel inmunológico de la nutrición, el Máster en Microbiota Humana aparece como herramienta para mejorar el perfil profesional de sus estudiantes, así como método de ampliación de conocimientos específicos en temas que implican la intervención experta en esta disciplina médica.

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