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La agorafobia es un cuadro caracterizado por la aparición de ansiedad intensa (miedo) en situaciones concretas de la vida diaria. Debido a que pueden coexistir síntomas depresivos, obsesivos y de fobia social, la psicofarmacología ayuda a disminuir este tipo de comportamientos en la conducta evitativa, lo cual puede mejorar la calidad de vida y los factores biopsicosociales del paciente.

Etimológicamente, «agorafobia» significa miedo a los espacios abiertos. Sin embargo, este miedo irracional aparece en situaciones aparentemente muy dispares: espacios abiertos, transporte público, espacios cerrados. Para ser más precisos, lo que el sujeto teme realmente es tener miedo. En otras palabras, sufrir una crisis de angustia o un episodio de descontrol en una situación en la que prevé que no va a poder recibir la ayuda necesaria. Se trata, pues, de un círculo de anticipación del miedo que acaba por desencadenar miedo. Normalmente sucede en cualquier situación fuera de casa o cuando está solo.

Algunos autores resumen la agorafobia como la sensación de miedo o las conductas de evitación ante tres situaciones: abandonar el hogar, quedarse solo y encontrarse fuera de casa en situaciones en las que se siente atrapado, molesto o indefenso.

Diagnóstico

La intensidad de los síntomas y las conductas de evitación son muy variables, pero se considera que es el trastorno fóbico más incapacitante de todos. Así mismo, puede llevar al individuo al aislamiento total en su vivienda, que es su lugar seguro. Afecta más a mujeres y se desarrolla en la etapa adulta. La evolución sin tratamiento es fluctuante y tiende a cronificarse. Se considera agorafobia cuando existe el miedo o la ansiedad intensa en dos (o más) de las cinco situaciones siguientes:

  • Uso del transporte público (por ejemplo: automóviles, autobuses, trenes, barcos, aviones).
  • Estar en espacios abiertos (por ejemplo: zonas de estacionamiento, mercados, puentes).
  • Estar en sitios cerrados (por ejemplo: tiendas, teatros, cines).
  • Hacer cola o estar en medio de una multitud.
  • Estar fuera de casa solo.

Se diagnostica agorafobia independientemente de la presencia de trastorno de pánico. Si la presentación en un individuo cumple los criterios para el trastorno de pánico y agorafobia, se asignarán ambos diagnósticos. Hay un consenso general en que el tratamiento con fármacos es solo uno de los dos pilares de la terapia de la agorafobia, que siempre debe incluir algún tipo de psicoterapia.

Síntomas

  • El individuo teme o evita estas situaciones debido a la idea de que escapar podría ser difícil o podría no disponer de ayuda si aparecen síntomas tipo pánico u otros síntomas incapacitantes o embarazosos. Por ejemplo: miedo a caerse en las personas de edad avanzada o miedo a la incontinencia.
  • Las situaciones agorafóbicas casi siempre provocan miedo o ansiedad.
  • Las situaciones agorafóbicas se evitan activamente. Requieren la presencia de un acompañante. Se resisten con miedo o ansiedad intensa.
  • El miedo o la ansiedad es desproporcionado al peligro real que plantean las situaciones agorafóbicas y al contexto sociocultural.
  • El miedo, la ansiedad o la evitación es continuo. Dura típicamente seis o más meses.
  • El miedo, la ansiedad o la evitación causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
  • Si existe otra afección médica (por ejemplo: enfermedad intestinal inflamatoria, enfermedad de Parkinson), el miedo, la ansiedad o la evitación es claramente excesiva.
  • El miedo, la ansiedad o la evitación no se explican mejor por los síntomas de otro trastorno mental. Por ejemplo, los síntomas no se limitan a la fobia específica o a la situación. No implican únicamente situaciones sociales (como en el trastorno de ansiedad social) y no están exclusivamente relacionados con las obsesiones (como en el trastorno obsesivocompulsivo), defectos o imperfecciones percibidos en el aspecto físico (como en el trastorno dismórfico corporal), recuerdo de sucesos traumáticos (como en el trastorno de estrés postraumático) o miedo a la separación (como en el trastorno de ansiedad por separación).

Fármacos

Los denominados fármacos antipánico, los ansiolíticos, son muy eficaces para la prevención y el bloqueo de las crisis de angustia agudas. Pero no son suficientes para controlar el estado emocional de base, la sensación de aprensión y las conductas de evitación. Por ende es necesario añadir medicación de carácter antifóbico.

El tratamiento farmacológico consta de dos fases: una inmediata (para el control del nivel de ansiedad) y una de mantenimiento (para disminuir las frecuentes crisis de angustia). Por ello, la prescripción de un tratamiento farmacológico a un paciente con agorafobia nos obliga a explicarle que los fármacos producirán, pasado un tiempo, la disminución del número de crisis de angustia y de su intensidad. Sin embargo, que es probable que no afecte a la ansiedad anticipatoria, para lo que será necesario utilizar un ansiolítico durante las primeras semanas.

Los entipánicos se untilizan en el tratamiento del trastorno de pánico con o sin Agorafobia:

  • Clonazepam.
  • Imipramina.
  • Clorimipramina.
  • Fluoxetina.
  • Prozac.
  • Paroxetina.
  • Sertralina.
  • Citalopam Venlafaxina XR.
  • Tranilcipromina

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