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Uno de los conceptos más modernos y llamativos de la psicología actual es el de resiliencia. Desde la medicina también es posible comprender esta palabra por medio de diferentes disciplinas que combinan otras especializaciones en el área de la salud como la psicogeriatría y los temas relacionados con los cuidados paliativos.

Definición

La resiliencia es un nombre extraño que alude en el campo de la física a la capacidad de los materiales de volver a su forma original cuando han sido forzados a cambiar o deformarse. En la psicología, el concepto de resiliencia o afrontamiento señala la capacidad para enfrentar situaciones críticas, sobreponerse y salir airoso y fortalecido, en vez de frustrado o debilitado.

El vocablo resiliencia tiene su origen en el idioma latín, en el término resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. Fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos. Se ha dicho que todo comenzó con la observación de algunos niños criados en familias con padres alcohólicos, quienes pese a esto, se recuperaban y lograban una calidad de vida aceptable.

Tipos de resiliencia

La resiliencia puede ser innata o adquirida. Aunque algunas personas parecieran traer desde su nacimiento cierta capacidad de tolerancia a las frustraciones, dificultades o enfermedades, también es posible aprenderlas a partir de la incorporación en el repertorio personal de nuevas manera de pensar y hacer. La resiliencia puede verse como una capacidad que ampliada, podría incluir cualidades como esperanza, tolerancia, resistencia, tolerancia, adaptabilidad, recuperación o superación de contingencias, autoestima, solución de problemas, toma de decisiones, y ecuanimidad ante presiones considerables.

Esta nueva categoría se ha visto asociada a una novel corriente de la psicología: la Psicología Positiva. Habían planteado enfocarse en el lado positivo de la personalidad y no en el lado oscuro enfermizo o turbio de las personas. Se señalaba la necesidad de encontrar formas de pensar y actuar centrados en un propósito de vida positivo y significativo.

Lo esencial aquí es comprender que más allá del análisis del concepto de resiliencia o de su origen, se dispone de una potente capacidad de superación de adversidades. Es potestad de cada persona descubrirla o adquirirla y usarla en los momentos álgidos y desequilibrantes. Evitando ciertas circunstancias, pero no se puede evitarlas todas.

Inmunidad

Todos los organismos tienen distinto nivel de asimilación. Así, un relámpago puede resultar excitante o aterrador dependiendo de quién lo vea. Su presencia no producirá el mismo efecto en todos. Unos lo tolerarán de mejor manera que otros

Compensación

También se puede contrarrestar el estrés gracias a factores complementarios de la personalidad o al apoyo de otros. Puede salir mal en el examen, pero no desmoronarse pues se tiene una esposa que apoya o se es muy bueno en otras áreas y se valora más eso que lo acontecido con la prueba.

Desafío

La situación tensa es abordada, afrontada o atacada como un reto siempre que no sea desproporcionado a los recursos de la persona. Se asume más como una situación competitiva que como destructiva. Visto lo anterior, la pregunta obligada es: ¿Cómo desarrollar la capacidad de resiliencia? Se sugerirá lo siguiente como material de trabajo personal.

  1. Desarrollar una sana autoestima: Creando y sosteniendo autoconfianza, autoimagen positiva; aprender a conocernos, aceptarnos y valorarnos de manera realista y comprensiva.
  2. Seguir la vocación. Orientar la energía hacia el talento y el bienestar. Es decir, invertir energía y tiempo suficientes en aquello que gratifica y sobre lo que se tienen habilidad o dominio.
  3. Ser asertivos. Ejercitar una comunicación clara, honesta y oportuna que nos permita prevenir y resolver malos entendidos. Así se evita «coleccionar» y «tragarnos» lo que nos incomoda y convertirlos luego en resentimientos.
  4. Ser optimistas. Ver el lado positivo del mundo, de la vida y de nosotros mismos. Esto es buscar y esperar que suceda lo mejor.
  5. Reencuadrar los resultados. Aprender a ver los eventos indeseados como aprendizajes necesarios y no como fracasos autoatribuídos.
  6. Desarrollar relaciones positivas. Vincularse de manera cercana, estable y positiva para el disfrute de los vínculos y su utilización como base de apoyo emocional mutuo.
  7. Ser precavidos. Actuar preventiva o proactivamente, pensando antes de que las crisis aparezcan.
  8. Ser creativos. Trabajar en el ejercicio de la creatividad, a fin de adquirir la capacidad de buscar soluciones y salidas de manera diversa y flexible.
  9. Definir metas significativas. Planificar metas y objetivos razonables que o rebasen la capacidad de realización del sujeto.
  10. Desarrollar autocontrol. Aprender a regular la reactividad, sirviéndonos de la racionalidad y de lógica. Saber cuándo frenar evita muchos problemas.
  11. Reducir expectativas. Aprender a esperar menos de los demás y tener sobre uno mismo expectativas razonables basadas en hechos nos evita frustraciones.
  12. Centrarse en el proceso. Aprender a vivir cada momento de cada día de la mejor manera posible y no centrarse únicamente en el resultado final.
  13. Hacer ejercicio. La práctica de ejercicio diario libera las llamadas «hormonas del estrés» como: el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina, y potencia la producción de hormonas positivas para el organismo.
  14. Practicar relajación. El entrenamiento en relajación y meditación promueven un nivel de serenidad que favorece la tolerancia a situaciones estresantes.
  15. Orar. La oración abre una brecha espiritual que colinda con la fe. Ha sido elemento clave en la aceptación de tragedias y la superación de enfermedades.

Resiliencia en psicogeriatría

En las próximas décadas la vejez se alcanzará cada vez más tarde y en unas condiciones psicológicas muy favorables. Muy pronto se necesitarán numerosos especialistas en la evaluación e intervención desde la psicología clínica y la psicoterapia en ese grupo que denominamos de la tercera edad.

Para el estudio de las diversas dimensiones del ser humano en estas edades avanzadas, TECH Universidad Tecnológica creó varios programas de alta calidad enfocados en temas como la Maestría en Tratamiento Congnitivo-Conductual de las Adicciones para Médicos y la Maestría en Actualización en Anestesiología y Reanimación.

Finalmente, para reunir el concepto de la resiliencia en estudios de psicología y medicina, la renombrada institución también ofrece la Maestría en Psicogeriatría para Médicos que estudia la mente y el cuerpo de las personas durante su tercera edad.

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