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Las enfermedades renales han existido desde tiempos remotos en la humanidad. La mala alimentación y los hábitos de vida que no son saludables, entre otros factores, resultan importantes para el desarrollo de estas enfermedades. Los avances en la enfermedad renal han permitido que se haga frente a estas enfermedades de manera que los profesionales de la salud deben capacitarse constantemente en esta área.

Prevención del avance de la insuficiencia renal

El personal de enfermería tiene como objetivos generales ayudar al paciente para restablecer un adecuado nivel de salud, prevenir la enfermedad y promocionar la salud. Todo ello, mediante la educación y el asesoramiento en la comunidad, paciente y familia. La ERC es un importante problema de salud pública asociado a una mortalidad prematura, generalmente de origen cardiovascular. Esto con elevadas implicaciones sociales y económicas (casi un 10 % de la población afectada y 3% del gasto sanitario total).

Aproximadamente 4 millones de personas padecen ERC en España. De ellas unas 50.909 están en tratamiento renal sustitutivo, la mitad en diálisis y el resto con un trasplante renal funcionante. El aumento de la prevalencia de ERC está asociado a varios factores que contribuyen a ello; el envejecimiento y otras enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y la arterioesclerosis.

Definición y factores de riesgo de enfermedad renal crónica (ERC)

A la ERC a veces se la llama enfermedad “silenciosa” porque la mayoría de las personas con ERC en fase temprana desconocen que la tienen. Todo ello ha hecho aconsejable su diagnóstico y detección precoz, que es posible realizar mediante pruebas rutinarias de laboratorio. También aumentar el grado de conocimiento y coordinación entre distintos niveles asistenciales para lograr una asistencia integral del paciente.

En el marco conceptual de la enfermería se establecen los siguientes objetivos; proporcionar los mejores cuidados a los pacientes con ERC a través de la educación para la salud, la formación e información acerca de la enfermedad y las diferentes alternativas de tratamiento renal sustitutivo (TRS). Lo anterios, con una perspectiva holística en todos los procesos de la ERC3.

Es necesario tener en cuenta que se trata, generalmente, de una enfermedad de fácil reconocimiento. Existen algunos tratamientos que pueden prevenir el desarrollo y enlentecer su progresión a estadios terminales. Las bases para una prevención global serán las modificaciones dietéticas y del estilo de vida, el control de la HTA, el bloqueo del sistema renina-angiotensina (SRA) y el control metabólico, fundamentalmente glucémico y lipídico.

Diagnóstico

Los pacientes con ERC, sobre todo en los primeros estadios, están frecuentemente sin diagnosticar. Esto se debe a que la ERC suele ser asintomática y muchas veces se detecta solamente durante la valoración de otra patología. La lesión renal se pone de manifiesto a partir de alteraciones histológicas en biopsia renal, por la presencia de albuminuria. Además de alteraciones en el sedimento urinario, alteraciones hidroelectrolíticas o de técnicas de imagen.

La recomendación de la SEN es hacer esta detección precoz mediante la evaluación del FG y de la albuminuria al menos una vez al año. Se realiza en pacientes que presenten factores de riesgo para la ERC. Las guías, incluyendo las guías KDIGO 2012 (Kidney Disease Improving Global Outcomes) publicadas en 2013, han confirmado la definición de ERC como la presencia durante al menos 3 meses de al menos una de las siguientes situaciones:

  • FG inferior a 60 ml/min/1,73 m2.
  • Lesión renal, definida por la presencia de anormalidades estructurales o funcionales del riñón, que puedan provocar potencialmente un descenso del FG con implicaciones para la salud.

Evaluación, diagnóstico y estratificación

Se recomienda la detección de ERC en pacientes con HTA, DM 2 y enfermedad cardiovascular, ampliando estos criterios a otros grupos de riesgo como:

  • Mayores de 60 años.
  • Obesidad (IMC>30 kg/m”).
  • DM 1 con más de 5 años de evolución.
  • Familiares de primer grado de pacientes con ERC o enfermedades renales hereditarias.
  • Enfermedades obstructivas del tracto urinario.
  • Pacientes con tratamiento prolongado con fármacos nefrotóxicos.
  • Sujetos con otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (hiperlipemia, fumadores, síndrome metabólico).
  • Antecedentes de insuficiencia renal aguda (IRA).
  • Pacientes con enfermedades crónicas, autoinmunes y neoplasias.

Paciente de riesgo

Los individuos que tengan uno o más factores de riesgo, deben someterse a pruebas para evaluar daño renal y estimar la velocidad de filtración glomerular. La mayoría de los diagnósticos de enfermedad renal pueden hacerse con una historia cuidadosa, la exploración física y por pruebas básicas de laboratorio, especialmente el sedimento urinario. La especificidad del diagnóstico puede mejorarse con análisis serológicos, pruebas de imagen y, en ocasiones, por procedimientos invasivos como la angiografía y la biopsia renal. En términos generales, a los pacientes con riesgo de ERC se les debe realizar para el diagnóstico:

  • Determinación del FG (por fórmula CKD-EPI) para determinar el filtrado glomerular: el grupo Chronic Kidney Disease-Epidemiology Collaboration (CKD-EPI) publicó una nueva ecuación, la CKDEPI, recomendada por las nuevas Guías KDIGO 2012.
  • Determinación del cociente albúmina/creatinina en muestra simple de orina: se recomienda la medición del cociente Albúmina/Creatinina (A/ Cr) en orina, preferentemente en la primera orina de la mañana, para la detección y monitorización de la FR. En ocasiones, será necesario realizar un análisis de orina de 24 horas. Para ello, es importante que el paciente conozca las pautas para realizar una correcta recogida de la muestra (Por ejemplo, a las 8 de la mañana, desechando la primera orina de la mañana, se recogerá la orina hasta las 8 de la mañana del día siguiente incluyendo la primera micción de esa mañana).

Sintomatología

La variabilidad de su expresión clínica es debida, al menos en parte, a su etiopatogenia, la estructura del riñón afectada, su severidad y el grado de progresión. Es necesario, por tanto, diferenciar entre síntomas precoces o inespecíficos, síntomas tardíos, otros que pueden estar presentes o no, y trastornos de diferentes órganos que pueden estar afectados.

  • Síntomas precoces: Malestar general, pérdida de peso, síntomas gastrointestinales tales como náuseas o vómitos, fatiga, debilidad, astenia, insomnio, prurito, cefalea.
  • Síntomas tardíos: Cambios en el volumen de diuresis (aumento o disminución), nicturia, fragilidad capilar y tendencia a hemorragias (melenas, hematemesis), alteración del nivel de alerta, contracturas musculares, hiperestesia distal, convulsiones, pigmentación cutánea característica ocre.
  • Otros síntomas que pueden estar presentes: Anorexia, fetor urémico, sed, poliuria principalmente nocturna, HTA, palidez, agitación y retraso del crecimiento en niños.
    • Clasificación de ER: Tras la confirmación diagnóstica, la ERC se clasificará según las categorías de FG y albuminuria, y según la etiología. La causa de la ERC se establecerá según la presencia o ausencia de una enfermedad sistémica con potencial afectación renal, o mediante las alteraciones anatomopatológicas observadas o presuntas y las posibles comorbilidades. La última clasificación del estadiaje de la enfermedad renal crónica realizada por la sociedad Kidney Disease Improving Global Outcomes (KDIGO), nos muestra 5 niveles de IRC dependiendo del FG (1-5), a los que se sumaron una subdivisión del estadio 3 (3ª y 3b), además de la cuantificación de albuminuria, como queda reflejado en la tabla 2. A partir de esta clasificación se deben orientar las medidas terapéuticas

El enfermero profesional y la nefrología

Las enfermedades renales resultan una parte básica que debe tenerse en cuenta por los diferentes profesionales de la salud. El hecho de que existan especialistas permite que esta labor sea mucho más efectiva y que el tratamiento y la cura de estas enfermedades se haga presente con mayor frecuencia. La capacitación constante de este cuerpo profesional entonces, resulta en una necesidad, tanto laboralmente hablando, como en respuesta a su comunidad.

TECH Universidad Tecnológica brinda herramientas virtuales para que estos profesionales alcancen sus metas en este campo. Dentro de su Facultad de Enfermería es posible hallar especializaciones enfocadas en las necesidades actuales como son la Maestría en Enfermería en Medicina Interna y la Maestría en Enfermería en el servicio de Neumología. Sin embargo, para aquellos profesionales enfocados en el área renal, no cabe duda que el programa que más se acerca a este interés es la Maestría en Enfermería Nefrológica y Diálisis.

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