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Existen diversas técnicas diagnósticas para el síndrome anémico. Los avances recientes en su estudio requieren de una actualización por parte de los médicos especialistas en el tema. La importancia del del laboratorio en hematología y hemoterapia es una necesidad, hoy en día, para los médicos interesados en estudiar el sistema circulatorio y las enfermedades relacionadas con la sangre.

La anemia es el descenso de la masa eritrocitaria de un individuo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como una condición en la que el número de glóbulos rojos o su capacidad de transportar oxígeno es insuficiente para cubrir las necesidades fisiológicas. Éstas varían con la edad, el sexo, la altitud y otras circunstancias como el consumo de tabaco o el embarazo.

Constituye uno de los problemas más frecuentes con los que ha de enfrentarse el médico. Su enorme prevalencia deja traslucir la gran importancia que tiene, tanto en sus aspectos clínicos como sociales. Según datos de la OMS, se calcula que un 30 % de la población mundial presenta anemia, y de ellos, en la mitad es por carencia de hierro. En los países desarrollados su incidencia es mucho menor, aunque en algunos sectores sociales, de bajo nivel económico o mujeres en edad fértil, se acerca a las cifras anteriores.

Existen diversas situaciones fisiológicas (embarazo) o patológicas (hiperviscosidad, hiperhidratación, cirrosis, nefrosis, hiperesplenismo) que cursan con un aumento del volumen plasmático. En ella se produce una disminución relativa en la concentración de hemoglobina y en el valor del hematocrito por hemodilución. Sin embargo, no siempre se trata de una anemia y tampoco afecta en todos los casos la oxigenación tisular.

El estudio para el diagnóstico y tratamiento de un paciente con anemia, aunque se orienta en la sintomatología clínica, se basa fundamentalmente en numerosas pruebas del laboratorio de hematología. Esto demanda una indicación e interpretación correcta y adecuada en cada paciente de forma individual. Las primeras pruebas de laboratorio utilizadas para el estudio de un paciente de anemia son:

  1. Hemograma completo.
  2. Constantes corpusculares.
  3. Lámina periférica o frotis sanguíneo.
  4. Conteo de reticulocitos.
  5. Hierro sérico.
  6. Pruebas de hemólisis.

Hemograma

El hemograma es uno de los exámenes solicitado al laboratorio con mayor frecuencia. Interpretado adecuadamente puede orientar la solicitud de exámenes complementarios, agilizando el diagnóstico de diversas patologías.

La sangre periférica constituye el objeto del hemograma. Es un análisis que reúne las mediciones, en valores absolutos y porcentuales, y agrega el aspecto morfológico de las tres poblaciones celulares: leucocitos, eritrocitos y plaquetas.

La mayor parte de las alteraciones que se encuentran en el hemograma no corresponden a enfermedades que tengan origen en la médula ósea. Son consecuencia de modificaciones patológicas de diferente naturaleza. La alteración más frecuente que se encuentra al interpretar un hemograma es la anemia.

Parámetros de Wintrobe

  • Número de hematíes (por unidad de volumen): no es fiable para el diagnóstico de la anemia. Se observa más seguido en talasemias o en la policetimia.
  • Concentración de hemoglobina (Hb, g/dl): es el parámetro que mejor define la anemia. Puede calcularse multiplicando el número de hematíes por tres.
  • Hematocrito (Hto, %): es el volumen que ocupan los hematíes respecto al total de la sangre. Puede calcularse multiplicado el Hb por tres.
  • Volumen corpuscular medio (VCM), fL): representa la media del volumen de los hematíes.
  • Hemoglobina corpuscular media (HCM, pg): informa del contenido medio de Hb de cada hematíe. Puede estar disminuido (hipocromía) o aumentado (hipercromía). Se relaciona con el VCM.
  • Concentración de hemoglobina corpuscular media (CHCM, g/dl): se encuentra elevado cuando hay deshidratación eritrocitaria. Puede estar disminuida en la anemia ferropénica.
  • Amplitud de la distribución eritrocitaria (RDW o ADE, %): informa el grado de dispersión de la población eritrocitaria, valorando la anisocitosis.
  • Recuento de reticulocitos (valores absolutos, %): su valor está referido a una concentración normal de eritrocitos y no tiene en cuenta la salida prematura de reticulocitos dedesde la médula ósea.
  • Recuento de leucocitos y plaquetas: su valor orienta en el estudio de los trastornos medulares.

Frotis de sangre periférica

No es parte de la evaluación del hemograma per se, pero es una herramienta diagnóstica indispensable en la rutina hematológica. Aporta información específica e insustituible por técnicas automatizadas. Numerosas alteraciones cuantitativas y cualitativas de las células sanguíneas guían al hematólogo al diagnóstico de determinada patología. Actualmente, algunos autoanalizadores tienen dispositivos de digitalización de imágenes del frotis sanguíneo.

El frotis es la extensión de una gota de sangre extendida sobre un portaobjeto y teñida con un colorante apropiado. Permite el estudio de la morfología de los hematíes y las alteraciones de su color y tamaño. Confirma los índices eritrocitarios, como la microcitosis y la macrocitosis aportadas por el VCM y la anisocitosis.

Si los eritrocitos son pálidos se denominan hipocrómicos. Habitualmente es la consecuencia de una disminución del contenido de hemoglobina por ferropenia o talasemia. La policromasia (tonalidad gris azulada en los eritrocitos) se observa en caso de reticulocitosis. Además de las alteraciones en la forma de los hematíes, también pueden verse inclusiones en su citoplasma. En el frotis también es necesario observar la morfología de los leucocitos y las plaquetas, ya que puede ayudar al diagnóstico.

Algoritmo de estudios la anemia

Una vez identificada la anemia en el paciente por los valores de hemoglobina, eritrocitos y hematocrito, se procede según la interpretación de las constantes corpusculares y el recuento de reticulocitos. Entonces se clasifica al paciente en tres grupos fundamentales para dirigir su estudio a la identificación de la etiología en las diferentes anemias que existen:

  • Microcíticas.
  • Normocíticas.
  • Macrocíticas.

Para continuar con el estudio del paciente, se utilizan otros algoritmos propios para cada tipo de anemia según el volumen corpuscular medio. En el caso de la anemia microcítica hipocrómica (que constituye el grupo más frecuente en la práctica clínica diaria porque incluye a la anemia ferropénica) se puede emplear un flujograma sistemático que estudia el hierro según el nivel de ADE en la sangre.

Otras pruebas

Después de realizada la identificación de la anemia y clasificada según las constantes corpusculares, el conteo de reticulocitos y la amplitud de distribución eritrocitaria, se utiliza otro grupo de pruebas donde destacan los llamados componentes hematínicos para la eritropoyesis. Ellos se utilizan según el contexto clínico del paciente si se sospecha de anemias carenciales o hiporregenerativas:

  • Estudios del hierro: ferritina sérica, hemosideremia, porcentaje de saturación de la trasferrina, hepcidina, protoporfirina eritrocitaria.
  • Niveles de vitamina B12.
  • Niveles de ácido fólico.

Por otra parte, en el caso de las anemias hemolíticas se utilizan las denominadas pruebas de hemólisis, donde se incluye:

  • Niveles de bilirrubina, fundamentalmente indirecta.
  • Haptoglobina.
  • Pruebas de anticuerpos como el Coombs.
  • Electroforesis de hemoglobina por cromatografía si se sospecha de talasemia.

Para el estudio de las anemias medulares primarias o secundarias se utiliza:

  • Aspirado de médula ósea.
  • Biopsia de médula ósea.

Estudio de las pruebas

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