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Dentro de la Medicina Rehabilitadora, existen diversas tecnologías o métodos de intervención que ayudan al tratamiento de toda clase de enfermedades. En la electroterapia, por ejemplo, las aplicaciones prácticas de la microonda son tan amplias que deben ser estudiadas constantemente para su comprensión más profunda.

Conceptos básicos

Las corrientes de microondas presentan una serie de características físicas específicas que las diferencian de las demás corrientes de alta frecuencia. Esto supone que tengan algunas consideraciones añadidas a su aplicación. Como resultado de su elevada frecuencia, las microondas presentan propiedades de refracción y reflexión en su transmisión, al igual que las propias de las radiaciones luminosas. Por ello es muy importante que se tenga en consideración el ángulo de colocación de la antena de microonda en relación al tejido que se va a tratar. O bien puede considerarse la superficie corporal sobre la que incidirá la radiación de microonda.

Debido a que la intensidad de la irradiación es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia antena-piel, se debe tener en cuenta la distancia a la que se coloca la antena de la piel del sujeto. De esta manera se evita alcanzar intensidades de aplicación demasiado elevadas o demasiado bajas. Si la antena se encuentra muy separada de la piel del paciente, la intensidad de radiación será muy pequeña. Así es posible no alcanzar los efectos deseados. Por el contrario, si se reduce la distancia de la antena a la piel del paciente demasiado, se obtendrán efectos térmicos demasiado elevados e indeseados.

Consideraciones prácticas

La dosimetría de la aplicación de microonda suele establecerse en base al efecto deseado, el tiempo de tratamiento y la dosis de calor percibida por el paciente. En base a esto, existen una serie de niveles de sensación de calor percibido por el paciente que pueden ayudar a conocer la dosificación de la microonda:

  • Grado I: calor muy suave “apenas imperceptible”, calentamiento cutáneo apenas por debajo del umbral de la percepción térmica (dosis submitis).
  • Grado II: calor suave, “apenas perceptible”. Existe una sensación de calor débil y agradable (dosis mitis).
  • Grado III: calor fuerte, “percepción agradable” (dosis normalis).
  • Grado IV: calor muy fuerte, casi quemante, “umbral de tolerancia” (dosis fortis).

En ningún caso la aplicación de microonda deberá sobrepasar el grado de tolerancia del paciente. Es decir, la máxima dosis permitida vendrá dada por el límite de tolerancia al calor del paciente sin que este genere dolor o incomodidad. La dosis tampoco debe ser inferior al grado en el que el paciente sea incapaz de percibir calor. A excepción de que se esté realizando una aplicación pulsátil buscando la producción de efectos atérmicos.

Por norma general se suele optar por dosis altas cuanto más crónica sea la patología. Asimismo, dosis más bajas o atérmicas cuanto más aguda o mayor participación de un proceso inflamatorio presente la patología. De esta forma, en los procesos agudos se comenzará el tratamiento con dosis de tratamiento bajas y tratamientos de corta duración. A medida que se progrese en el tiempo, tanto la dosis de intensidad como la duración del tratamiento, se verán incrementadas. En caso de una exacerbación del proceso patológico se recomienda una pausa del tratamiento que posteriormente se retomará con una dosis de intensidad más reducida.

Aplicaciones prácticas

Microonda continua

Las indicaciones generales para el uso de las corrientes de alta frecuencia presentan muchas similitudes. Se debe a que sus efectos físicos y fisiológicos son bastante similares, a excepción de su capacidad de penetración en los tejidos. En el caso de la microonda, debido a su profundidad de penetración menor a la onda corta y la tecarterapia, se podrá optar por su uso ante patologías de tejidos más superficiales o cubiertos por una capa subcutánea adiposa más fina.

Al igual que con la onda corta, se optará por la modalidad de aplicación pulsátil ante patologías en las que el efecto térmico suponga una contraindicación. Esto con la consideración de ser conservadores con la cantidad de energía administrada ya que las microondas poseen una mayor cantidad de energía y mayor facilidad para aumentar la temperatura de los tejidos. De modo que las indicaciones específicas para cada modalidad de aplicación estarán sujetas a la fase, la localización y profundidad del proceso pato biológico.

Microonda pulsátil

Por separado se exponen las indicaciones específicas de la microonda pulsátil. La misma presenta cierta prevalencia de efectos diferente a la microonda continua, como también ocurría en el caso de la onda corta continua y pulsátil. Se debe recordar que ante patologías en las que el efecto térmico esté contraindicado, se deberá optar por la modalidad de aplicación pulsátil.

  • Trastornos post-traumáticos que cursen con inflamación aguda. Procesos de reparación tisular, por su efecto sobre el drenaje venoso y la proliferación de los fibroblastos.
  • Trastornos post-operatorios como intervenciones quirúrgicas de rodilla, mano, cadera, pie, mandíbula, etc. Tanto a nivel postquirúrgico por sus efectos sobre la inflamación y la reparación de los tejidos, como a nivel prequirúrgico por sus efectos sobre la inflamación post-operatoria.
  • Procesos que cursen con una respuesta inflamatoria anómala o crónica como la osteítis crónica, bursitis, sinusitis, periostitis. Por los efectos anteriormente mencionados sobre la inflamación, la fagocitosis, la vascularización y el dolor.
  • Trastornos de circulación periféricos que cursen con un déficit de aporte sanguíneo y exista contraindicación del uso de calor. La aplicación de microonda pulsátil durante 40-45min con una intensidad de grado I-II permite aumentar la perfusión micro vascular de los tejidos tratados.
  • Procesos de inflamación crónica articular como la artrosis de rodilla. Existen estudios sobre cómo la aplicación de microonda produce un efecto de reducción del dolor y mejora de la función de la rodilla en pacientes con artrosis de rodilla.
  • Aceleración de la reparación de lesiones de tejidos blandos como esguinces, roturas musculares, roturas tendinosas o heridas a nivel superficial. Estos procesos se pueden ver beneficiados por el incremento de la actividad de los fibroblastos y la estimulación de la síntesis de ATP y de proteínas. Esto puede aumentar la velocidad de depósito de colágeno.

Electroterapia

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