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El paso previo, antes de seleccionar una metodología concreta para llevar a cabo una investigación, es determinar el propósito de la misma, y a esa conclusión se llegará al determinar el paradigma de la investigación sobre el cual se basará el trabajo. El concepto Paradigma es acuñado por T. Khun (1962), quien afirma que un paradigma es un conjunto de suposiciones que mantienen interrelación respecto a la interpretación del mundo. Además, el paradigma sirve como una guía base para los profesionales dentro de su disciplina, ya que indica las diferentes problemáticas que se deben tratar y busca un marco referencial en el cual se aclaren las interrogantes mediante una epistemología adecuada.
Paradigma positivista
Ricoy (2006) indica que el “paradigma positivista se califica de cuantitativo, empírico-analítico, racionalista, sistemático gerencial y científico tecnológico”. Por tanto, el paradigma positivista sustentará a la investigación que tenga como objetivo comprobar una hipótesis por medios estadísticos o determinar los parámetros de una determinada variable mediante la expresión numérica.
Heredado de las ciencias naturales y permeado por la aplicación del método científico, su aplicación es grandemente aceptada en el mundo. Ballina Ríos (2016)* señala que el paradigma positivista, también denominado paradigma cuantitativo, empírico – analítico racionalista, es el paradigma dominante; el positivismo es una escuela filosófica que defiende determinados supuestos sobre la concepción del mundo y del modo de conocerlo, por lo que se extienden las características del positivismo a las dimensiones del paradigma.
El paradigma positivista o naturalista, se caracteriza por el alto interés por la verificación del conocimiento a través de predicciones. Algunos lo llaman el “paradigma prediccionista”, ya que lo importante es plantearse una serie de hipótesis como predecir que algo va a suceder y luego verificarlo o comprobarlo. En las ciencias exactas y naturales es en donde tiene mayor aplicación. Cuando hay una tormenta electrónica y enseguida cae la lluvia, la predicción se puede verificar fácilmente, lo mismo sucede con el fósforo y el fuego.
Teniendo en cuenta lo anterior, este tipo de abordaje es naturalmente idóneo para ciertos objetos de estudio; elementos cuantificables, mostrables y demostrables, susceptibles de ser analizados desde esta particular perspectiva. La ebullición de un líquido expuesto al fuego, la fatiga de un metal, la saturación de una mezcla, entre otros. Esos son perfectos cuando lo que sea analizado es controlable en un entorno experimental. A continuación, se resumirán sus características.
Positivismo
El positivismo acepta como único conocimiento válido al conocimiento verificable y mensurable, visible. El Padre de esta escuela de pensamiento afirma que toda ciencia consiste en la coordinación de hechos, coordinación que permite, a partir del más reducido número de datos inmediatos, “deducir” el mayor número de consecuencias posibles, eso gracias al conocimiento de las leyes que regulan los fenómenos observados (…). (Comte, 1968 en Ferréol, 1994).
La relevancia en el positivismo
Lo relevante para el positivista es la cuantificación y medir una serie de repeticiones que llegan a constituirse en tendencias. Plantear nuevas hipótesis y construir teorías, todo fundamentado en el conocimiento cuantitativo Hechos aislados. Con lo cual, la base de este tipo de investigaciones es la posibilidad de generalizar sus aportes.
Se replican tantas veces sea necesario para comprobar la hipótesis planteada. Además de aproximarse a la generación de teorías. Sin embargo, en el ámbito de las ciencias sociales es más compleja su aplicación. La naturaleza subjetiva y rara vez replicable de los fenómenos sociales, obliga a la búsqueda de abordajes alternativos que se abordarán de seguido.
Paradigma constructivista
El conocimiento, para el constructivismo, es una representación pertinente de la realidad y no una correspondencia icónica de este último. De esta forma, el conocimiento, es la comprensión de cómo se construye el mundo. (Labra, 2007)*. De esta manera, el paradigma constructivista persigue más allá de la recolección de evidencias cuantificables. Su propósito es la comprensión de las diferentes construcciones de la realidad.
El constructivismo puede resumirse según los aportes de Von Glasersferls (1991), Larochelle y Désautels (1992) en cuatro ideas principales:
- En la primera, su fundamento es el escepticismo, el cual destaca la imposibilidad de validar el conocimiento adquirido por la experiencia como aquel resultante de otro tipo conocimiento.
- En lo que respecta a la segunda, las coyunturas históricas añaden la teoría instrumentalista como medio de salvar la religión – y, después de ella, la política -, limitando lo científico al método, dejando las explicaciones globales y la elección de la acción societal (proyectos de sociedad, orientaciones, prioridades) a los teólogos y a los políticos.
- Con relación a la tercera, es la conciencia en el tipo de construcción de conceptos, [un tipo de] carácter “realizado” de hechos científicos, que permite en knorr-Cetina de referirse a la ciencia como a una “manufactura de conocimientos”.
- Por último, a la evolución en un sentido original, como un proceso de extinción selectiva de variaciones poco viables, y no como una orientación divina hacia un objetivo preestablecido”. (Zuñiga; 1993).
Ideas principales
- Es escéptico por naturaleza, su función es cuestionar lo establecido inclusive aquello que se asume como científicamente verdadero.
- Lo social no puede siempre explicarse desde la perspectiva cuantitativa. Los seres humanos y los procesos asociados a ellos no son números ni valores en la tabla periódica que puedan sumarse o restarse esperando siempre los mismos resultados. Los fenómenos sociales son de naturaleza científicamente impredecible. No puede anticiparse la fecha en que un gobierno dictador caerá, o una rebelión se llevará a cabo.
- Su propósito es la construcción y deconstrucción de conceptos. Los asume como entes vivos que dialécticamente se vacían y llenan de significado.
- No pretende la generación de saberes estables, al contrario, busca el manejo controlado de la incertidumbre en la que todo puede cambiar con los tiempos.
Hernández et al. (2010), en este mismo orden de ideas, ubica al constructivismo como base natural para las investigaciones cualitativas y resume sus aportes como sigue:
- La realidad se la construye socialmente desde diversas formas de percibirla.
- El saber se construye de forma social por los participantes en el proceso investigativo.
- La investigación no es ajena a los valores del investigador.
- Los resultados no pueden ser generalizados en forma ajena al contexto y al tiempo.
Paradigma sociocrítico
Este enfoque se destaca por su vocación autocrítica y reflexiva. De acuerdo con Latorre y otros (1996, 42), los principios ideológicos sobre los que descansa este paradigma “tienen como finalidad la transformación de la estructura de relaciones sociales y se apoyan en la escuela de Frankfurt, en el neomarxismo, en la teoría crítica social de Habermas, en los trabajos de Freire y en los aportes de Carr y Kemmis”. Continúa la tradición ya desarrollada en líneas previas, esta poderosa escuela se caracterizará por los siguientes elementos:
- Tiene como objetivo central el análisis de las transformaciones sociales.
- Busca dar respuestas a los problemas que se producen debido a las transformaciones sociales.
- Enfatiza en el conocimiento y comprensión de la realidad como praxis.
- Tiende a la unión de teoría y praxis, esta convergencia es entendida como: conocimiento, acción y valores.
- Procura la emancipación del saber.
- Se erige sobre la base de orientar el conocimiento para emancipar y liberar al hombre.
- Involucra al investigador para que participe a través de la autorreflexión.
- Se propicia la reflexión y crítica de los intereses, interrelaciones y prácticas educativas. Fonseca Ruíz (2010)
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