Así como sucedió en su momento, actualmente diversos profesionales de la psicología se enfocan en realizar estudios rigurosos para entender el funcionamiento de diversas reacciones y de la inteligencia emocional. Se inicia el desarrollo del cerebro emocional con el circuito de Papez. Puesto que este, describió uno de los primeros modelos anatómicos de la emoción que supuso un gran avance en la psicología de la emoción. Fue el primero en identificar que la emoción no sucede en una zona específica del cerebro. Más bien que se requiere de un circuito en el que participan varias estructuras cerebrales específicamente dedicadas a la emoción.

«El cerebro emocional responde a un evento más rápidamente que el cerebro pensante»

Daniel Goleman

Su planteamiento está influenciado por ideas de la época donde se apreciaban, desde el punto de vista evolutivo, dos partes de la corteza cerebral. Una parte medial (la más antigua) a la que se le atribuyeron funciones más primitivas, como la conducta emocional. Y una parte lateral (la más moderna) relacionada con las funciones sensoriales y motoras y con los procesamientos superiores, como el lenguaje y el pensamiento.

Decidió incluir en su circuito al hipocampo al ser la estructura más afectada por el virus de la rabia. En este la persona manifestaba temor intenso y cólera. También consideró oportuno incluir a la corteza cingulada, tras el descubrimiento de que la lesión de esta estructura producía apatía. También una pérdida de la espontaneidad emocional.

Canales del Cerebro Emocional

  • El canal del sentimiento. Es allí donde la información viaja hasta el hipotálamo, lugar donde se ponen en marcha los mecanismos autonómicos y motores de la expresión emocional. Allí es donde se origina la respuesta física que es transmitida a través de los núcleos talámicos a la corteza cingulada.
  • El canal del pensamiento: donde la información viaja desde el tálamo a la corteza sensorial (allí se perciben los estímulos y se activan los recuerdos) y de ahí llega hasta la corteza cingulada. Las experiencias emocionales tienen lugar en esta corteza al integrar las señales recibidas desde la corteza sensorial y el hipotálamo.

Por último, propone que la conexión entre la corteza cingulada, el hipocampo y el hipotálamo es la que permite a los pensamientos (originados en el neo-córtex) llevar a cabo el control de las respuestas emocionales. La conexión entre el hipocampo y el hipotálamo es posible gracias a un complejo de axones denominado fórnix.

El cerebro emocional o sistema límbico

El sistema límbico es un conjunto de estructuras corticales y subcorticales interconectados, dedicadas a vincular los estados viscerales y emocionales con el comportamiento y la cognición.

Broca

En el siglo XIX, fue el, el que denominó sistema límbico al conjunto de estructuras que rodeaban el tronco cerebral y el diencéfalo, y que constituían la parte más antigua de la corteza de los mamíferos. Identificó este sistema como una estructura principalmente olfativa del cerebro de los mamíferos.

Más tarde, como se ha visto, Papez describió su circuito cerebral ubicado en el sistema límbico que implicaba a estructuras como el hipotálamo, el tálamo anterior y el hipocampo y que intervenían en la conducta emocional.

MacLean

Posteriormente, fue el primero en validar la propuesta de Papez. Esta dicta que las emociones tenían una maquinaria fisiológicamente explorable y anatómicamente definible como un verdadero descubrimiento. Partiendo de esta, y recogiendo las ideas de sus predecesores, desarrolló una teoría global sobre el cerebro emocional.

Esta conjugaba, por un lado, el papel clave del hipotálamo en la expresión emocional, así como del sistema nervioso autónomo, con la experiencia emocional elaborada en el hipocampo, que ocurría cuando los impulsos alcanzaran la corteza cingulada. Este cerebro sería el encargado de coordinar, a través del hipotálamo, las impresiones que recibía de los diversos sistemas sensoriales, regulando tanto las respuestas viscerales como las motoras propias de las emociones.

Tipos de cerebro

Así mismo, introdujo la idea de que el rinencéfalo (parte del encéfalo que tiene que ver con el sentido del olfato y que está incluida en el cerebro límbico, que además de desempeñar la función olfatoria, participa en la integración emotivo-visceral) en los animales inferiores constituye un cerebro visceral, responsable de los impulsos básicos y de las conductas instintivas necesarias para la supervivencia.

A esta estructura se añadirían las partes más modernas del cerebro, como el neocórtex, responsables de la conducta racional. Finalmente, desarrolló la idea de que existen tres cerebros separados, conocida como la teoría del cerebro triuno que se ha mantenido casi sin modificar desde entonces.

Evolución filogenética

El cerebro neo mamífero o neocórtex es la capa externa y la más evolucionada. Está conformado por la corteza cerebral y los dos hemisferios cerebrales unidos por el cuerpo calloso. A su vez también se divide en cuatro lóbulos: el occipital encargado de la percepción visual, la lectura y los movimientos de los ojos. Por otro lado, el lóbulo frontal implicado en las acciones como la creatividad, el control de los impulsos, el significado de las palabras, la resolución de problemas, la toma de decisiones, etc.

El lóbulo parietal es el responsable del tratamiento de las funciones sensoriales y lingüísticas superiores (atención visual, relación espacial, tacto, presión, etc.). El lóbulo temporal se encarga de la audición, la memoria, así como la comprensión del lenguaje, por ejemplo. Las funciones que desempeñan los diferentes lóbulos no son rígidas, sino complementarias al ser todo el cerebro un sistema de relaciones.

El neocórtex ocupa aproximadamente el 75% del volumen total del cerebro. Debido a su complejidad es el más lento. Es el responsable de las estrategias racionales de entendimiento, comprensión y análisis, así como de la capacidad verbal.

Permite llevar a cabo las funciones ejecutivas intelectuales, así como las funciones emocionales superiores. Esta capa del cerebro es la que diferencia al ser humano del animal, aun así, es necesario comentar que para que esto se dé es necesario un proceso de entrenamiento que ayude a frenar los impulsos instintivos que le llegan del cerebro reptil, así como a regular las reacciones emocionales disfuncionales que llegan desde el sistema límbico.

Cerebro paleomamífero

El cerebro paleomamífero o sistema límbico constituye la segunda capa de este cerebro conformado por las estructuras neurales implicadas en las emociones básicas, como la amígdala, el hipocampo, el tálamo y el hipotálamo. Se formó hace unos 60 millones de años y representa alrededor de un 20% del volumen total del cerebro. Es el lugar de los afectos, por ello rige las emociones, permitiendo las fuertes implicaciones afectivas, siendo más sensible a los gestos que a las palabras.

También se encarga de regular otras funciones como sueño, la atención, el nivel de azúcar en sangre, la temperatura corporal, la presión sanguínea, las hormonas, la sexualidad, etc. Junto con el cerebro reptil forman el complejo cerebro instintivo-emocional con el que llevan a cabo la evaluación de los estímulos, útil en las situaciones que requieren de una reacción rápida. En esta capa se encuentra una estructura muy relevante: el sistema de recompensa cerebral, que hace que se actúe para obtener gratificaciones o placer, puesto que la recompensa es una necesidad biológica.

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