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El farmacéutico comunitario está viviendo una época de cambio social en el que existe un envejecimiento poblacional y un aumento de la dependencia: este hecho hace que se demanden iniciativas de ayuda dirigidas a apoyar y asistir al paciente en el domicilio. Una de estas iniciativas es el SPF en Atención Farmacéutica Domiciliaria (AFD). Este servicio profesional permite la cercanía suficiente con el paciente de manera que pueda estudiar y analizar al mismo desde un punto mucho más cercano.

Envejecimiento poblacional y dependencia

En España estamos viviendo la realidad de un cambio en la población. La esperanza de vida ha aumentado hasta el punto actual en el que el 18 % de la población es mayor de 65 años, de los cuales el 6 % son mayores de 80 años. En un futuro cercano una de cada cuatro personas superará esta edad. Unido a este envejecimiento poblacional nos encontramos con el aumento de las patologías crónicas. Esto llegando a padecerlas un 72 % de los pacientes mayores de 65 años. Estas enfermedades producen una merma en la calidad de vida generando a la larga un estado de fragilidad y dependencia.

El Consejo de Europa definió la dependencia como; “El estado en el que se encuentran las personas que, por razones ligadas a la falta o a la pérdida de la autonomía física, psíquica o intelectual, tienen la necesidad de asistencia o de ayudas importantes para realizar actividades corrientes de la vida diaria.

Fragilidad del paciente

La fragilidad se entiende como una situación ( potencialmente corregible o mejorable) de desregulación en múltiples sistemas biológicos. Además de una acumulación de déficits, disminución de la reserva fisiológica, y propensión a diversos eventos adversos. En España es llamativa la cifra de personas que viven en soledad; 4,5 millones y la previsión es un aumento debido a la ausencia de soporte familiar derivado de los cambios en el modelo familiar.

Los estados de soledad, fragilidad y dependencia requieren de un trato más directo y personalizado del paciente. Nos encontramos ante un aumento progresivo de la cronicidad, incremento de la esperanza de vida, envejecimiento poblacional, pluripatología, polimedicación y dependencia. Por otro lado conocemos que el 87 % de las personas de edad avanzada desean vivir en sus casas el mayor tiempo posible, expresando así su voluntad de autonomía.

La gran mayoría de personas mayores viven en la comunidad de forma no institucionalizada. Esto con el deseo mayoritario de residir mientras sea posible, integrados en la comunidad. Esta situación demanda una actuación simultánea y sinérgica de los servicios sanitarios y sociales. Esto para ofrecer una prestación de servicios lo más integral posible a fin de mantener en la población un nivel de calidad de vida aceptable.

Es una necesidad social explícita establecer un plan de actuación sanitario y social. Esta realidad ocasiona un reto sanitario en la que el paciente reciba cuidados de la máxima calidad, lo más cercano posible a su domicilio. Todo ello coordinando cuidados de salud y atención social que contribuyan a curar y a cuidar a todas estas personas con problemas de salud crónicos. Además de dependencia, dificultad para desplazarse de su domicilio y/o en riesgo de exclusión social. Estos son pacientes que debido a su dificultad, se convierte en una prioridad su atención.

La atención domiciliaria

Una atención adecuada debe incluir el empoderamiento del paciente para que se involucre en el control de la enfermedad. De tal forma que las decisiones que adopte (tomar o no la medicación, mantener o no hábitos adecuados para su salud, etc.) sean correctas. Para esta implicación se necesitan profesionales sanitarios en los que el paciente confíe como el farmacéutico.

Ante este escenario, la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) publicó en marzo de 2015 el Manifiesto Abarán. Este establece las bases del papel del farmacéutico comunitario en el ámbito de la atención sociosanitaria y domiciliaria. En el Manifiesto Abarán se preconiza que sea el farmacéutico comunitario el responsable de las necesidades farmacoterapéuticas de los pacientes no ingresados en un hospital. Ello, independientemente de donde vivan, siendo el profesional idóneo para la atención a estos pacientes por sus conocimientos, accesibilidad, cercanía y confianza con el paciente.

Asimismo, apunta hacia la necesidad de que el farmacéutico comunitario forme parte de los equipos de atención primaria. Todo ello junto con médicos, enfermeros y trabajadores sociales prestando servicios profesionales farmacéuticos (SPF). El Consejo de Ministros del Consejo de Europa recomienda desde 2001 una promoción del papel del farmacéutico en el marco de la seguridad sanitaria. Esto dada su accesibilidad para el paciente, instando a que los estados miembros adapten sus regulaciones legales. Especialmente en lo que se refiere a la población dependiente.

Los servicios de AF en el entorno del domicilio del paciente no es nada nuevo en el entorno internacional. En países como Australia y Nueva Zelanda existen servicios domiciliarios integrados en el Sistema Nacional de Salud (SNS) cuya evaluación está siendo positiva.

Definición de la atención domiciliaria

A nivel conceptual, la atención domiciliaria cabe definirla como el conjunto de actividades, de naturaleza sanitaria y social, que se desarrollan en el domicilio de los enfermos.

Hay que coordinar a todos los trabajadores que intervienen en el marco domiciliario, es decir, los equipos y profesionales sanitarios, los cuidadores familiares, los servicios sociales de apoyo o bien el voluntariado social. La AFD, es la AF en el ámbito del domicilio del paciente, es decir, de acuerdo con la definición de Atención farmacéutica -según el consenso sobre AF del Ministerio de sanidad y Consumo de 2001- es la participación activa del farmacéutico en la asistencia sanitaria y farmacéutica al paciente en su domicilio, en la dispensación y seguimiento de un tratamiento farmacoterapéutico, cooperando con el médico y otros profesionales sanitarios a fin de conseguir resultados que mejoren la calidad de vida del paciente.

También conlleva la implicación del farmacéutico en actividades que proporcionen buena salud y prevengan las enfermedades. Los servicios de AFD deben garantizar la accesibilidad de los productos farmacéuticos a las personas en situación de dependencia y con dificultades de acceder a la oficina de farmacia para conseguir un rendimiento óptimo de su tratamiento farmacológico.

Constituyen parte de programas cuyo objetivo es servir de ayuda adicional al Centro de salud en el seguimiento y control a pacientes domiciliarios en situaciones especiales. Los usuarios de estos programas suelen ser personas por su situación con un grado de sufrimiento físico y emocional elevado5 . Estos programas mejoran la adhesión, optimizan el seguimiento de los tratamientos, garantizan el correcto almacenamiento y ayudan al auxiliar domiciliario y/o cuidador a su labor en todos los aspectos relacionados con los medicamentos.

Objetivos de la atención domiciliaria

Existen diferentes proyectos en marcha de AFD, se ha de ser consciente que dar una atención domiciliaria de calidad es una tarea compleja. Los objetivos de estos proyectos son numerosos debido a la variedad de necesidades especiales de estos pacientes que demandan una Atención farmacéutica personalizada, pero la finalidad principal es individualizar la atención.

Sabemos que la adherencia disminuye de forma significativa a medida que aumenta el número de fármacos que debe tomar el paciente de forma prolongada, así como con el envejecimiento y la disminución de la capacidad funcional. El farmacéutico debería concienciar a los pacientes incluidos en AFD de la importancia de la adherencia terapéutica, informando sobre las enfermedades existentes, realizando un control del cumplimiento (un 40 % de los pacientes polimedicados no realizan las tomas de manera adecuada) y racionalizando el uso de los medicamentos.

El profesional como actor de los SPF domiciliarios

Es importante que los profesionales de diversas áreas y, con mayor razón, aquellas que ofertan servicios de salud, se encuentren contextualizados con su campo de acción. Esto permite que el profesional oferte una mayor gama de servicios a su comunidad, brindando una mayor tasa de efectividad en su labor.

En TECH Universidad Tecnológica existe un amplio portafolio de servicios educativos para los profesionales modernos. Este es el caso de su Facultad de Farmacia, donde pueden hallarse programas tales como la Maestría en Avances en Fitoterapia Aplicada para Farmacia y la Maestría en Infectología Clínica y Terapéutica Antibiótica para Farmacia. Sin embargo, la Maestría en Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales en Farmacia Comunitaria brinda las herramientas al profesional para desarrollar de forma óptima esta labor en su campo de acción.

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