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Como es de suponer, existen diversos procesos de evaluación en el psicodiagnóstico pericial. Uno de ellos, entre los más reconocidos, es el test de Rorschach, creado por un psiquiatra suizo entre 1913 y 1922.
A la hora de aplicar esta prueba, se debe estructurar lo menos posible la situación de prueba para dar toda la libertad a la persona de poder hacerlo ella misma. De esta manera se manifiesta su personalidad. La hipótesis primordial de esta técnica proyectiva es la de que el evaluado, al cual se le presenta un material ambiguo e inestructurado, se vea obligado desde la consigna a estructurar tal material. En ello, aporta con sus respuestas características más o menos estables de la personalidad.
El material son 10 láminas que contienen manchas de tinta con formas simétricas. Cinco de ellas son en blanco y negro, y las restantes contienen color. Tales láminas, numeradas al dorso, se presentan en el orden de la numeración de uno a diez, y siempre en la misma posición.
Una forma de realizar la aplicación del Rorschach es situándose evaluado y psicólogo frente a frente. Se recomienda que el despacho en donde se pase la prueba esté lo suficientemente iluminado. Es preferible con luz natural, y carente de ruidos u otros estímulos que puedan distraer al sujeto objeto de examen. Durante la aplicación es conveniente la no presencia de terceras personas.
La consigna es la forma de pedir al sujeto que organice cuantas percepciones le sugieren las manchas. El paciente deberá dar una o más respuestas verbales sobre lo que aprecia o ve en ellas. El psicólogo aplicador de la prueba tomará la Lámina I y luego la acercará al examinado para que, a continuación, se dé la siguiente consigna:
- ¿A qué se parece o podría parecerse esto?
La consigna se da sólo en la primera lámina. El evaluador no añade más a lo dicho ni dialoga con el evaluado. No responde a ninguna de sus preguntas, no expresa con sus gestos conformidad o rechazo a lo que escucha, ni tampoco refuerza o desaprueba cuanto el paciente aporta en sus respuestas. Se pretende que el evaluador adopte una actitud neutra a lo largo de toda la prueba.
Presentación de láminas
Se trata de presentarle, de forma correlativa, las 10 láminas de las que se compone la prueba. Son una serie de manchas de tinta asimétricas que la persona debe organizar perceptualmente. Más adelante da una respuesta verbal sobre lo que ve en ellas. Las cinco primeras son en blanco y negro y las otras cinco contienen otros colores.
Tiempo de reacción
Se debe anotar el tiempo de reacción (Tr) entre la presentación de la lámina y la primera respuesta dada. Se debe repetir con cada una de las 10 láminas.
Siguiendo a José María Pérez Millán, consideramos como tiempo de reacción el tiempo que transcurre desde la presentación de la lámina hasta que el sujeto emite la primera expresión verbal inteligible. El tiempo de reacción es fundamental en el análisis y valoración del protocolo. Es expresión no sólo del impacto afectivo provocado por la lámina, sino que a la vez puede ser un mecanismo defensivo, un indicador de disgregación yoica, etc.
Tiempo del paciente ante la lámina
Igualmente, se anotará el tiempo empleado en las cinco primeras láminas así como el total del tiempo empleado en las 10. Lo normal es que este tiempo no supere los dos minutos. El objetivo es evitar:
- Que pueda disponer de la lámina todo el tiempo posible en busca de un resultado. Esto produciría el fenómeno conocido por fracaso (ausencia de proyección cuantificable en un tiempo determinado o no respuesta ante una lámina).
- El aprendizaje y la memorización del estímulo, la facilidad de organizar mecanismos de defensa ajustados, etc. Lo cual llegaría a influir en futuras exploraciones.
Retirada de la lámina y la encuesta
Se retira la lámina una vez transcurridos los dos minutos previstos. También si se ha producido un fracaso. Y, lógicamente, cuando el paciente claramente expresa algo como: “…no sé qué más, decir…”, o “…nada más”.
Durante la exploración se mantendrán las láminas fuera de la vista del paciente. Es conveniente que éste no sepa cuántas son. Al retirar cada una de ellas se dejarán sobre la mesa, boca abajo y al alcance del paciente para que pueda compararlas con otras si lo desea. Se ha comprobado que sujetos paranoides, esquizotímicos, inhibidos, simuladores, con trastornos caracteriales psicóticos y en neurosis caracteriales, suelen mostrar un comportamiento de acercamiento simulado o intentan leer lo que está escrito al dorso de cada lámina al creer que ahí están escritas las respuestas válidas.
En esta prueba, al igual que en todas las proyectivas, es de vital importancia que registremos toda la información tanto verbal como no verbal que la persona nos va dando una vez que tiene delante la lámina. Además, tenemos que hacerlo de la manera más exacta posible. Para lograrlo, una buena opción es utilizar una cámara de video o una grabadora de voz que nos ayude a recoger toda la información que la persona nos va a aportando durante el transcurso de la prueba.
Anotaremos en qué parte de la mancha ha percibido la respuesta, así como cuáles son los elementos de la lámina que le han sugerido dicha respuesta: forma, movimiento, color, textura, etc. Esto es algo que se determinará a lo largo de la encuesta en cada respuesta a cada lámina que se vaya haciendo, después de haber obtenido el protocolo inicial completo.
Demás pruebas de proyección
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