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Durante cada etapa de la vida, es importante saber cómo alimentarse. Pero es sobretodo en la etapa del crecimiento y desarrollo infantil lo que influirá de manera directa y evidente en la salud adulta.
Se puede hablar de la influencia de la alimentación en el crecimiento y desarrollo desde tres perspectivas:
- Desde la etapa donde más cambios, en menor tiempo, se van a producir: mentales, físicos y metabólicos (de la niñez hasta la adultez). El cuerpo debe estar preparado para crecer, desarrollarse y evolucionar. Para ello, la alimentación es un eje fundamental.
- Desde la etapa en la que se generan los hábitos de vida que van a perdurar por mucho tiempo y, siendo la alimentación un eje transversal en cualquier momento, es de vital importancia que las costumbres sean las correctas.
- Un mejor estado de salud conseguirá que ambos procesos anteriores sean óptimos y que se alcance la etapa adulta con el menor riesgo de padecer enfermedades. La infancia mejor alimentada es también la mejor desarrollada, y por ende, la que menos enfermedades padece a largo plazo.
El estudio del crecimiento infantil
Desde una perspectiva histórica, la cantidad y calidad de la alimentación seguida ha llegado a ser, en las últimas décadas, el elemento exógeno (o ambiental) más relevante a la hora de interpretar un ciclo de crecimiento como indicador preciso de salud.
En las décadas anteriores se venían utilizando otros indicadores: tasas brutas y específicas de mortalidad. Pero al relacionar la salud con la mortalidad, daba colación a interpretaciones erróneas, especialmente en los últimos siglos donde las revoluciones tecnológicas conllevaban avances sanitarios. A mediados del siglo pasado, con el ánimo de acercarse a los procesos de morbilidad y estado de salud, se ofrecieron multitud de alternativas. Sin embargo, la que se posicionó como más fructífera fue la estatura, destacándose como el mejor indicador antropométrico de salud de una población.
¿De dónde venimos?
En el último siglo se ha subrayado la importancia de factores ambientales y socioeconómicos como factores determinantes de la estatura. Es especialmente los relativos a la dieta (como fuente de nutrientes), la cantidad o intensidad del trabajo y la enfermedad. Si bien existe una carga genética muy relevante (el potencial genético de medida), se sitúa la cantidad que determinan estos factores en un 20 % 1 del total.
Los cambios documentados en los últimos siglos, especialmente a lo largo del Siglo XX, son un fiel reflejo de la mejora de las condiciones de vida que se aceleraron a partir de la Revolución Industrial.
El incremento ha sido paulatino pero constante, e incluso pueden observarse algunas etapas de estancamiento en los períodos de las Guerras Mundiales. Es interesante observar cómo etapas de déficit en la alimentación coinciden con un estancamiento del crecimiento. Por ejemplo, el momento histórico conocido como La Gran Hambruna Holandesa (1944–1945), como cuyas consecuencias se transmitieron incluso a las siguientes generaciones.
De esta manera se pueden establecer dos cuestiones: las etapas de bonanza económica conllevan mejor alimentación y un crecimiento mayor, y las etapas de hambruna conllevan un deterioro de la talla total. Sirve para ejemplificar la estrecha relación entre alimentación y crecimiento y desarrollo infantil.
El Potencial Genético de Crecimiento
En el campo del crecimiento infantil, cabe destacar el trabajo de Onís et al (2007) y las Tablas de Crecimiento de la OMS. Éstas determinaron un patrón de Talla para la edad, Peso e IMC para la edad, para las etapas de 0 a 5 años y 5 a 19 años.
Esta publicación se generó tras un análisis antropométrico a 6.669 niños y niñas de seis países distintos entre 1997 y 2003. Se destacan dos cuestiones importantes de este trabajo:
- Se introdujo solo a niños o niñas de madres que no fumasen y fueran amamantados al menos seis meses.
- La principal conclusión científica fue destacar que los hábitos saludables promovían un buen desarrollo del Potencial Genético de Crecimiento. Es decir que un niño, independientemente de dónde naciera, crecía igual durante las primeras etapas vitales y era capaz de desarrollar todo lo que estaba preparado para crecer en la etapa adulta por su carga genética, que podría determinar hasta el 80 % del total de altura.
¿Dónde estamos?
“Las evidencias sugieren que mejorar la nutrición podría ser el factor aislado más importante” (OMS, 2004) para disminuir las enfermedades no transmisibles. Concretamente el 79 % de las enfermedades están condicionadas por un factor nutricional.
Estos datos hacen hincapié en la importancia de la alimentación para el desarrollo de la salud desde una perspectiva de futuro. Los hábitos dietéticos infantiles serán clave para evitar enfermedades en la edad adulta. También en esta línea se posiciona el Plan de Acción Europeo sobre la Obesidad Infantil (2014–2020), que acusa a peores hábitos dietéticos y físicos como la principal causa de esta epidemia y áreas de acción prioritaria.
- Dietéticos: auge de la comida rápida, mayor acceso a bebidas azucaradas y bajo coste de los productos ultraprocesados.
- Físicos: menos actividad física y menos espacios donde realizar ejercicio al aire libre.
- Sociales: comer más fuera de casa, menor tiempo de comidas en familia, peores hábitos paterno-filiales y estatus socioeconómico bajo.
¿A dónde vamos?
Como se sabe, en la actualidad la alimentación infantil influirá en la salud adulta. Tanto así que el incremento de malos hábitos generará un mayor número de personas enfermas en el futuro.
Los datos presentados anteriormente justifican que se calcule un incremento irremediable de las enfermedades no transmisibles. Sirve como ejemplo que para la IDF (International Diabetes Federation) los 285 millones de personas con Diabetes Mellitus Tipo II en 2010 y su evolución gradual pero exponencial, justifica que en 2030 se preveen 438 millones de personas que padezcan esta enfermedad. Se espera que la Diabetes Mellitus sea la séptima causa de muerte mundial en 2030, siendo en 2002 la onceava y escalando posiciones como cualquier muerte cuya causa tenga que ver con una mala alimentación, sobrepeso u obesidad. Este es el caso de la hipertensión o distintos cánceres como el de estómago, pulmón, colon e hígado).
Herramientas de desarrollo infantil
La especialización en nutrición tiene una incidencia fundamental en el desarrollo físico del menor. Los fisioterapeutas deben conocer las últimas novedades en nutrición, con el fin de mejorar el estado de salud de los niños y saber aplicar los tratamientos que mejor se adapten a las necesidades de cada paciente.
Es por esto que TECH Universidad Tecnológica ha creado diversos programas tales como el Máster en Nutrición Clínica para Fisioterapeutas y el Máster en Nutrición Clínica en Pediatría que responden a estas necesidades profesionales.
Cabe resaltar al Máster en Nutrición Clínica Pediátrica en Fisioterapia, el cual es la respuesta imprescindible del profesional ante las necesidades asistenciales y preventivas de la población en cuestiones de alimentación y salud.