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Cuando se dedica la actividad al trabajo con rumiantes es muy importante conocer su comportamiento y prevenir sus acciones, a esto se le llama manejo y sujeción del vacuno. Esto sucede, puesto que no solo aporta una mala imagen al cliente, sino que se puede sufrir un accidente con graves consecuencias. Se ha de tener en cuenta una serie de conceptos introductorios; en primer lugar, hay que tener en cuenta que los rumiantes, en su condición de herbívoros, suelen ser animales gregarios, pacíficos y rutinarios, los cuales no son compatibles con cambios ni sobresaltos.
Hay que tener en cuenta también que en su característica de animales gregarios, no llevan bien separarse del resto del rebaño. Esto lleva asociado normalmente a un comportamiento violento por parte del animal. Destacar en el caso de los bovinos, este comportamiento violento está asociado a sus defensas naturales, con el riesgo de sufrir cornadas, o atropellos con el hándicap. Todo ello asociado que son animales con un peso que oscila entre los 450 y 1000 kilogramos de peso vivo.
El temperamento de los animales viene condicionado por diferentes circunstancias, la edad, el sexo, la raza y por supuesto el contacto con los humanos. Como ejemplo ilustrativo hay que tener en cuenta que no es lo mismo tratar con vacas de aptitud lechero. Estas son manipuladas a diario, a una vaca de lidia cuyo manejo es semisalvaje, y solamente se manejan durante tres a cuatro veces en un año.
Dentro del temperamento, hay que resaltar el trabajo con animales de cebo; estos son individuos con un elevado peso, y una fuerza brutal, sus comportamientos suelen ser bastante broncos. Pasan mucho tiempo encerrados, lo cual les hace aumentar reacciones violentas y no previsibles.
Valoración del rebaño
Todos estos matices deben ser advertidos por el propietario, aunque se debe pensar que un animal que está en condiciones normales no suele mostrar reacciones violentas, pero esta actividad siempre es requerida en condiciones de enfermedad, lo cual debemos siempre estar alerta a todas sus reacciones.
Por supuesto hay que hacer siempre una valoración del miedo del rebaño; esto se realiza mediante la observación de la distancia que los animales permiten acercarse. Existen varias reacciones que permitirán realizar esta valoración, en primer lugar, se van a ver animales que solo con la presencia del propietario levanta la cabeza y se muestran huidizas; sin embargo, hay animales que dejan acercarse y no muestran actitudes agresivas.
Se destaca este hecho porque, como se dijo, existen ganaderías extensivas, incluso reses de lidia que permiten acercarse, por ello la información del ganadero siempre permitirá hacer una primera valoración que deberá ser tomada muy en cuenta. Como ya se comentó anteriormente, el sexo del individuo tiene un fuerte carácter comportamental en los rumiantes.
Como ejemplo práctico, un animal que acaba de parir, si hay que intervenir en algún proceso en el ternero, habrá que aumentar la atención a la vaca, por riesgo a sufrir un accidente. Igualmente, los sementales en ocasiones se vuelven muy bruscos, por lo que es importantísimo conocer a los animales más tranquilos para ayudar a individuos más nerviosos y tranquilizarlos. Es importante conocer los ángulos de visión de los rumiantes. El acercamiento siempre se tendrá que hacer por el ángulo de visión debido a que entrar por la zona del punto ciego conllevará a sufrir una reacción inesperada o incluso sufrir un accidente.
El acercamiento antes del manejo y sujeción del vacuno
Los acercamientos son recomendables hacerlos siempre que sea posible a la altura del hombro y por supuesto hablando. Evitar siempre las voces y los movimientos violentos. Tenga en cuenta una premisa fundamental, se trabaja con herbívoros, animales presas de carnívoros, por lo que todo el trabajo con ellos debe ser tranquilo, sin voces, y con los menos movimientos bruscos posibles.
Por su seguridad y la del personal que lo acompañará en las actuaciones debe tener en cuenta las posibles reacciones peligrosas que se pueden presentar asociadas a las diferentes partes del cuerpo. Cabeza: los bóvidos y sus cuernos suponen un peligro importante, no solo golpear, sino que pueden cornear.
Es importante conocer el arco que desarrollan con la cabeza para ver donde pueden alcanzar. Extremidades delanteras: hay que evitar siempre los pisotones, ya que pueden ser muy dolorosos, siempre hay que usar calzado de protección para evitar accidentes. Tronco: hay que tener precaución al pasar cerca de los animales, puesto que se mueven y pueden empujarnos o incluso en naves cerradas, pueden aprisionarnos contra una pared.
En maniobras obstétricas, que se hacen en corrales hay que guardar mucha precaución porque pueden provocarnos un trauma. Extremidades posteriores: los bóvidos suelen lanzar coces de forma que desplazan hacia adelante y hacía fuera, no hay que olvidar que pueden igualmente lanzar coces hacía atrás.
Métodos de inmovilización física
Tenga en cuenta que la inmovilización será un método útil para la exploración o para diferentes procedimientos en rumiantes. Es importante destacar que, por lo general, cuando requieren para una actuación los animales cuentan con un estrés añadido que puede resultar de una situación de riesgo para nosotros.
Cabeza
La cabeza es uno de los sistemas básicos de contención en los rumiantes. Existen varios diseños, aunque el más rápido es el sistema de cabezada. Los sistemas de cabezada hay que señalar que existen dos maneras de realizarla en función del animal que se abordará. Hace años que cada vez existen más animales pooled o animales sin cuernos. Esto empezó en el vacuno lechero y hoy en día se ve cada vez más en animales de carne.
En el caso de los animales pooled o animales sin cuernos, las cabezadas deben pasar por detrás de las orejas, nunca hay que pasar la cuerda detrás de los cuernos, puesto que se dañarían los ojos de los animales. Posteriormente se realizará un lazo para la sujeción por la parte cercana a la boca del animal. Cuando el animal presenta cuernos, todo es más sencillo, puesto que solo es pasar el lazo por detrás de los cuernos sin necesidad de hacer un lazo a nivel bucal, aunque esto siempre se debe ser cautos, puesto que establece una menor sujeción del animal.
Siempre que se inmovilice a un animal y se proceda a su atado siempre hay que considerar el tamaño del lazo a la cabezada y, por supuesto, realizar siempre un nudo de soltado rápido. La longitud de esta es muy importante por sí retrocedieran, no sería la primera vez que un animal sufre un trauma atlanto-occipital por un mal manejo y, por supuesto, que sea de soltado rápido para, como ya se mencionó, evitar accidentes. La sujeción por los ollares es un método muy útil para la inmovilización; esta se puede realizar de forma manual, con la utilización de un narigón.
El profesional en el manejo y sujeción del vacuno
Un profesional dedicado a la ganadería debería tener esta clase de información clara y siempre presente, ya que estas son las bases para desempeñar de forma correcta su labor. Para ello el profesional debe capacitarse puntualmente en el área que quiera desempeñar, en este caso los vacunos.
Por ello TECH Universidad Tecnológica creó su Facultad de Veterinaria, enfocada en el éxito y los altos estándares profesionales en el ámbito laboral actual. Dentro de esta completa facultad es posible hallar especializaciones tales como el Máster en Clínica Hospitalaria Equina y el Máster en Medicina Interna en Especies Mayores, enfocados en temáticas muy similares a la revisada en el presente artículo.
Sin embargo, una especialidad destaca por su cercanía con la labor en estas especies, y es el Máster en Medicina y Cirugía de Rumiantes. En él, se desarrollará paso a paso los diferentes procesos y procedimientos que se deben llevar a cabo con el ganado desde el punto de vista veterinario.