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El experto contable y el auditor de cuentas son figuras con similitudes, pero también con diferencias claras, así como con complementariedades en sus funciones. El experto contable puede desarrollar su actividad como profesional interno de una empresa dependiente o independientemente de los servicios externos a la empresa.

La anterior, constituye una definición formal, pero en este tema se abordan y exponen las tareas y actividades realiza el auditor en el ejercicio de su actividad y, lo que es más importante, lo que el auditor no debe hacer. Así mismo, se explica la figura del experto contable, analizando sus similitudes y diferencias con la figura del auditor de cuentas.

Se debe recordar que la auditoría de cuentas, según la LAC, consistente en revisar y verificar las cuentas anuales, así como otros estados financieros o documentos contables elaborados con arreglos al marco normativo de información financiera, el cual se puede aplicar siempre que dicha actividad tenga por objeto la emisión de un informe sobre la fiabilidad de dichos documentos que pueda tener efectos frente a terceros.

¿Qué debe hacer un auditor?

El auditor debe realizar procedimientos de auditoría para cumplir correctamente con su función. De este modo, el auditor indaga, observa, inspecciona documentos, recalcula datos, vuelve a ejecuta procesos, solicita información, analiza confirmaciones de terceros, entre otras actividades. En este sentido, algunas de las actividades que realiza el auditor son:

  • Procedimientos de indagación con la dirección y otras unidades con el objetivo de conocer la naturaleza de la entidad, la actividad operativa, las inversiones, la financiación, la información financiera, la estructura de gobierno y la propiedad.
  • Evaluar y comprender el sistema de control interno.
  • Procedimientos analíticos sobre variaciones esperadas o inesperadas en saldos de cuentas o diversas clases de transacciones.
  • Inspeccionar documentación que respalde saldos o transacciones.
  • Observar el recuento de inventario físico.
  • Recibir confirmaciones de terceros (circularizaciones) en relación con información de la entidad como, por ejemplo, cuentas por cobrar y otras cuentas con terceros.
  • Comunicar a la dirección y a los responsables de gobierno de la entidad las deficiencias detectadas en el control interno (NIA-ES 265).
  • Comunicar a los responsables de gobierno dentro de la entidad los hechos que sean significativos y relevantes en relación con su responsabilidad de supervisión en el proceso de información financiera.
  • Trasladar a los responsables de gobierno de la entidad la responsabilidad que el auditor tiene en relación con la auditoría, así como el alcance de esta y su momento de realización.
  • El auditor debe ser independiente.

¿Qué no debe hacer un auditor?

Como se ha visto en temas anteriores, el concepto de GAP de expectativas en la auditoría corresponde a la diferencia que existe entre lo que los usuarios esperan del trabajo del auditor y la percepción que tienen los auditores de su trabajo.

De forma general, se deben tener en cuenta las siguientes consideraciones que se relacionan con el auditor y su actividad:

  • El auditor no ejerce una actividad adivinatoria con respecto a su objeto de estudio.
  • No es un instrumento de detección de fraudes.
  • No hace una declaración sobre la eficiencia de la empresa, pues no debe hacer valoraciones sobre la eficiencia de la empresa.
  • No es una garantía de viabilidad futura de la empresa, ya que no es un gurú que pueda asegurar que la empresa va a ir bien.
  • El auditor no es responsable de las cuentas o estados financieros sobre los que emite una opinión.

Por otro lado, el auditor no forma parte del departamento de administración, lo que implica que el auditor no debe realizar las siguientes tareas:

  • Autorizar o ejecutar transacciones en nombre de un cliente.
  • Realizar cambios en los documentos de origen.
  • Asumir la custodia de los activos del cliente, incluido el mantenimiento de cuentas bancarias.
  • Establecer o mantener controles internos.
  • Supervisar a los empleados del cliente que realizan actividades normales y recurrentes.
  • Informar al consejo de administración en nombre de la dirección.
  • Firmar declaraciones de impuestos.
  • Aprobar facturas de proveedores.
  • Diseñar el sistema de gestión financiera de un cliente o hacer modificaciones al código fuente subyacente a ese sistema.
  • Contratar o despedir empleados.

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