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El papel de la farmacia comunitaria ha evolucionado mucho en los últimos años, y con ello la figura del farmacéutico comunitario. Atrás han quedado los tiempos donde el farmacéutico solamente se encargaba de dispensar medicamentos. Las nuevas tecnologías facilitan, no solo la actividad farmacéutica, sino nuevas posibilidades de llevar a cabo una atención farmacéutica ajustada a las necesidades de los pacientes.

Siendo así, desde finales de los años 80, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Farmacéutica Internacional (FIP) han estado trabajando en la definición y la función del farmacéutico. Esto se ha realizado a través de diversas actividades de carácter global, entre ellas destacan la reunión efectuada en Nueva Delhi, en diciembre de 1998.

A principios de los años 90, los farmacéuticos Hepler y Strand dieron lugar al concepto “Pharmaceutical care”, bautizado en España como Atención Farmacéutica. Fue recibiendo de forma paulatina la bendición de la OMS, la Federación Internacional de Farmacéuticos y las distintas organizaciones profesionales de este colectivo en todo el mundo.

Los farmacéuticos, en cooperación con los pacientes y médicos, mejoraban los resultados de la farmacoterapia. Esto se lograba al prevenir o detectar y resolver los problemas relacionados con los medicamentos.

Antecedentes del papel de la farmacia comunitaria

Hepler y Strand siguieron caminos diferentes y dieron lugar a dos prácticas de la Atención Farmacéutica. Dicha atención estaba orientada a las enfermedades crónicas de Hepler, y la Atención Farmacéutica Global de Strand. Todo esto inspiró una ley estatal en EE. UU., la cual fue firmada por el presidente de los Estados Unidos (Ley Ómnibus de presupuestos), dónde se destacaba la necesidad de implicar a los farmacéuticos con un papel más activo en el concepto de atención al paciente.

En 1992, la FIP elaboró el primer documento, “Buenas Prácticas en Farmacia Comunitaria y Hospitalaria”, donde se recogían normas sobre los servicios farmacéuticos en el ámbito comunitario y hospitalario. Finalmente se aprobó en 1993 durante el congreso de Tokio, dando lugar a la denominada “Declaración de Tokio”, la cual consideró la Atención Farmacéutica como:

«Una actitud primordial a la que todo farmacéutico debe atender, prestada siempre en interacción con el resto de servicios de profesionales sanitarios.»

Así pues, un año más tarde, en 1994, la OMS adoptó una resolución sobre el papel del farmacéutico. Con este demostró apoyo a su estrategia en materia de medicamentos, a la vez que la FIP envía el documento de “Buenas Prácticas en Farmacia Comunitaria y Hospitalaria”.

Fue en 1999 cuando se publica el documento conjunto de la FIP y la OMS denominado “Buenas prácticas en farmacia: Directrices conjuntas FIP / OMS sobre Buenas Prácticas en Farmacia: Estándares para la calidad de los servicios farmacéuticos”, el cual se ha ido actualizando hasta ahora.

La FIP y la atención farmacéutica

A lo largo de los años, la FIP siempre ha impulsado la atención farmacéutica. Lo anterior como una apuesta fundamental para el futuro profesional de los farmacéuticos en su relevante papel dentro del sistema sanitario. Por esto ha ido elaborando documentos dónde se destaca el papel del farmacéutico y la importancia de la Atención Farmacéutica en la salud del paciente.

Un ejemplo de esto es el documento de la OMS, junto con la FIP, llamado “Desarrollo de prácticas de farmacia en un enfoque a la atención del paciente”. Por lo tanto, se centra en las nuevas dimensiones de la práctica farmacéutica y establecen procedimientos para la práctica de la Atención Farmacéutica.

Método DÁDER

Desde el año 2000 se utiliza en diferentes países el método Dáder. Este fue diseñado por el grupo investigativo en atención farmacéutica de la universidad de Granada. Se trata de una práctica en la que, el farmacéutico se responsabiliza de las necesidades del paciente sobre sus medicamentos. Todo ello mediante la detección, prevención y resolución de problemas relacionados con los medicamentos.

Así, más recientemente, en 2010, el Consejo General de Farmacéuticos publicó el documento “La guía del foro de atención farmacéutica”. Este documento fue consensuado por un grupo de expertos y en 2014. Cabe destacar el documento de la declaración de Córdoba el cual se basó en la visión y la misión de la Atención Farmacéutica. Allí se contempla el dar impulso a los nuevos servicios profesionales farmacéuticos desde la farmacia comunitaria.

El marco legal

Las leyes y disposiciones que afectan a las oficinas de farmacia son:

Ley 14 de 1986

  • Del 25 de abril, General de Sanidad En su artículo 103 indica:
    • -La custodia, conservación y dispensación de medicamentos corresponderá:
      • A las oficinas de farmacia legalmente autorizadas.
      • A los servicios de farmacia de los hospitales, de los centros de salud y de las estructuras de atención primaria del Sistema Nacional de Salud.
    • Las oficinas de farmacia abiertas al público se consideran establecimientos sanitarios.
    • Las oficinas de farmacia estarán sujetas a la planificación sanitaria en los términos que establezca la legislación especial de medicamentos y farmacias.
    • Solo los farmacéuticos podrán ser propietarios y titulares de las oficinas de farmacia abiertas al público.

Ley 25 de 1990

  • Del 20 de diciembre, del Medicamento En su artículo 3 advierte que “la custodia, conservación y dispensación de medicamentos de uso humano corresponderá a las oficinas de farmacia abiertas al público legalmente autorizadas”.

Ley 16 de 1997

  • Del 25 de abril, de regulación de servicios de las oficinas de farmacia en su artículo 1 hace referencia a los términos recogidos en la Ley 14 de 1986 General de Sanidad, del Medicamento, indicando que “las oficinas de farmacia son establecimientos privados de interés público, sujetos a la planificación sanitaria que establezcan las Comunidades Autónomas, en las que el farmacéutico titular -propietario de las mismas, asistido, en su caso, de ayudantes o auxiliares, deberá prestar los siguientes servicios básicos a la población:
    • La adquisición custodia, conservación y dispensación de los medicamentos y productos sanitarios.
    • La vigilancia, control y custodia de las recetas médicas dispensadas.
    • La garantía de la atención farmacéutica, en su zona farmacéutica, a los núcleos de población en los que no existan oficinas de farmacia.
    • La elaboración de fórmulas magistrales y preparados oficinales, en los casos y según los procedimientos y controles establecidos. – La información y el seguimiento de los tratamientos farmacológicos a los pacientes.
    • La colaboración en los programas que promuevan las Administraciones sanitarias sobre garantía de calidad de la asistencia farmacéutica y de la atención sanitaria en general, promoción y protección de la salud, prevención de la enfermedad y educación sanitaria.
    • La colaboración con la Administración sanitaria en la formación e información dirigidas al resto de profesionales sanitarios y usuarios sobre el uso racional de los medicamentos y productos sanitarios.
    • La actuación coordinada con las estructuras asistenciales de los Servicios de Salud de las Comunidades Autónomas.
    • La colaboración en la docencia para la obtención del título de Licenciado en Farmacia, de acuerdo con lo previsto en las Directivas Comunitarias, y en la normativa estatal y de las Universidades por las que se establecen los correspondientes planes de estudio en cada una de ellas”.

El papel profesional de la farmacia comunitaria

En la actualidad las sociedades se encuentran en constante cambio y van mejorando conforme a las necesidades de su población. Así pues, debido a esto se hace necesario que los profesionales de las áreas de la salud tengan mayor profesionalismo y capacitación constante.

Por esta razón, las herramientas tecnológicas nos ayudan a acercarnos mucho más fácilmente al conocimiento. Una de las que brinda la oportunidad de adquirir estos conocimientos en plazos cortos de tiempo es TECH Universidad Tecnológica. Un ejemplo es su Facultad de Farmacia, la cual se especializa en brindar a su alumnado profesional educación de calidad y de respuesta a las necesidades laborales del mercado en masters tales como el Máster en Avances en Fitoterapia Aplicada para Farmacia y el Máster Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales en Farmacia Comunitaria.

Por otro lado, en el Máster en Dirección y Gestión de la Oficina de Farmacia, el profesional adquirirá la capacitación en su especialización administrativa de manera rápida, íntegra y efectiva.

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