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En los últimos años, todo lo relacionado con el concepto de emoción de repente se ha despertado y entrado con fuerza en todas las esferas de la vida, en el mundo empresarial, en el educativo, en el de la salud, etc. Esto es debido a que el papel de las emociones tiene una relevancia clave en el comportamiento y bienestar humano y más aún si se revela que, en muchas ocasiones, los procesos emocionales no son conscientes. La necesidad de avanzar en el proceso de alfabetización emocional queda clara al observar los datos relacionados con la mala gestión de las emociones, puesto que son alarmantes, al tiempo que ascendentes.

Por ejemplo, en cuanto a los niveles de violencia, a pesar de la mejora a nivel cultural de las personas, así como a nivel del estado de bienestar, no se observa evolución en cuanto a los datos de la gestión de la ira. La violencia produce 1,4 millones de muertes al año (datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del 2017). Otro de los grandes males actuales por esta falta de alfabetización emocional es la depresión, enfermedad derivada de la falta de recursos ante la gestión de la tristeza.

La venta de antidepresivos se ha triplicado en los últimos años (datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios del 2015), siendo el Prozac, conocido hoy en día como Fluoxetina, probablemente, uno de los medicamentos más consumidos en todo el mundo. La depresión se ha convertido en una de las enfermedades más frecuentes a nivel mundial en el siglo XXI, y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas. Hoy en día es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga mundial general de morbilidad.

Emociones como problema social

Además, en el peor de los casos está llevando al suicidio que se ha convertido en la principal causa de muerte con el 56 %, siendo la segunda causa de muerte en el grupo de personas de entre 15 a 29 años. Cada año se suicidan cerca de 800.000 personas, lo que representa una muerte cada 40 segundos (datos de la OMS 2017). Otro de los males de carácter emocional de este siglo es la ansiedad, cuyos datos siguen la línea expuesta.

Se calcula que el 20% de los estudiantes sufre ansiedad. De hecho, en la época de exámenes de final del curso pasado la Universidad Complutense de Madrid llegó a abrir, ante esta necesidad, un call center: PsiCall de atención psicológica inmediata a su alumnado (datos de El País 2017). La última en sumarse a esta lista de enfermedades de índole emocional ha sido la soledad. Recientemente, aparecía en prensa (datos de El Mundo 2017) una noticia con el titular “La epidemia de la soledad ya supera a la obesidad como amenaza a la salud” justo cuando gracias a los avances tecnológicos se está más conectado que nunca.

Sin duda el ser humano es un ser social, necesita la nutrición que bridan las relaciones con los demás. Existen cambios en la química neuronal cuando se está simplemente en compañía. Ante esta realidad la alfabetización de las emociones se proclama como una prioridad, siendo lo ideal que se desarrolle desde los primeros años de vida, puesto que las capacidades emocionales que los niños adquieren en años posteriores se construyen sobre esos primeros años y son la base esencial de todo aprendizaje. Aunque sin duda, el desarrollo de las capacidades emocionales se produce durante todo el proceso vital.

Concepto de emoción

Una emoción se produce debido a unas informaciones sensoriales que llegan a los centros emocionales del cerebro. Como consecuencia se produce una respuesta neurofisiológica y posteriormente el neocórtex interpreta la información recibida. En general existe acuerdo al considerar que una “emoción es un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a una respuesta organizada. Las emociones se generan como respuesta a un acontecimiento externo o interno”.

Como se observa en el concepto de emoción (Bisquerra, 2003), en el proceso emocional se dan tres componentes: el neurofisiológico, el conductual y el cognitivo. El componente neurofisiológico se manifiesta en respuestas involuntarias, imposible de ser controladas como taquicardia, sudoración, vasoconstricción, hipertensión, tono muscular, rubor, sequedad en la boca, cambios en los neurotransmisores, secreciones hormonales, respiración, etc.

Hay que tener en cuenta que la vivencia de este tipo de reacciones con intensidad y frecuencia puede conllevar problemas de salud, por ello se debe considerar el aprendizaje de técnicas apropiadas, como por ejemplo de relajación, como un sistema preventivo. El componente comportamental alude a la observación del comportamiento de una persona, ya que permite ver el tipo de emociones que se está experimentando. Esta información se extrae de las expresiones faciales, el lenguaje no verbal, el tono de voz, volumen, ritmo, movimientos del cuerpo, etc.

En el caso de las expresiones faciales, la expresión emocional surge de la actividad combinada de unos 23 músculos, que conectan directamente con los centros de procesamiento de las emociones. Esto dificulta el control voluntario por parte de la persona, aunque en general se puede decir que este componente se puede intentar disimular.

Función y características de las emociones

La función principal de las emociones es la adaptación. Son las emociones las que impulsan a sobrevivir y vivir. Las que permiten la huida ante los peligros y la aproximación a lo que se vive como placentero. Son el punto de partida, es decir, ante cualquier estímulo (consciente e inconsciente); son las responsables de movilizar los sistemas del cuerpo y el cerebro para actuar.

De esta forma activan tanto los sistemas cerebrales (como la atención, la motricidad, el sistema sensorial, los procesos cognitivos, etc.). Mismos como el sistema vegetativo para dar información al cuerpo, actuando en multitud de vísceras y estructuras vasculares y glandulares. Las emociones permiten tanto almacenar recuerdos, como rememorarlos y marcan absolutamente nuestra comunicación intrapersonal e interpersonal. La principal característica de las emociones es que son universales. Da igual en el lugar del mundo en el que se esté, que una sonrisa siempre se entiende. Al igual que ocurre con otras expresiones faciales de índole emocional.

Las emociones se producen de manera automática al tiempo que rápida. Normalmente, se experimentan por un cambio producido en el medio y motivan a un comportamiento determinado. Las emociones siempre contienen información, la cual resulta de gran utilidad en la toma de decisiones. Por ello, todas las emociones son necesarias e imprescindibles y resulta vital legitimarlas.

El valor afectivo y la intensidad de la emoción

Las emociones son vivencias subjetivas, y aunque se puede medir su magnitud hasta cierto punto. Lo anterior, mediante el seguimiento de sus respuestas físicas es difícil expresar la diferencia entre una emoción y otra. Estas diferencias se pueden apreciar a partir de las dos dimensiones a las que aludía Lang en su teoría:

  • La valencia afectiva, es decir, la valoración que se hace a nivel afectivo, si lleva a la aproximación o al rechazo de la situación.
  • La activación (en inglés arousal), que hace referencia al grado de alteración que provoca a la persona, reflejado principalmente en las reacciones fisiológicas asociadas a la vivencia emocional.

El tener presente estas dos dimensiones de la emoción debe ser uno de los temas más importantes en la psicología de las emociones, puesto que pueden conducir a comportamientos socialmente saludables o todo lo contrario. Para poder gestionar las diversas reacciones emocionales vividas resulta elemental tener un buen vocabulario emocional que permita el etiquetado de la situación que se está viviendo. Si no se sabe lo que se está sintiendo, resulta realmente compleja la gestión de ese estado emocional desconocido.

La educación emocional

El educador correctamente capacitado entiende que detrás de la enseñanza existe un proceso neuronal mucho más complejo. Por esta razón, se hace necesario entender cómo funciona el cerebro y cada una de las etapas del mismo en el proceso de transmisión del conocimiento. Para ello, el profesional debe contar con conocimiento amplio en este campo, manteniendo siempre actualizados sus conocimientos.

TECH Universidad Tecnológica se ha centrado desde su fundación en la capacitación adecuada y adaptada a las necesidades del profesional moderno. Por ello, se han dedicado recursos de todo el mundo para conformar su portafolio educativo. En el caso de su Facultad de Educación, se desarrollan programas tales como el Máster en Didáctica y Pedagogía de la Enseñanza Musical y el Máster en la Formación del Profesor de Dibujo y Artes Plásticas en Educación Secundaria. Por otra parte, para aquellos profesionales que buscan dominar el campo de la educación cerebral y neuronal, no cabe duda que su mejor elección será el Máster en Neuroeducación y Educación Física.

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