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Entre las técnicas blanqueadoras destinadas al tratamiento de los dientes vitales decolorados, se van a destacar aquellas que se emplean con mayor frecuencia por ser las que mejores resultados suelen obtener. Como punto de partida, se debe recordar que antes de realizar cualquier tipo de blanqueamiento, es necesario eliminar las manchas y la placa presentes sobre la superficie externa del esmalte con el fin de obtener resultados estéticos más satisfactorios.
Técnicas en la consulta
Estas técnicas normalmente se emplean en el tratamiento de las discoloraciones de carácter severo o muy severo. En ellas se utilizan productos blanqueadores de alta concentración (peróxido de hidrógeno con una concentración comprendida entre el 7% y el 25% y peróxido de carbamida entre el 17% y el 45%) y de muy alta concentración (peróxido de hidrógeno con una concentración superior al 25% y peróxido de carbamida superior al 45%). Aunque, en ocasiones, también se pueden emplear en la consulta productos de baja concentración.
Medidas de protección tisular
Cuando se emplean productos de muy alta concentración, por su elevado poder cáustico sobre los tejidos blandos orales, se deben emplear medidas de protección tisular estrictas:
- Barrera química: se deben proteger los dos últimos milímetros de encía anexos a la corona clínica del diente a blanquear, pincelándolos con un antioxidante como la vitamina E en forma líquida. Esta maniobra constituye la primera barrera de protección o barrera química. Su finalidad es neutralizar el efecto que pueden generar los productos blanqueadores de muy alta concentración al entrar en contacto con los tejidos blandos orales.
- Mecánica: el dique de goma, las ligaduras de seda colocadas a nivel cervical y las grapas constituyen la segunda barrera de protección o barrera mecánica. Su finalidad es la de evitar el contacto directo entre los productos blanqueadores de muy alta concentración con los tejidos blandos orales y con los dientes adyacentes a los que se vana blanquear. El dique protege a los dientes que no se vayan a blanquear y a los tejidos blandos orales, hace más cómodo el procedimiento al paciente y al profesional, y permite una aplicación controlada del producto blanqueador.
- Ocular: es imprescindible el uso de gafas protectoras, tanto para el paciente como para el dentista, la higienista y el personal colaborador durante la aplicación. Sobre todo durante la remoción del producto blanqueador.
Quimioactivación
En esta modalidad blanqueadora se aplica sobre la superficie externa del esmalte (en vestibular y en palatino/lingual) un producto blanqueador en forma de gel compuesto por peróxido de hidrógeno de muy alta concentración (entre el 26% y el 40%).
El producto se coloca en forma de una capa homogénea de uno a dos milímetros de espesor. No deben colocarse espesores mayores, ya que las capas más superficiales del producto no entran en contacto con la superficie del diente y no ejercen su acción, desperdiciándose. Una vez colocado, se deja actuar el tiempo indicado en cada caso por el fabricante (normalmente entre 8 y 20 minutos). Al finalizar el periodo de aplicación, se retira todo el producto ya inactivo, utilizando para ello la aspiración del equipo. A continuación, se lavan con agua los dientes y se secan con aire de la manguera del equipo. De esta forma se consiguen unas superficies limpias de restos de producto, sobre la que poder volver a aplicar nuevo producto activo en los casos en los que se considere necesario. En esta modalidad blanqueadora se suelen realizar entre 2 y 4 aplicaciones de producto por sesión.
Activación química con matriz
Esta técnica se basa en el empleo de unas férulas individualizadas con reservorio de alta capacidad. Se aplica un gel blanqueador de alta concentración (compuesto por peróxido de hidrógeno entre el 7% y el 25% o por peróxido de carbamida entre el 17% y el 45%) sobre la superficie del esmalte de los dientes a blanquear.
Las férulas empleadas se deben confeccionar a partir de un modelo de escayola con una plancha de material plástico blando con un grosor de 1mm de espesor. Con un depósito de 3mm, su función es la de contener el producto blanqueador en su interior y evitar su extravasación al aplicarlas sobre los dientes. Para la confección de la mencionada zona de depósito, se debe aplicar una capa de un material espaciador de 1,5mm de grosor. Esta capa debe cubrir toda la superficie vestibular, a excepción de los dos últimos milímetros más gingivales de la corona; y los dos tercios incisales en las caras lingual y palatina.
En esta técnica también es preceptivo pincelar convitamina E el festón gingival anexo a la corona clínica del diente. A continuación, se coloca un separalabios y rollitos de algodón en los fondos de los vestíbulos. Tras cargar las férulas con el producto blanqueador, se coloca cada una en su arcada correspondiente. Se sellan mediante una resina de protección tisular fotoactivable, que debe cubrir dos o tres milímetros de la zona de la férula más próxima a la encía, y los dos o tres milímetros de encía anexos a la corona clínica. Con esta maniobra se consigue evitar la mencionada extravasación del producto colocado en las férulas, y una mayor retención de las mismas.
Fotoactivación
En este caso se utilizan agentes blanqueadores de muy alta concentración: peróxido de hidrógeno con una concentración igual o superior al 25%. Son específicamente diseñados y optimizados para ser activados mediante luz odontológica no calorífica. Es decir, que no generen un incremento de temperatura pulpar superior a los 5 °C. Tienen una intensidad suficiente (por encima de los 800 mW/cm2). Poseen unas características lumínicas adecuadas para cada producto blanqueador fotoactivable en cuestión.
Se trata de productos blanqueadores que incorporan en su composición distintos catalizadores fotosensibles (partículas metálicas, iones, hidrocarburos, cristales,colorantes, etc). Tienen la finalidad de obtener el mayor grado de blanqueamiento en el menor tiempo. Es decir con un menor número total de aplicaciones del producto blanqueador, o con aplicaciones más cortas.
En esta técnica se aplica el producto blanqueador sobre la superficie del esmalte de los dientes y se fotoactiva con una luz adecuada durante el tiempo indicado por cada fabricante (entre cinco segundos y 15 minutos). Tras la conclusión de la fotoactivación, se aspira y se lava el producto con agua, y se secan los dientes con aire. Este procedimiento se puede repetir entre tres y cinco veces en una misma sesión.
Técnicas domiciliarias
En este punto se abordan las modalidades blanqueadoras en las que es el propio paciente quien pone en práctica el procedimiento en su domicilio bajo el control porparte del profesional, o técnicas domiciliarias. Y, en las que, al igual que en las técnicas en la consulta, los productos blanqueadores se colocan únicamente sobre la superficie externa del esmalte. Para ello se emplean distintos dispositivos diseñados para este fin.
Son técnicas en las se emplean productos blanqueadores de baja concentración (que incorporan en su composición peróxidos de hidrógeno entre el 0,1% y el 9,5% y peróxidos de carbamida entre el 0,3% y el 35%). Están consideradas como más seguras y más predecibles. Están indicadas en el tratamiento de discoloraciones moderadas o leves, o bien en aquéllas de carácter severo en las que no se considere indicado el tratamiento en la consulta.
En este tipo de técnicas, las mejores medidas de protección son la correcta confección de la férula. El adecuado empleo de los dispositivos de autoaplicación (férulas, cubetas preformadas, tiras, pinceles, lápices, etc) por parte del paciente. También una correcta instrucción del mismo en cuanto a la correcta dosificación de los productos blanqueadores y a la adecuada pauta de administración de los mismos.
Cepillado con pastas
El cepillado dental con pastas o geles blanqueadoras que incorporan diferentes tipos de agentes blanqueadores en su composición (principalmente oxidantes como el peróxido de hidrógeno y de carbamida con concentraciones por debajo del 1% y del 3%respectivamente, y abrasivos), junto con una correcta técnica de cepillado (frotando con presión los dientes durante 3 a 4 minutos con un movimiento en sentido gingivo-incisal), y un cepillo dental adecuado diseñado para tal fin, permite mantener los tejidos gingivales sanos, contribuye a estabilizar en el tiempo los resultados obtenidos con un tratamiento blanqueador previamente efectuado, retrasa la posible instauración de la recidiva de la discoloración, e incluso puede alcanzar cierto grado de efecto blanqueador.
Por lo que se convierte en una técnica indicada en discoloraciones leves. Se trata de un procedimiento complementario junto a otras técnicas blanqueadoras. Es una alternativa en aquellos pacientes que no toleren otras modalidades de blanqueamiento, y como tratamiento de mantenimiento una vez finalizado el tratamiento blanqueador. En esta modalidad blanqueadora, la mejor protección para los dientes del paciente es realizar una técnica de cepillado correcta, con un cepillo blanqueador adecuado para tal fin y no ingerir el producto blanqueador.
Pincelado de barnices
En esta técnica se utilizan productos en forma de barniz adhesivo con una concentración de peróxido de carbamida entre el 6% al 8% o de peróxido de hidrógeno al 6%. El propio paciente se los aplica sobre la superficie vestibular de los dientes mediante un pincel. Una vez colocado el producto, se le debe dejar actuar de 15 a 30 minutos. Una vez concluido este periodo, se elimina mediante cepillado dental o con una espátula plástica. El proceso se puede realizar una o dos veces al día.
En este tipo de técnica, y para evitar el contacto directo del producto blanqueador con los tejidos blandos orales, es necesario proceder a la aplicación controlada del producto sin exceder la cantidad necesaria y evitando que entren en contacto con las encías. También es recomendable el empleo de un separador labial que mantenga a éstos y a las mucosas alejadas del contacto con el producto. Tanto durante su fase de aplicación, como durante todo el periodo de actividad del mismo. Ya que, a pesar de tratarse de productos de baja concentración, pueden llegan a ocasionar irritaciones y quemaduras si entran en contacto con estos tejidos de forma mantenida.
Tiras de plástico
Es un método basado en el empleo de tiras plásticas flexibles de un solo uso. Están recubiertas con un gel de peróxido de hidrógeno, con una concentración entre el 6% y el 14%. Fueron diseñadas para su aplicación directa sobre las caras vestibulares y linguales o palatinas de los dientes maxilares y mandibulares del paciente de forma simultánea. Se presentan en dos tamaños: uno para cada arcada (una más grande para la arcada maxilar y otro más pequeño para la mandibular). Se aplican durante 30 minutos, una o dos veces al día.
Los inconvenientes que presentan estas tiras es el posible contacto continuo que se puede producir entre el gel blanqueador que impregna las tiras y las encías del paciente. Así mismo, su difícil colocación en los casos de ausencias y malposiciones dentales. Por lo tanto, es necesario su correcto posicionamiento para evitarlos.
Cubetas preformadas transportadoras
En esta modalidad blanqueadora se emplean tiras de plástico flexible de un solo uso, similares a las descritas en la técnica con tiras de plástico. Igualmente, impregnadas por un gel de peróxido de hidrógeno al 6%. Con la diferencia de que las tiras no se aplican directamente sobre la superficie de los dientes a blanquear, sino que se colocan y se posicionan en boca mediante una cubeta plástica preformada desechable que actúa como transportador de las tiras.
Igualmente, se presentan de dos tamaños: uno para la arcada maxilar y otro para la mandíbula. Cada cubeta se coloca sobre los dientes de su arcada correspondiente y se presiona con los dedos, se desecha la cubeta y se adapta la tira deplástico a las caras vestibulares y linguales o palatinas de los dientes. Una vez concluido el tiempo de aplicación, se retiran las tiras y se limpian los restos de gel blanqueador de la superficie de los dientes. Se aplican durante 30 a 60 minutos, una o dos veces al día. Cabe destacar que sus inconvenientes son los mismos que los descritos en la técnica con tiras de plástico.
Férulas, cubetas o matrices
En este procedimiento, los dientes se blanquean con un gel de peróxido de hidrógeno o de carbamida, o con una combinación sucesiva de ambos en distintas concentraciones (peróxido de hidrógeno entre el 4,5% y el 9% y peróxido de carbamida entre el 10% y el 35%). Estos productos se aplican sobre los dientes a blanquear mediante férulas de blanqueamiento domiciliario individualizadas, con depósito y con un buen ajuste. De esta forma, se evita la extravasación del producto y su contacto continuado con los tejidos blandos. Se aplican entre 90 minutos y 10 horas, una o dos veces al día, y durante 2 a 16 semanas (el tiempo y la frecuencia de aplicación varía con cada producto, y según el tipo y grado de la discoloración).
Las férulas domiciliarias se confeccionan con planchas de material plástico blando y una máquina de vacío a partir de unos modelos de trabajo de las arcadas delpaciente. Son similares a las de uso en la consulta, aunque con algunas diferencias. En este caso, el depósito que contiene el producto blanqueador, y que impide su extravasación, debe tener una capacidad de un milímetro. Para confeccionarlo se aplica una capa de espaciador de 0,5 mm, en las mismas zonas que las descritas para las férulas de uso en la consulta. Se deja sin cubrir en ese caso, únicamente el último milímetro de la corona clínica anexa a la encía en la cara vestibular.
En esta técnica, la aplicación del producto blanqueador se realiza durante un mayor número de días, y durante periodos de tiempo más prolongados en comparación con la técnica con férulas en la consulta. Por ende, para incrementar la retención de las férulas domiciliarias, es conveniente extenderlas hasta uno o dos dientes por distal del último diente a blanquear.
Diseño de sonrisa
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