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Numerosos son los estudios que, a lo largo de la historia, han teorizado sobre la “animalidad” del ser humano. Desde las primeras aproximaciones teóricas al concepto, hasta las aportaciones a la socialización primaria y secundaria, todos han coincidido en que individuo como animal “racional”. El mismo posee unas características orgánicas y fisiológicas. Estos estudios realizados a través de los años de historia humana, hoy en día continúan en proceso gracias a los profesionales de la educación que dedican su labor al desarrollo de estos procesos.
Así como la capacidad de reconocer y buscar aquellos aspectos que le permitan satisfacer y alcanzar las necesidades básicas para sobrevivir. Bien sea en materia de alimentación, seguridad o reproducción de la especie, hablar del concepto racionalidad es hacer referencia a dos condiciones innatas de la naturaleza del ser humano. Se refiere a la inteligencia y la voluntad libre.
La definición del concepto inteligencia, ha sido siempre motivo de discusión y controversia. Y es que, la comunidad científica –a través de sus diferentes corrientes- no logra alcanzar una definición unificada, debido a las discrepancias en su forma de entender dicho concepto.
Concepto de inteligencia en la socialización
No es sino, resultado de visiones contrapuestas, fundamentadas desde diferentes disciplinas científicas. Sin ánimo de polemizar con las diferentes connotaciones existentes, aportadas desde cada una de las diferentes perspectivas teóricas, se puede entender el concepto de inteligencia como un elemento diferenciador entre el ser humano y el resto de los seres vivos.
La inteligencia es una capacidad. Como tal, facilita al individuo, los recursos y aptitudes necesarios para adquirir, comprender, asimilar y, en última instancia, procesar la información necesaria para alcanzar la resolución de problemas. A través de la inteligencia, el ser humano pretende buscar y obtener la verdad.
Etimológicamente hablando, intellegentia procede del término latino intellegere, o lo que es lo mismo, procede de la unión de las palabras latinas inter (entre) y legere (leer, escoger). Así pues, cuando hace referencia al concepto inteligencia, se refiere pues, a aquella capacidad que solo el ser humano posee, y que le permite elegir, entre todas las posibilidades, aquella opción que a criterio del sujeto es la correcta para resolver con éxito una determinada cuestión.
La inteligencia y su influencia en la socialización primaria y secundaria
El concepto inteligencia puede venir determinado por diversas variables. En consecuencia, la inteligencia emocional, hace referencia a la capacidad de los seres humanos para reconocer sentimientos. Bien sean propios o ajenos, y manejarlos con destreza. Así pues, Howard Gardner, introdujo en 1983, la teoría de las inteligencias múltiples, que se centraba en el supuesto de la existencia de una inteligencia intrapersonal (la interna del sujeto) y otra interpersonal que permitía a las personas reconocer las emociones y sentimientos del resto del grupo social.
Cuando se habla de voluntad, como condición innata, que conduce al ser humano hacia la racionalidad, y, por tanto, hacia la diferenciación frente al resto de seres vivos, hace referencia a aquella facultad que permite ordenar los comportamientos de una manera intencional.
Dicho de otro modo, la voluntad como proceso consciente del sujeto, abarca todo un conjunto de vivencias, mediante las cual es, un individuo, es capaz de organizar y justificar sus acciones desde una perspectiva interna. Como facultad, el concepto de voluntad abarca dos características principales: El primer lugar, la consciencia.
Desarrollo del ser humano en la sociedad
El ser humano, como animal “racional” es capaz de reconocer el entorno donde se desarrolla, así como la influencia que este mismo ejerce sobre él. Asimismo, es capaz de reconocer los estímulos que recibe tanto internamente como del exterior.
La conciencia social se centra en todos aquellos ámbitos que permiten al sujeto desarrollarse como individuo dentro de una sociedad, a través de campos como la ciencia, la política o el arte. Con la conciencia, el sujeto, crea un mundo ideal o mundo de las ideas que plasmará posteriormente en el mundo real.
Por otro lado, la intencionalidad. El ser humano es capaz de percibir la realidad que lo rodea. Ambos términos se encuentran estrechamente vinculados, ya que el hecho del sujeto sea consciente del mundo que le rodea y su interacción en el mismo. A nivel interno, el ser humano sea capaz de seleccionar aquellas acciones que, a criterio de este le permitan alcanzar sus objetivos planteados.
«No cabe la menor duda, nacemos humanos, pero lo humano no es meramente biológico, lo genéticamente dado en cada uno de nosotros. Los demás seres vivos, nacen ya genéticamente programadas para ser lo que son y no pueden hacer otra cosa de lo que viene dado en su programa biológico»
Motivación del ser humano
La motivación es fundamental para esa consecución de metas. De ese modo, se encuentra, tal y como se ve, estrechamente vinculado con el campo de la conciencia. Con todo ello, no es de extrañar que pueda afirmar que, el sujeto como individuo, posee una serie de características que le impulsan hacia unas motivaciones únicas.
Las personas aprenden continuamente y para hacerlo de forma significativa, requieren de otros miembros de su entorno. Es aquí donde surge el concepto de sujeto social, que se encuentra estrechamente vinculado con las características propias del ser humano
Como sujeto social, el ser humano necesita de la interacción y la convivencia con otros iguales para educarse y desarrollarse plenamente. No se puede entender el ser humano como individuo aislado que no necesita la relación con los demás. De hecho, una persona adquiere la condición humana en el momento que se inicia su vínculo con los otros.
La socialización primaria y secundaria aplicada al aprendizaje
Es importante conocer el contexto en el cual se desarrolla esta terminología: el ser humano, dentro de su complejidad, llega a crear sistemas tan completos que es necesario realizar un estudio de los mismos a fondo. Aplicar este conocimiento resulta aún más complejo que conocerlo o estudiarlo en si.
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