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El patrimonio cultural es un conjunto de bienes que tienen una importancia histórica, social y estética cuyos valores merecen ser comunicados y resignificados en la sociedad. La importancia de conservar, promover y generar mecanismos de apropiación del patrimonio reside, casi siempre, en actores como las compañías turísticas. En este artículo daremos una breve introducción al concepto y las características del patrimonio cultural.
El atractivo turístico del patrimonio cultural
Dentro del entramado de relaciones que se establecen entre anfitriones (habitantes de un lugar/receptores) y turistas (visitantes esporádicos), es necesario tener en cuenta la atracción que pueden provocar determinados aspectos de la cultura de los primeros. Se trata de fundamentalmente ciertos elementos tangibles como pueden ser la arquitectura monumental o tradicional, la producción artesanal o la gastronomía que, de alguna manera, se vinculan al viaje turístico. Esas señas de identidad específicas de cada lugar pueden ser captadas con facilidad por los turistas y muchas veces se utilizan como reclamo para motivar la visita a determinados sitios.
Ahora bien, en la sociedad occidental solamente aquellos factores que se publicitan de manera adecuada llegan hasta el público al que van dirigidos. Se puede mencionar el caso de la alimentación, factor fundamental para la supervivencia de cualquier individuo o grupo, basada en los productos específicos de cada lugar. Esta se reduce, de cara al turismo, a unos muy limitados platos tradicionales que son los que habitualmente se promocionan.
El hecho de que los turistas conozcan el patrimonio cultural puede ser altamente positivo. Si además se les ofrece una serie de acciones que potencien la asimilación de ese patrimonio se conseguirá, por una parte, que este grupo de individuos comprenda algunos aspectos de la identidad de sus anfitriones, y, por otra, que estos últimos se preocupen por activar y preservar elementos que en otras circunstancias podrían quedar relegados.
Turismo y patrimonio
Un lugar puede darse a conocer a través de sus elementos patrimoniales. Así, el turista se llevará la imagen que sus anfitriones le ofrezcan. Esto, además de proporcionar un beneficio económico, servirá para reforzar la estima que sobre sus factores de identidad que tienen los pobladores. Los cambios ambientales influyen en los grupos que los sufren y esto conduce a generar productos culturales peculiares adaptados a las nuevas situaciones.
Para comprender los lugares que han modificado su entorno en función del turismo se debe profundizar en cómo sus habitantes han sido capaces o no de adaptarse a las nuevas formas. También, en cómo esa relación ha llevado a los individuos a interiorizar su propio patrimonio y a presentarlo de manera específica de cara a los visitantes.
Hoy en día muchos destinos turísticos, que hasta el momento enfocaban su atractivo hacia el sol y la playa, han decidido ofertar aspectos culturales específicos que, bien gestionados, pueden resultar beneficiosos desde diversas orientaciones: económica, social, cultural, etc., tanto para los turistas como para los propios habitantes del lugar.
Pues bien, para comprender este entramado dentro del mundo del turismo, los análisis deben conducirse hacia el conocimiento de los individuos como integrantes de un medio específico. Puede ser difícil extender la noción de realidad cultural a todos los paisajes, pero, indudablemente, los paisajes turísticos responden o deben responder a ciertas motivaciones de los turistas que lo contemplan o que lo utilizan. Y ahí es donde entran en juego las relaciones que se establecen entre los seres humanos y su medio: cultura y naturaleza formando un binomio indisoluble. Porque el individuo humano, como organismo vivo, necesita acceder al medio ambiente y la interdependencia con otros seres es imperativa.
El turismo cultural
El turismo siempre ha tenido un aspecto cultural. Gran parte de los viajes que se han realizado a lo largo de la historia y que hoy en día pueden vincularse a los inicios del turismo estaban motivados por la visita a lugares en los que podían encontrarse manifestaciones de interés artístico o histórico, pero también grupos de individuos pertenecientes a las denominadas “otras culturas” o “culturas exóticas”.
Este viajar y conocer otros lugares y otros individuos ayuda a difundir elementos pertenecientes a las formas de vida de unos y otros, es decir, de viajeros y nativos. Ahora bien, en estos inicios, los sistemas de transmisión de información eran lentos. Generalmente quienes resultaban más influenciados por las visitas eran, por una parte, los autóctonos en contacto directo con los foráneos: intérpretes, guías, comerciantes, etc. y, por otra parte, y en sentido inverso, los círculos más próximos a los viajeros: familiares y amigos, aunque en ocasiones los viajes se narraban de forma literaria y aumentaba el número de individuos que participaban de esa influencia.
Por tanto, en estos primeros contactos, que en cierto modo ya se podrían considerar vinculados al turismo cultural, no sería lógico hablar de impactos negativos ni de grandes alteraciones de las formas de vida de unos o de otros. Realmente eran muy pocas las personas que participaban en la actividad, generalmente guardándose las distancias entre los grupos autóctonos y los visitantes.
Otra forma de ocupar el tiempo de ocio es con actividades que supongan un enriquecimiento cultural. Aunque para ello no siempre hay que realizar un viaje, lo que sí es cierto es que determinados turistas viajan con la motivación de conocer nuevas culturas, así como las distintas manifestaciones de estas (arquitectura, pintura, artesanía, folclore y costumbres populares, etc.). En este caso se habla de turismo cultural.
Actividades de turismo cultural
Dado que el vocablo cultura es muy amplio, se hace alusión a aquellas organizaciones que permiten al turista conocer o realizar las siguientes actividades:
- Visita a bienes inmuebles tales como:
- Monumentos: se trata de edificios de interés histórico, arqueológico, artístico, etnológico, científico, social o técnico.
- Conjuntos históricos: son agrupaciones homogéneas de construcciones con una entidad propia y de interés cultural.
- Sitios históricos: son lugares relacionados con acontecimientos o recuerdos destacados del pasado (tradiciones populares, leyendas, acontecimientos históricos).
- Zonas arqueológicas: son espacios delimitados donde se ha comprobado la existencia de restos arqueológicos.
- Lugares de interés etnográfico.
- Visitas a bienes muebles, que por tanto pueden ser trasladados. Por ejemplo, pinturas, esculturas, piezas de orfebrería, cerámica, etc.
- Conocimiento del patrimonio documental y bibliográfico. Por ejemplo, documentos y ediciones originales de libros.
- Asistencia a espectáculos culturales tales como festivales de música, cine, teatro, conciertos, etc.
- Participación en cursos, seminarios, simposios culturales, etc., que se celebren fuera del lugar habitual de residencia.
- Toma de contacto con la cultura popular de un lugar participando en sus fiestas populares, folclore, etc.
La importancia de las compañías turísticas para el patrimonio cultural
Para que los turistas puedan conocer y posteriormente acceder al contacto con el patrimonio cultural, existen distintos tipos de organismos, como los museos o las compañías turísticas. Estas últimas se han renovado y popularizado en los últimos años, con los avances de la cuarta revolución industrial. Si te interesa estar al día con las últimas novedades de esta área e implementarlas en tu quehacer cotidiano, en TECH Universidad Tecnológica tenemos para ti el MBA en Dirección de Compañías Turísticas. Este programa te permitirá ampliar tus conocimientos en la materia y afrontar nuevos retos para alcanzar el éxito profesional.
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