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Los procesos de la atención son aquellos que permiten captar un determinado estímulo para poder responder adecuadamente al mismo. Este concepto se utiliza principalmente en intervenciones psicológicas dentro de procesos tan importantes como el aprendizaje. A medio camino entre la sensación y la percepción, se hace imprescindible su mediación, puesto que si no se atendiese a las sensaciones estas nunca pasarían a convertirse en percepciones, por lo tanto, no se tomaría conciencia de ello.

Concepto de atención

La atención juega un papel de focalización en aquello que se está interesado y motivado, centrándose en la actividad, “olvidando” el resto de la estimulación ambiental e interna. Es un proceso cognitivo “intermedio” entre las sensaciones y la toma de conciencia, que permite seleccionar y distinguir la información relevante de la irrelevante, concentrando los recursos al procesamiento de eventos significativos.

Los procesos de la atención, por tanto, sirven de “filtro” para seleccionar aquella información “interesante” del resto. Se toma conciencia únicamente de lo relevante “olvidándose” al poco de toda la estimulación que no tiene sentido recordar. Por ejemplo, si se anda por una calle más o menos concurrida, a los tres minutos se habrá cruzado con una veintena de personas, de las cuales, de alguna, se podrá decir qué llevaban puesto, su color de cabello, o alguna otra peculiaridad, pero pasada media hora o una hora, aquella información se habrá perdido. En cambio, se ve a un buen amigo del que hace tiempo no se tiene noticia, esa información permanecerá mucho tiempo, incluso años.

A pesar de que este es un proceso automático, por el cual, el cerebro va seleccionando lo relevante de lo irrelevante, este puede ser “modificado” a voluntad, mediante la focalización y concentración de la atención, según la forma como se atienda a una conversación, un artículo en el periódico o la noticia que están dando en la televisión.

Algunos autores afirman que la atención es una cualidad de la percepción, es decir, para que una sensación (gusto, olfato, oído, vista y tacto) llegue a ser percibido, debe haber superado el filtro atencional, quedando fuera de la percepción todo aquello que no supera el filtro atencional.

Efectos de la atención

Los procesos de la atención se consideran como un mecanismo de control voluntario, en donde se puede desatender aquello que se considera irrelevante y atender a la estimulación a voluntad, sea esto relevante o no para la persona.

A pesar de que implica funciones diferentes, también se suele equiparar la atención con el estado de alerta, influyendo uno sobre el otro. Por lo tanto, si una persona tiene un estado de alerta bajo, por ejemplo, por cansancio, el nivel atencional también se verá reducido. Al contrario, si alguien focaliza su atención en un estímulo considerado “peligroso” esto va a aumentar el estado de alerta.

El sistema cerebral está basado en un limitado número de recursos, de ahí que se precise de un filtro para determinar qué estímulos son relevantes y cuáles redundantes, y por tanto no se requiere prestarle la mayor atención. Este proceso de selección de estímulos es automático y no requiere de toma de conciencia, hasta que los estímulos se convierten en relevantes, pero dicho proceso puede ser modulado mediante la voluntad, focalizando la atención hacia algún aspecto concreto.

Características de la atención

Existen determinados componentes de la estimulación que pueden “atraer” la atención, tal y como la intensidad (un ruido grande), la sorpresividad (que sea inesperado) o la rapidez (los estímulos “lentos” suelen considerarse irrelevantes). Algunos autores indican que esta “captación” de atención es debido a una reminiscencia de los antepasados que requerían de ello para evitar los peligros y así garantizar su supervivencia, dándose cuenta de cuándo venía un depredador y con ello poder emprender la huida o hacerle frente. Son diversas las características de la atención, entre las cuales se pueden destacar:

  • Amplitud, que hace referencia a la cantidad de información que es capaz de atenderse simultáneamente.
  • Selectividad, por el cual se selecciona atender un determinado estímulo en detrimento de otros, para lo que se establecen jerarquías, prioridades y filtros de información.
  • Intensidad, que se refiere a la “cantidad” de atención que se dedica a una actividad o tarea.
  • Flexibilidad, que da cuenta de la capacidad de cambio de foco de atención de un estímulo a otro en un tiempo determinado.

Tipos de atención

La atención supone una actividad neuronal, y basado en el sistema de recursos limitados, esto va a ir en detrimento de otros recursos, de ahí que, cuando se está concentrado se puede desatender a otros estímulos, ya sean internos o externos, por ejemplo, no escuchar el teléfono sonar, o no recordar que es la hora de comer. De acuerdo con lo anterior, varias son las clasificaciones que se pueden realizar en función del criterio empleado:

  • Atención activa vs. pasiva, según esté guiada por la voluntad o por los estímulos basados en su relevancia.
  • Atención interna vs. externa, según esté orientada a los propios procesos cognitivos (por ejemplo, el pensamiento) o a la estimulación externa.
  • La atención abierta vs. encubierta, según entrañen modificaciones en el organismo o no, por ejemplo, “acercando el oído” para atender una conversación.
  • Atención dividida vs. focalizada, en función de si se atiende a uno o más estímulos a la vez.

Se pueden establecer distintas combinaciones entre los tipos como, por ejemplo, atención focalizada, abierta, externa y activa, para acercarse a ver un escaparate. Igualmente, la atención puede involucrar a un único canal sensitivo, ya sea este el auditivo, el visual, el táctil, el olfativo o el gustativo.

Cada persona con su práctica va a ir desarrollando a lo largo de su vida un determinado estilo atencional, es decir, una manera particular de gestionar su atención, aunque este sistema no siempre va a resultar ser el más efectivo, de ahí que, en ocasiones, surja la necesidad de entrenar la atención para mejorar en su rendimiento y optimizar los procesos en los que está implicada, como en el caso del aprendizaje.

Mecanismos de la atención

Se ha podido comprobar cómo algunas sensaciones tienen mecanismos propios de atención, pudiéndose hablar de atención visual, atención auditiva, entre otros. De este modo, la atención visual va a conllevar movimientos de orientación y de búsqueda de “fuentes” del origen de la estimulación, involucrando la región superior e inferior del lóbulo parietal, las áreas frontales de la visión y subcorticales como el colículo superior, el núcleo pulvinar y el reticular del tálamo.

Pero, incluso, se ha comprobado que para determinadas materias también se encuentran mecanismos especializados como en el caso de la atención matemática, en que interviene el sistema bilateral parietal posterior-superior que permite la orientación espacial y no espacial en el sistema de representación mental de las cantidades.

Atención y aprendizaje

Como se ha mencionado, los procesos atencionales son uno de los elementos principales que inciden en el aprendizaje de nivel escolar. Estos procesos pueden verse afectados por factores externos, como la afectación de las habilidades visuales. La relación entre habilidades visuales y rendimiento escolar cobra cada vez más relevancia, de modo que se ha expandido la demanda de profesionales con conocimientos en esta área. Desde TECH Universidad Tecnológica tenemos para ti el Máster en Habilidades Visuales y Rendimiento Escolar para Psicólogos, un programa que potenciará tus capacidades profesionales y dará calidad a tus intervenciones psicológicas.

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