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Cuando se trata de investigación en cualquier disciplina, y, en particular, en la psicología, el profesional debe cumplir con ciertos parámetros fundamentales que enmarcan la investigación. Con mucho más cuidado se debe cumplir la ética en la investigación si en ella se incluyen, por ejemplo, sujetos de experimentación humano. En este artículo veremos cómo se implementa la ética en los entornos investigativos.

¿Cómo se implementa la ética en la investigación?

La ética en investigación supone que el investigador tenga en cuenta, en todo momento, la manera correcta de actuar en lo que respecta a la actuación profesional e investigadora, evitando causar un perjuicio a cualquier persona. Por su parte, la ética se refiere a todas aquellas normas morales que van a condicionar el comportamiento y las conductas de los individuos en todos los ámbitos de la vida. 

Los problemas éticos en las investigaciones educativas han sido estudiados por numerosos autores, los cuales han englobado los diferentes problemas éticos en tres grandes grupos:

  • Problemas relacionados con los participantes: tales como ocultar la naturaleza de la investigación a los participantes, no informar a los participantes de la participación en una investigación, etc.
  • Problemas relacionados con la investigación: el más común es aquel relacionado con perjudicar a los participantes con la investigación.
  • Los problemas relacionados con el investigador: tales como invasión de la intimidad de los participantes, privación de los beneficios de la investigación a los participantes, etc.

La ética de investigación de cualquier ciencia viene determinada por el código deontológico o deontología, que es aquella rama de la ética que recoge los deberes de una actividad profesional concreta a través de un conjunto de normas que deben cumplir todos aquellos que lleven a cabo dicha profesión.

En cualquier caso, en todas las investigaciones, además de tener en cuenta las cuestiones éticas y morales, se deben respetar todos aquellos valores universales y antivalores correspondientes de las sociedades democráticas y relativos a los derechos humanos, dado que no son específicos de ninguna profesión, sino generales.

Consentimiento informado

Historia del consentimiento informado

El consentimiento informado surge en el campo de la filosofía política, en el siglo XVI, en torno a la idea de que, en cualquier tipo de relación humana, ya sea esta de tipo pública o privada, no es simétrica, es decir, no se compone de una parte con poder absoluto y otra parte con deber de obediencia (la tradicional médico-paciente). Sin embargo, esta idea de consentimiento informado no se traslada de manera automática al campo de la medicina, sino que tarda casi cuatro siglos en hacerse evidente que el enfermo es una persona dependiente respecto a los conocimientos del médico.

Al mismo tiempo, los pacientes comenzaron a luchar por sus derechos, considerando el consentimiento mutuo como algo inherente al individuo, que no se pierde al ingresar en un hospital, donde las relaciones se basan en el desconocimiento, la desinformación, la obediencia y el sometimiento del paciente hacia el médico. Sin embargo, esta lucha no derivó en un cambio radical, sino muy progresivo, principalmente en base a sentencias judiciales y diferentes cambios legislativos. 

En la actualidad, las sociedades científicas, escuelas y colegios profesionales enseñan un modelo de conducta que se basa en el respeto a la autonomía y autodeterminación del paciente, de manera que tiene derecho a decidir libremente respecto a su vida y su salud. Un ejemplo de ello es el derecho de cualquier paciente a no recibir un determinado tratamiento médico, a la donación de órganos o a la no reanimación. 

¿Qué es el consentimiento informado?

El consentimiento informado es un proceso continuo y activo, que se repite a lo largo de todo el proceso de tratamiento o asistencia, el cual recoge los derechos de los pacientes y los riesgos o prejuicios del tratamiento. En ningún caso, el consentimiento informado no será un mero acto administrativo ni libera a los profesionales de sus responsabilidades o de las sanciones derivadas de la comisión de errores.

¿Cómo debe ser el consentimiento informado?

El consentimiento informado debe:

  • Ser comprensible, veraz y adecuado: el lenguaje se debe adaptar a su destinatario en lo que respecta a su idioma, nivel intelectual y cultural, evitando terminología técnica y de difícil comprensión. Debe ser veraz en lo que respecta al pronóstico y evolución, y adecuado a las circunstancias personales del paciente, tales como edad, gravedad de la enfermedad o trastornos, estado de ánimo, etc. La información del consentimiento informado debe ayudar al paciente a tomar una decisión respecto a su salud, por lo que debe adaptarse a el mismo y su situación.
  • Ser facilitado por un profesional: concretamente, aquel que atiende al paciente y va a desarrollar la técnica, procedimiento o tratamiento, sin embargo, todos aquellos profesionales que van a participar en la asistencia están también sometidos a lo contenido en el consentimiento.
  • Ofrecer información al paciente: la información será siempre facilitada al paciente a menos que haya manifestado el deseo de no ser informado. La información facilitada a la familia va a depender de la voluntad del paciente, pudiendo prohibir que se informe a cualquier persona. Este supuesto no se cumple cuando la patología, trastorno o enfermedad pueda afectar a la salud de terceros, pudiendo el profesional comunicárselo a sus allegados. En el supuesto de personas con comprensión limitada, se ofrecerá la información al paciente del mismo modo, aunque adaptada, debiendo comunicarla también a su tutor o familiar. En el caso de los menores, estos también tienen derecho a recibir información relativa a su salud y tratamiento, adaptándola a su edad, madurez, capacidad de comprensión y estado psicológico. Sin embargo, al ser menores de edad, se debe también informar a los progenitores.

Características del consentimiento informado

  • Es libre, voluntario y está ofrecido con capacidad: debe contener toda la información necesaria, ser ofrecida sin manipulación o coacción y debe ser ofrecido por un profesional que no se encuentre legalmente incapacitado para realizar sus funciones. 
  • Está otorgado por el paciente: parte de la idea de que el individuo tiene la capacidad de decidir a menos que se demuestre lo contrario. En el supuesto de no tener dicha capacidad de decisión, se designará una persona o institución para ejercer su representación y decidir en su lugar.
  • Es revocable y temporal: el paciente puede revocarlo en cualquier momento sin que sea necesario que explique el motivo. Esta revocación siempre deberá constar por escrito.
  • Se podrá otorgar por representación o sustitución: en aquellos casos en los que los pacientes están legalmente incapacitados, cuando no son competentes para tomar una decisión por su estado físico o psíquico y en menores de edad que no sean capaces de comprender la intervención o tratamiento.
  • Debe ser obtenido por el profesional responsable: ya se trate de un procedimiento, tratamiento, intervención, etc.
  • Debe presentarse al paciente de forma previa a la actuación: se debe facilitar la información con la antelación suficiente como para que el paciente pueda reflexionar, preguntar dudas y adoptar una decisión.

Ética en la investigación en psicología

En la investigación deben cumplirse, además del consentimiento informado, muchos otros principios éticos que posibilitarán un desarrollo adecuado del proceso investigativo. Si eres profesional en psicología y tienes interés en desempeñarte como investigador, en TECH Universidad Tecnológica tenemos para ti el Máster en Investigación en Psicología. Es un programa completo, avanzado y cómodo que te otorgará la oportunidad de convertirte en un investigador con fundamentos sólidos y seguros que destacará en su disciplina.

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