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El término “teología” tiene su origen en el latín theologia. A su vez, esta palabra proviene del concepto griego formado por theos (Dios) y logos (estudio). De esta forma, la teología es la ciencia encargada del estudio de las características y propiedades de la divinidad. Se trata de un grupo de técnicas propias de la filosofía que pretenden generar conocimiento sobre Dios y el resto de las entidades calificadas como divinas (Pérez & Gardey, 2008). Ernest Kevan la define como “la ciencia de Dios que se ha revelado a través de su palabra”. El término fue acuñado por Platón en su obra “La República”.

El filósofo griego lo utilizó para nombrar al entendimiento de lo divino a partir del uso del raciocinio (Pérez & Gardey, 2008). Más tarde, Aristóteles adoptó el concepto con dos significados: la teología como la división central de la filosofía y la teología como nombre del pensamiento propio de la mitología que antecedió a la filosofía. Para la teología propia del catolicismo, el objeto de estudio directo es Dios.

La razón del ser humano y las revelaciones hechas por la divinidad son los criterios que permiten a esta teología alcanzar la verdad. Dado que la Iglesia es su principal comunidad, el catolicismo delega en ella la potestad para fijar los criterios vinculados a la reflexión de la teología (Pérez & Gardey, 2008). Pérez y Gardey (2008) establecen varias clasificaciones dentro de este término, tales como teología bíblica y sistemática.

Tipos de teología

Teología bíblica

Recibe este nombre porque se basa en el estudio del contenido doctrinal disponible en la Biblia. Investiga aquellos sucesos narrados en los libros que forman parte de esta biblioteca, en la que los religiosos basan sus creencias y establecen una interpretación para cada uno de ellos. La crítica textual forma parte de la teología bíblica, y su objetivo fundamental es relacionar los acontecimientos actuales con los narrados en la Biblia a fin de obtener una claridad sobre la interpretación de los mismos. Por su parte, el alta crítica se encarga de entender la paternidad literaria de cada uno de los libros que forman la Biblia.

Teología sistemática

Es la parte de la teología más estructurada, la cual se basa en un método para su realización. Intenta encontrar una claridad lógica sobre los hechos para comprender los datos que se revelan en las escrituras. En ella también se pueden agrupar la teología histórica o dogmática, es decir, aquella que estudia las doctrinas, ubicándolas en la trayectoria de la historia, abarcando desde el período apostólico hasta la actualidad, así como las consecuencias que determinados hechos han tenido sobre la vida de la Iglesia. Además, estudia símbolos, credos y demás doctrinas; y la teología apologética o ética, es decir, la teología en acción, es la que unifica la doctrina en la vida cotidiana. Esta estudia el papel del pastor dentro de la vida de la comunidad.

Todos los conceptos relacionados con la teología tienen como objetivo fundamental: ayudar a entender con mayor claridad la tarea pastoral, que es una teoría que solo tiene sentido si es llevada adecuadamente a la práctica. Además, el conocimiento de la teología se basa en el método deductivo a priori (teología bíblica) y el método inductivo a posteriori (teología sistemática) (Pérez & Gardey, 2008).

Los sistemas teológicos

Según las creencias, la inclinación ideológica y otros aspectos del enfoque de la teología, existen varios sistemas teológicos. A su vez, cada uno se encuentra dividido en subsistemas, de las cuales cuatro son las más importantes (Pérez & Gardey, 2008).

  • La teología católico-romana: Se rige por la comprensión del canon alejandrino de los libros bíblicos. Se aferra a las verdades supuestamente reveladas, pero que no han sido escritas sino transmitidas por vía oral, que son compartidas de forma tradicional a través de la Iglesia. La Iglesia Católica es el foco que ilumina la Biblia y no al revés.
  • La teología subjetiva: Siendo un enfoque liberal de la teología, el liberalismo teológico es su principal representante. Para esta perspectiva, la autoridad de Dios no se manifiesta a través de la Iglesia, sino de las facultades del alma humana, tales como razón, sentimientos y conciencia.
  • La teología neo-ortodoxa: Es aún más liberal que el liberalismo teológico. Es tributaria de la filosofía existencialista y enfoca la teología no desde el hombre, sino de la soberanía de Dios. Para lograr entender los deseos y la esencia de ese ser supremo, se basa en las herramientas que ofrece la teoría existencialista.
  • La teología evangélica: Procede de la Gran Reforma del siglo XVI, cuyo objetivo era volver a los orígenes. Proclama la importancia de respetar la autoridad soberana de Dios que se encuentra citada en los libros de la tradición hebreo-cristiana. Propone escuchar la voz de Dios a través del Espíritu a través de la palabra revelada en dicha tradición.

Punto de partida de la teología: la revelación

Tomando lo comentado por Tales de Mileto, Platón cuenta que una noche estaba observando las estrellas y quedó tan absorto que cayó en un pozo. Esta anécdota, graciosa y probablemente apócrifa, encierra una importante verdad: en los inicios del pensamiento occidental había una nota de asombro, de maravilla, hasta una cierta actitud de reverencia humilde ante la creación y ante la verdad (Stam, 2013). Lo mismo puede decirse para la reflexión teológica. La buena teología nace del asombro, del sentido de maravilla ante Dios, su palabra y su verdad. Nace de la adoración, y en adoración (Stam, 2013).

La teología yahvista, del gran “Yo Soy”, surgió cuando un pastor de ovejas quedó estupefacto, con gran asombro, ante una zarza que ardía sin consumirse. El profeta Isaías cuenta su propia experiencia asombrosa, el año que murió el rey Usías, cuando “vio a Dios excelso y sublime, sentado en un trono” y su gloria que llenaba el Templo. Saulo de Tarso, por su parte, vio al Cristo Resucitado, rodeado por una gran luz cegadora y deslumbrante. Esa visión lo expulsó de su caballo y lo tiró al suelo. Hoy también la teología debe comenzar con un encuentro con el Señor (Stam, 2013).

En el pensamiento occidental se produjo un cambio radical con la filosofía de René Descartes (1596 –1650), pionero de la modernidad. Descartes enseñó a la filosofía moderna a comenzar con la duda y proceder con la “duda metódica”. De ahí su famosa fórmula, como fundamento firme de su pensar: cogito, ergo sum (“Pienso, por lo tanto, soy”). Aun si cada uno duda que existe, ahí está dudando, y, en consecuencia, existiendo. Descartes priorizó una especie de racionalismo crítico y escéptico, cuyo punto de partida era la duda para llegar desde ella al conocimiento (Stam, 2013).

La religión como parte educativa

La religión es una necesidad de la humanidad a la par con la creencia en alguna deidad o ser Supremo. Eso se puede ver reflejado en la espiritualidad que hace parte de las características básicas en cualquier persona sin importar sus ideales. Por esta razón la educación en la religión se ha convertido en un tópico de alta relevancia en la sociedad moderna. Por ello, se hace necesario que el educador encargado de este campo cuente con los conocimientos necesarios para ejecutar cualquier estrategia necesaria, de manera que la incursión en ello se convierta en dinámica y genere interés y curiosidad en el alumnado.

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