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Salvo casos muy especiales, es un error decir que se va a realizar un “entrenamiento de potencia”, ya que todos los entrenamientos lo serán. Si se asume que el objetivo del entrenamiento es mejorar la fuerza aplicada sobre una misma carga dada; si se aplica más fuerza, necesariamente mejorará la velocidad, y como único resultado posible será la mejora de la potencia.

Desde la física, la potencia representa la cantidad de trabajo realizada en la unidad de tiempo. Sin embargo, en el mundo del entrenamiento, la potencia viene relacionada con la capacidad del sistema neuromuscular de vencer una resistencia (externa o propio peso corporal). Esto, aplicando la máxima fuerza posible y, como es lógico, realizando el gesto deportivo a la mayor velocidad posible (Shemidtbleicher, 1985).

Aclaración de la terminología utilizada con la potencia

Es necesario tener claros los siguientes conceptos para abordar el tema con garantías de su entendimiento:

  • Potencia pico: es el valor más alto de potencia producido en todo el rango de movimiento o contracción (Baker, 2005). Este pico de potencia se refiere a la mayor producción de potencia instantánea para un periodo de 1 ms sin movimiento aparente. Autores (González et al Badillo , 2002), la definen como el momento en que se alcanza el umbral de rendimiento muscular. Este corresponde al máximo rendimiento mecánico que puede dar un atleta en un determinado gesto o movimiento deportivo.
  • Potencia media: corresponde a un valor medio que es obtenido a partir de la suma de todos los valores de valencia positiva. Son desarrollados durante la ejecución de la fase concéntrica de un movimiento u ejercicio. Además, estan divididos por el número de datos obtenidos en dicho gesto o acción motriz. Sus valores son expresados en watios, tanto para su forma absoluta como para su forma relativa (watios x Kg).
  • Carga óptima de trabajo para el desarrollo de la máxima potencia (CO). La teoría del entrenamiento la define como la intensidad o resistencia que permite lograr la máxima producción de potencia durante un movimiento. Basados en lo expuesto, el uso de estas cargas en el entrenamiento de fuerza proporciona el estímulo óptimo para así obtener la máxima potencia en un gesto deportivo (Mc- Bride, Triplett-Mcbride, Davie y Newton, 2002).

Factores que contribuyen al desarrollo de la potencia máxima

El sistema muscular se organiza de manera compleja y muy eficiente. Esto da como resultado que el ser humano pueda generar movimiento. Aproximadamente un 40 % de la masa del cuerpo es músculo, cuyo principal objetivo es convertir energía química en trabajo mecánico bajo control y regulación del sistema nervioso.

La manera en que el sistema muscular lleva a cabo su trabajo está condicionada por innumerables factores que son los que determinarán su magnitud y forma en que se manifiesta la tensión. Esta variabilidad potencial es consecuencia de su propia naturaleza estructural y funcional. Para la comprensión del alumno, se va a dividir en dos grupos: factores estructurales y factores neuromusculares. Factores estructurales que contribuyen al desarrollo de la potencia máxima

Hipertrofia muscular

En la masa muscular de un ser humano está contenido el 50 % de las proteínas totales del cuerpo, y esta masa constituye aproximadamente el 45 % del peso corporal en un sujeto normal. Esto deja entrever que modificaciones significativas en el valor del porcentaje de masa muscular generarán importantes transformaciones en la estructura corporal, el cual puede ser habitualmente un signo diferenciador de sujetos deportistas y su potencial de generar fuerza. Una elevada masa muscular se logrará fundamentalmente como resultado de un incremento de la sección transversal de las fibras musculares, con más énfasis en las de contracción rápida.

En el deporte (salvo en el culturismo) la importancia de la musculatura se basa en su capacidad que tiene para generar tensión cuando se contrae. Esto da lugar a entender que la fuerza, en cualquiera de sus manifestaciones, está íntimamente relacionada con el tamaño del músculo en cuestión. Si se analiza a deportistas con un nivel de entrenamiento y tamaño similar, los sujetos con mayor masa muscular deberían ser capaces de desarrollar más fuerza; si se habla en valores absolutos, aunque no necesariamente ocurrirá esto, si se habla de valores relativos (cantidad de fuerza por kilos corporales).

Estudios dan como resultado la existencia de ciertas correlaciones que van de entre 0.30 – 0.40 en sujetos muy pesados, 0.50 – 0.70 en sujetos con peso o masa corporal moderada, y 0.90 o más para sujetos muy pequeños entre la fuerza, el tamaño muscular y las dimensiones del cuerpo (García-M, et al, 2008). Se debe tener muy en cuenta la arquitectura muscular, la cual representa, desde el punto de vista macroscópica, la forma y tamaño del músculo, así también como el orden y orientación de las fibras musculares.

Composición muscular

El músculo no es un tejido uniforme en su constitución, sino que está compuesto por tipos de fibras diferenciadas, que pueden ser categorizadas por sus diferencias histoquímicas, bioquímicas, morfológicas y fisiológicas. De manera muy básica se puede decir que existen dos tipos de fibras musculares:

  • Fibras tipo I: denominadas también fibras de contracción lenta (slow twitch-ST o fibras rojas).
  • Fibras tipo II: denominadas también fibras de contracción rápida (fast twitch-FT o fibras blancas).

Estas fibras se pueden subdividir en función de sus diferencias constitucionales. De manera simple y nivel esquemático, se puede hablar de fibras tipo IIa y de fibras de tipo IIb. Gran cantidad de autores señalan la relación directa que existe entre el porcentaje de fibras FT y el desarrollo de potencia mecánica, planteando también que estas son más efectivas que las fibras ST para dicho objetivo (Thorstensson, et al, 1976; McCartney & Smith, 1993).

Esta capacidad varía entre dos y tres veces (Faulkner, et al, 1986) debido de manera fundamental a las propiedades de sus proteínas contráctiles (Schiaffino et al, 1989), a su mayor capacidad de generar tensión (Adams et al, 1993), y por tener una mayor velocidad de acortamiento (Barklay, 1996).

Ratio entre sección transversal de fibras rápidas y lentas

Como ya se sabe, el tamaño de las fibras viene determinado por características genéticas, por nivel y tipo de entrenamiento que realicen los deportistas. Es habitual, excepto en situaciones de hipertrofia selectivas de las fibras ST. Estas representan un diámetro menor que las fibras FT para un nivel de entrenamiento similar (McCall et al, 1996).

Esto tiene una salvedad en sujetos sedentarios, que al ser las fibras ST las más utilizadas, estas en ocasiones presentan mayor tamaño que las FT. Los niveles de fuerza son directamente proporcionales al área transversal, independientemente del tipo de fibra muscular que predomine en el mismo. La fuerza de un musculo es proporcional a sección fisiológica (Weber,1846). Los niveles de tensión que puede generar un músculo, en razón de su sección transversal, varían en función del tipo de fibra que predomine en el mismo (Partridge & Benton, 1981; McComas, 1996).

Una disminución en la velocidad de contracción que están hipertrofiados de manera muy considerable parece estar ligado con el mecanismo de liberación y recaptación de calcio por parte del retículo sarcoplasmático (Roy, et al, 1982), o por excesivo ángulo de penetración de las fibras como ya se mencionó anteriormente. Centrándose en la fuerza, todo apunta que la hipertrofia muscular tiene sus límites máximos estructurales.

Resultados de estudios reflejan datos de incrementos del 58 % aproximadamente para las fibras FT, y de un 39 % para las fibras ST en culturistas que llevan entre seis y ocho años. La hipertrofia puede tener dos diferentes tipos de orientaciones: hipertrofia general e hipertrofia selectiva. La hipertrofia general hace referencia al aumento del área de sección de ambos tipos de fibras musculares, independientemente de la distribución de estas en el músculo.

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