La gestión sanitaria es uno de los pilares para el éxito del sector de la salud, por ello en este texto ahondaremos en los distintos actores que forman este rubro, así como sus maneras de interactuar para el desarrollo de actividades dentro del Sistema Nacional de Salud en España. Además, profundizaremos en el concepto de sostenibilidad y en los factores que influyen, de manera positiva, y negativa, en la solvencia del mismo.

Sostenibilidad del sistema nacional de salud   

La sostenibilidad del Sistema Sanitario es un tema recurrente en cualquier foro sanitario desde hace años y que debido a la crisis económica que atravesamos vuelve a estar en el candelero. Ya en la anterior crisis económica de principios de los años 90 hubo en España una iniciativa parlamentaria, que tuvo como fruto el Informe de la Comisión Abril, sobre medidas de eficiencia y sostenibilidad del Sistema Sanitario Español. Dicho informe contenía propuestas interesantes; algunas se han ensayado en las nuevas fórmulas de gestión que se han ido implantando en el Sistema Nacional de Salud a lo largo de estos últimos años y otras muchas quedaron en el olvido. 

 Las reformas organizativas de los sistemas de salud, entendidas como un proceso que tiene su origen en el análisis o diagnóstico de situación y cuyo resultado se traduce en la implementación de medidas, tienen en “la mejora de la eficiencia y la sostenibilidad del sistema” su máximo exponente. La eficiencia se define como la relación óptima entre los recursos invertidos y el resultado obtenido. La eficiencia, al igual que la calidad, es un valor a maximizar, y sus indicadores pueden medirse comparativamente con los resultados obtenidos por otros sistemas u organizaciones sanitarias; su evaluación y mejora continua se hace básica para garantizar el avance.  

La sostenibilidad puede definirse como la capacidad para mantenerse en el tiempo de manera solvente. Así, la eficiencia y sostenibilidad están claramente interrelacionadas, ya que implica maximizar la inversión y ser competitivo. 

 En los últimos años se ha realizado especial hincapié en la mejora de la eficiencia del sistema de salud público en pro de garantizar su sostenibilidad, sobre todo en los países con un modelo de sistema nacional de salud financiado por impuestos. La asistencia sanitaria y la inversión en salud se convierte en la mayor partida de sus presupuestos públicos, haciendo necesario garantizar que los recursos invertidos produzcan los máximos resultados en salud y equidad. 

Los actores de la gestión sanitaria

En este punto es necesario hacer un punto y aparte para centrarnos en la complejidad de nuestro sistema sanitario. Pues en él existen tantas personas, instituciones, empresas, normativas y valores económicos, sociales y éticos, que hacen que su imbricación pueda confluir en un desequilibrio final que contente a unos y no tanto a otros o que lleve a la quiebra al sistema o que acabe creando grupos de interés o incluso grupos de presión para la toma de decisiones. Es por ello que se hace necesario conocer quién es quién en nuestro sistema de salud y cuáles son sus intereses, funciones, interrelaciones y responsabilidades.

 Tomando como punto de partida la descripción que hacen Alejandro López del Val y Carlos Alberto Arenas Díaz³ podemos destacar seis actores “principales” del sistema nacional de salud a los que, desde mi punto de vista, debemos de añadir varios “actores secundarios” que veremos más adelante. Los seis actores principales son: 

  • Contribuyente.
  •  Pacientes.
  •  Profesionales.
  •  Agencias compradoras (servicios regionales de salud) entes intermedios entre el productor y el financiador, que hacen efectivas las políticas de aseguramiento.
  •  Financiadores / Aseguradores (Departamentos y Consejerías, Estado).
  •  Instituciones productoras (provisores, hospitales, atención primaria, gerencia). 

El contribuyente

Se define contribuyente como aquella persona física con derechos y obligaciones, frente a un agente público, derivados de los tributos. Es quien está obligado a soportar patrimonialmente el pago de los tributos (impuestos, tasas o contribuciones especiales), con el fin de financiar al Estado. Recordemos que cada ciudadano, de media, contribuye al sistema sanitario con 1412 euros anuales (año 2015). 

 En ocasiones, parece que este actor en nuestro Sistema Nacional de Salud no tiene más valor que el de abonar anualmente su correspondiente IRPF y emitir un voto cada 4 años, pero, ¿debe ser esto así? y si es así, ¿se conforma el contribuyente con el actual reparto y asignación de los presupuestos destinados a la sanidad?  

La respuesta puede variar en función del prisma desde el que se mire, pues el contribuyente puede ser un ciudadano con un nivel de salud óptimo o tener la salud afectada en mayor o menor medida y, por tanto, se convertirá en paciente agudo o crónico. Si preguntásemos a ambos tipos de ciudadanos por la distribución de sus impuestos para fines sanitarios el sesgo de poseer o no una determinada enfermedad modificará la asignación de los recursos económicos. 

El paciente

Podemos definir al paciente como la persona enferma que es atendida por un profesional de la salud. En la medicina y en general en las ciencias de la salud, el paciente es alguien que sufre dolor o malestar. En España la esperanza de vida al nacer alcanza los 83,2 años con 80,3 años en los hombres y 86,1años en las mujeres. Desde al año 2001 la esperanza de vida al nacer ha aumentado en 3,5 años. 

 El aumento de la esperanza de vida nos lleva a un progresivo envejecimiento de la población y a un aumento en la prevalencia e incidencia de las enfermedades crónicas y de la dependencia. Asociado a este cambio epidemiológico, los valores de la sociedad evolucionan, y los de los pacientes, también.  

Hoy en día buscan en el sistema sanitario algo diferente a lo que buscaban hace treinta o cuarenta años. Ya no quieren una relación paternalista fundamentada en el proteccionismo, sino una relación de igualdad, que crea en la fortaleza del propio paciente como individuo con conocimiento y con herramientas para salir adelante. 

El profesional

Un profesional de la salud es una persona capacitada para atender los problemas de salud de los pacientes según las diferentes áreas de las ciencias de la salud. Se involucran en la atención primaria, la atención con especialistas y los cuidados. 

 En el sistema sanitario podemos encontrar profesionales sanitarios y profesionales no sanitarios. Cada uno desde su puesto de trabajo, sus funciones y sus responsabilidades trabaja por un mismo fin: lograr un sistema sanitario eficiente y un mejor nivel de salud en la población y por ende una sociedad más saludable. 

Agencia compradora

Asimilamos este término a los Servicios Regionales de Salud, aunque en algunas Comunidades Autónomas hay particularidades al respecto. Son los organismos intermedios entre el productor de los servicios y el financiador de los mismos, y que hacen efectivas las políticas de aseguramiento teóricamente reguladas por ley y financiadas por impuestos. 

El financiador

El financiador/asegurador es la parte política, los Gobiernos, Consejerías/Departamentos o el Estado. Una de sus características fundamentales es que sus directivos suelen ser políticos y sus acciones, se orientan a veces al aspecto político, destinando recursos para aspectos meramente propagandísticos. En su función de Planificación, los criterios políticos suelen ir por delante de los criterios de racionalización, técnicos y económicos. 

La institución productora

Los provisores son las Gerencias de Atención Primaria, los Hospitales, las Áreas de Salud, los Sectores o los Departamentos sanitarios según la Comunidad Autónoma; aquí también encontramos un amplio abanico en España. Los tres pilares sobre los que pivota gran parte de la asistencia (La Ley del Estatuto Básico del Empleado Público, la Ley de Presupuestos y la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas) están alejados de una gestión ágil y eficiente, que es exactamente como hay que gestionar los centros sanitarios. Estas normativas merman la eficiencia en muchos de los aspectos de la gestión de los RRHH, provisión, compra de servicios y posibilidades de financiación. 

La necesidad de la especialización en la gestión sanitaria

Actualmente es importante afrontar de manera objetiva la situación económica del país y de su Sistema Sanitario (en datos macroeconómicos, el gasto sanitario público total en el año 2002 supuso 34.800 millones de euros y en el 2015 un total de 65.565 millones de euros) así como distinguir a los actores que existen en el sistema y cuáles son sus objetivos y sus posibles conflictos de intereses para saber hacia dónde debemos caminar y qué medidas debemos tomar 

Por este motivo, es importante contar con profesionales capacitados que puedan liderar correctamente el sector. En TECH Universidad Tecnológica ofrecemos el Máster en Dirección Hospitalaria y Servicios de Salud, el cual cuenta con ejes temáticos novedosos en el área médica. Por otra parte, ofrecemos el Máster en Gestión Clínica y el Máster en Análisis Clínicos como otras alternativas académicas, a fin de que tengas distintas opciones para alcanzar sus metas laborales.

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