El cáncer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud solo en el 2020 se registraron diez millones de muertes ocasionadas por esta patología, de las cuales una gran porcentaje es representado por la cardiología oncológica. Ante este panorama, la preocupación en los sistemas de salud es latente, por lo que es necesario conocer a profundidad la forma en que actúa la epidemiología de una enfermedad que ha puesto en jaque a la humanidad por siglos.  

A lo largo de este ahondaremos en los diferentes aspectos que tienen mayor relevancia en la prevalencia del cáncer, ahondaremos en los factores de riesgo o causalidad que se son recurrentes en el paciente afectado, así como las formas de detección y tratamiento desde una perspectiva poblacional.  

Factores de riesgo de cáncer

El proceso por el cual se producen las alteraciones celulares que llevan al cáncer es el resultado de la interacción entre factores genéticos y factores adquiridos, derivados de agentes externos. El envejecimiento es un factor de riesgo fundamental en la aparición del cáncer. Son múltiples los factores implicados en el aumento de riesgo de cáncer asociado a la edad. Parece que la acumulación de factores de riesgo y la pérdida de eficacia en los procesos de reparación celular son los mecanismos causales más relevantes. 

A nivel mundial, los principales factores de riesgo de cáncer son el consumo de tabaco y de alcohol, junto a la mala alimentación y el sedentarismo. También las infecciones son un factor de riesgo muy relevante, sobre todo, en los países de ingresos medios y bajos. Así, las infecciones causadas por Helicobacter pylori (cáncer de estómago), papiloma virus humano (cáncer de cuello uterino), virus de hepatitis B y C (cáncer de hígado) y virus de Epstein-Barr (linfomas) son factores de riesgo de cáncer de primera magnitud. 

En cuanto a las medidas más relevantes de salud pública para prevenir el desarrollo del cáncer, se podría destacar las siguientes: evitar los factores de riesgo conductuales mencionados más arriba; vacunarse contra los papilomavirus humanos y hepatitis B (esta medida podría prevenir hasta un millón de casos anuales de cáncer); controlar los riesgos asociados a la profesión; reducir la exposición a radiación ultravioleta y radiación ionizante (derivada de técnicas de diagnóstico médico o de origen profesional) 

A continuación profundizaremos un poco más en los principales factores de riesgo, de modo que puedan conocer mejor las características y riesgo presentes en la sociedad.

Tabaquismo

El consumo de tabaco es el factor de riesgo de cáncer más importante ocasionando nada menos que el 22 % de las muertes por cáncer a nivel mundial. En 2004 se atribuyeron al tabaquismo 1,6 millones de fallecimientos por cáncer, de un total de 7,4 millones de muertes por cáncer. 

 El humo de tabaco puede provocar diferentes tipos de cáncer, siendo los más importantes el de pulmón, esófago, laringe (cuerdas vocales), boca, garganta, riñón, vejiga, páncreas, estómago y cuello del útero. Puede atribuirse al tabaquismo, como única causa, hasta el 70 % de la carga de cáncer de pulmón. Un considerable dato para tener en cuenta es que el denominado tabaquismo pasivo o humo ambiental puede ser causa de cáncer de pulmón en no fumadores. También cabe resaltar que, no solo el humo del tabaco es nocivo; el tabaco sin humo (en forma de productos de tabaco de mascar principalmente) provoca cáncer de boca, esófago y páncreas. 

Sedentarismo, mala alimentación, sobrepeso y obesidad 

Una alimentación correcta es fundamental en la prevención del cáncer. Cabe recordar que, esta medida (junto a la lucha contra el tabaquismo) es también de gran importancia en la reducción del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares que, junto con el cáncer, constituyen la principal causa de muerte en el mundo. 

Es clara la correlación existente entre la obesidad o el sobrepeso y determinados tipos de cáncer, como el esofágico, colo-rectal, mamario, endometrial y renal. Es conocido que dietas ricas en frutas y verduras pueden tener un efecto protector contra diferentes tipos de cáncer.  

Sin embargo, dietas ricas en carnes rojas y en conserva se asocian con mayor riesgo de presentar cáncer colo-rectal. Asociado a una dieta sana y equilibrada, la realización de actividad física regular y evitar el sobrepeso u obesidad son medidas con un gran impacto en la prevención del cáncer. El sedentarismo, no solo se asocia de un modo directo con mayor riesgo de cáncer, sino que contribuye a la aparición de otros factores de riesgo como la obesidad. 

Consumo de bebidas alcohólicas

El consumo de alcohol aumenta el riesgo de padecer diferentes tipos de cáncer, como los de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colon, recto y mama. El riesgo es directamente proporcional a la cantidad de alcohol consumida. Al día de hoy, se considera que no existe una dosis de alcohol inocua. El tabaquismo asociado al consumo de alcohol hace que el riesgo de aparición de determinados tipos de cáncer se pueda llegar a multiplicar.  

Esto ocurre, sobre todo, en el cáncer de boca, faringe, laringe y esófago. Existe una diferencia entre ambos sexos en la carga atribuible al alcohol para determinados cánceres. Así, el 22 % de los cánceres de boca y orofaringe en los hombres son atribuibles al alcohol, mientras en las mujeres, es el 9 %. Esta diferencia basada en el sexo también aparece en el cáncer esofágico y hepático. 

Carcinógenos ocupacionales

Son muy numerosas las sustancias carcinógenas en el ambiente laboral. Estos agentes, mezclas y circunstancias de exposición se clasifican como carcinógenos ocupacionales. El ejemplo más claro y directo de cáncer con relación causal ocupacional es el del mesotelioma pleural, que se produce por exposición al amianto. Está demostrada también la relación causal entre otros agentes carcinógenos ocupacionales y los cánceres de pulmón, vejiga, laringe y piel, la leucemia y el cáncer nasofaríngeo. Estos cánceres suelen tener una distribución concreta por edad, ya que se concentra el riesgo en determinados grupos de población activa expuestos a los agentes carcinógenos, con el posterior desarrollo de la enfermedad. 

Tratamientos contra el cáncer

Los programas de diagnóstico deben estar complementados por programas de tratamiento. El objetivo es la curación de la enfermedad o, en su defecto, el aumento de la esperanza de vida y la calidad de vida de los pacientes. Los programas de tratamiento deben cumplir las siguientes características: funcionamiento continuado y equitativo, vinculación a sistemas de detección precoz y respeto a las normas de atención basadas en evidencia científica, con enfoque multidisciplinario. 

 Estos programas deben garantizar un tratamiento adecuado para los tipos de cáncer con alto potencial de curación, como, por ejemplo, el seminoma metastásico y la leucemia linfática aguda en la edad infantil, o los tipos de cáncer con altas probabilidades de que se prolongue la supervivencia con una adecuada calidad de vida, como el cáncer de mama y los linfomas en fase avanzada. 

En este contexto, los cuidados paliativos pueden ayudar a los enfermos y a sus familias a vivir más confortablemente. Son una necesidad humanitaria urgente para las personas de todo el mundo aquejadas de cáncer o de otras enfermedades crónicas mortales. 

Además,  el tratamiento del dolor es una de las prioridades de las unidades de cuidados paliativos, siendo el acceso a los medicamentos mórficos por vía oral un asunto importante a mejorar. Los cuidados paliativos pueden aliviar los problemas físicos, psicosociales y espirituales de más del 90 % de los enfermos con cáncer avanzado. 

La especialización como factor de cambio

Sin duda alguna existen múltiples factores que inciden en la patología del cáncer, desde su epidemiología hasta su tratamiento. Por este motivo, es fundamental que los profesionales en este rubro actualicen sus conocimientos, a fin de que logren aportar nuevas luces a esta compleja problemática.

En TECH Universidad Tecnológica le apostamos a la educación de alta calidad, por ello contamos con diferentes alternativas académicas, como lo son el Máster en Arritmias Cardiacas o el Máster en Cuidados Críticos. Sin embargo, si su deseo es especializarse en el ámbito cancerígeno, no existe mejora alternativa que el Máster en Cardiología Oncológica. Además, los mejores expertos en la materia diseñaron este programa, lo que permite proporcionar contenidos actualizados para consolidarse de manera multidisciplinar en el ámbito médico.

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