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Los conceptos de gobernanza y los factores de cambio en la política han ido adquiriendo popularidad en los últimos años. Antes de comenzar con la explicación, en la que se entra de lleno en el significado de cada uno de estos dos conceptos para posteriormente exponer algunos ejemplos reales de crisis de gobernabilidad, se debe advertir al estudiante y al lector de que son términos que, aunque no lo parezca, son diferentes.
Sin embargo, también se da la característica de que están relacionados. Esta relación viene de la mano de que en ambos casos se encuentra con el resultado de la preocupación por la acción y efectos que ejercer el poder puede tener en la sociedad. Por esta razón, se divide este primer epígrafe en dos grandes secciones: una dedicada por entero a la gobernabilidad y la otra estará más enfocada a la gobernanza. De esta manera, se evita mezclar los dos términos y se sea busca, entender con cierta profundidad la relación que existe entre ambos.
La gobernabilidad
Se puede decir que la gobernabilidad hace referencia a la existencia de cierta estabilidad política en una sociedad. Esta estabilidad política entiende cómo un elemento circunstancial y al mismo tiempo esencial para el desarrollo humano. Siguiendo esta línea de pensamiento como es fácil entender que la gobernabilidad implica la flexibilidad del poder político para coger las demandas de la sociedad (Brower, 2021).
Esto sucede así porque la única manera de garantizar esa estabilidad política es que los individuos que forman parte de la sociedad tengan la posibilidad de exigir y apoyar las decisiones de quién gobierna la comunidad política. Siguiendo este esquema, Brower define la gobernabilidad como la capacidad del sistema político de responder a las demandas sociales que cada vez son más diversas y complejas (Brower, 2021).
Si se precisa bien, se puede ver cómo esto hace referencia a los inputs de los que se habla al explicar el funcionamiento del sistema político propuesto por David Easton, que, como se sabe, estaban compuestos por demandas y apoyos a las diferentes actuaciones originadas por el sistema. Quizá sea precisamente por este carácter de respuesta del sistema a la sociedad por lo que ciertos autores vinculan el concepto de gobernabilidad con el de democracia.
Y es que, en parte, el hecho de que exista esa preocupación por parte del sistema de tener esa capacidad de adaptación y de comprensión de lo que la sociedad exige, es propio de un sistema político democrático (Brower, 2021). Para entender esta idea es necesario retrotraerse de nuevo algo estudiado con anterioridad: en este caso se trata del concepto de democracia dado por Robert Dahl; más concretamente, de los elementos esenciales que este autor consideraba que debía tener una democracia.
La gobernanza
Una gobernanza como término surge en parte de la evolución del concepto de gobernabilidad. En este caso se deja de lado el protagonismo de las instituciones públicas, y pasa a entenderse como el conjunto de procedimientos que posibilitan una interacción horizontal entre el ámbito público, el ámbito privado y los actores sociales (Brower, 2021). Por tanto, en el centro de la idea ya no está el sistema en sí mismo, sino que se trata de la interacción del sistema con el resto de la sociedad. Si la gobernabilidad era la capacidad general para hacerse cargo de las demandas sociales, el concepto de gobernanza se centra en el campo de la gestión pública.
Una buena gobernanza será una buena gestión de las políticas públicas (2021). En este sentido la gobernanza sí guarda una mayor similitud, en mi opinión, con los sistemas democráticos, ya que se cambia el paradigma clásico de ejercicio del poder, tradicionalmente vertical, a uno horizontal. Un sistema vertical hace referencia a la toma de decisiones por un superior que se ejecutan directamente sobre el ciudadano.
En cambio, un sistema horizontal hace referencia a un modelo colaborativo. Mismo por el cual los ciudadanos trabajan conjuntamente con las instituciones públicas para la gestión de sus políticas. De nuevo como el concepto de gobernanza se vincula con tres términos esenciales. En primer lugar, la gobernanza tiene que ver con la red de políticas, es decir, con que las políticas públicas se decidan y ejecuten a partir de esta serie de redes que se generan en la propia vida social (Brower, 2021). Este es un elemento muy interesante de la gobernanza.
Gobernanza global: el medio ambiente e internet
En los últimos años, han surgido nuevas situaciones a las que se puede aplicar la gobernanza. A diferencia de lo que se acaba de estudiar, no se aplican a un nivel territorial o local, sino que están dirigidas a ser centralizadas y aplicarse por todo el planeta. En realidad, esta gobernanza tiene como sujetos individuales, en lugar de a los ciudadanos, a los propios Estados.
De esta manera, lo que se pretende conseguir es el mismo modelo colaborativo del que se habla antes. Sin embargo, este debe ser aplicado a los Estados y Organizaciones Internacionales. Las razones por las que surgen estas ideas vienen derivadas de la inefectividad de otras soluciones anteriores. En el caso del medio ambiente, como se sabe, hasta ahora las políticas adoptadas han sido ineficientes o completamente desastrosas a la hora de conseguir sus objetivos.
No obstante, desde hace algunos años, los esfuerzos están dirigidos a asegurar un compromiso horizontal entre todos los Estados. No se puede olvidar que, como se estudia en temas anteriores, no existe una autoridad internacional capaz de subyugar a todos los Estados. Por esta razón, es imprescindible que en asuntos como el medio ambiente se aplique la noción de gobernanza.
Esto se debe principalmente a dos factores; en primer lugar, a que el calentamiento global y los problemas medioambientales derivados del mismo afectan a todos los Estados sin discriminación; y, en segundo lugar, aquí a falta de esa autoridad que se menciona, es necesario un compromiso de todos los Estados para frenarlo. Esto, ya que el esfuerzo de unos pocos no sería suficiente como para alcanzar los objetivos necesarios. Por otro lado, en el ámbito de Internet la cuestión es bastante más compleja en lo que se refiere a alcanzar un acuerdo.
El Chile de Piñera
Desde 2019 Chile vive una situación que se puede caracterizar perfectamente como una crisis de gobernabilidad. Ya desde el inicio se veía cómo estaba cumpliendo con todos los requisitos propios de este tipo de circunstancias. Los ciudadanos salieron a la calle con banderas y las protestas, algunas pacíficas y otras muy violenta; se extendieron, provocando incluso la muerte de 30 personas.
Observando la situación hace algunos años desde fuera, podría parecer que Chile se encontraba en un buen momento. Desde los años 90 la economía había crecido de manera exponencial, los índices de pobreza se habían desplomado, y la situación política era estable. No obstante, observando con un poco más de detenimiento, uno podría darse cuenta de que desde hace una década se percibe cierto malestar. Esto en sectores de la sociedad chilena debido a las normas constitucionales (2021).
La Constitución chilena fue adoptada durante el régimen de Augusto Pinochet. Está configurada como una Constitución orientada al sector privado (fue influenciada por economistas educados en la Universidad de Chicago). Las reformas constitucionales hacen muy difícil el desarrollo de un sistema público de sanidad. Además, las protestas también estaban fundadas en la escasez de recursos. Esto en cuanto a la educación pública y el mal estado de las escuelas, o en el sistema de pensiones.
La gobernanza y los factores de cambio en la política desde la comunicación
Dentro de ámbito de la comunicación mediante diferentes medios, la comunicación internacional ha jugado un papel importante en la información global. La inmediatez y la disposición de la información se han convertido en requisitos en este campo, permitiendo que los espectadores reciban la información casi que en el mismo instante que ocurren los hechos.
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