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El Flipped Classroom, o Flipped Learning (FC, aprendizaje inverso, aprendizaje volteado, aprendizaje “al revés”) es un enfoque pedagógico que transfiere fuera del aula el trabajo de determinados procesos de aprendizaje y utiliza el tiempo de clase, apoyándose en la experiencia del docente, para facilitar y potenciar otros procesos de adquisición y práctica de conocimientos dentro del aula (Bergmann y Sams, 2012).

El Flipped Classroom le exige mucho al alumno, en principio, el doble de tiempo de aprendizaje, puesto que, a las horas lectivas hay que sumarle muchas horas de trabajo en casa. Esto es pedir mucho, especialmente cuando los estudiantes no comprenden la necesidad o la utilidad de lo que está aprendiendo.

Sin embargo, “invertir” una clase es mucho más que la edición y distribución de un vídeo o de cualquier otro tipo de contenidos multimedia.

La innovación y mejora del potencial de la calidad educativa que supone este modelo aporta como principales beneficios, entre otros, los siguientes:

  • Permite a los docentes dedicar más tiempo a la atención a las diferencias individuales.
  • Es una oportunidad para que el profesorado pueda compartir información y conocimientos entre sí, con el alumnado, las familias y la comunidad.
  • Proporciona al alumnado la posibilidad de volver a acceder, tantas veces como sea necesario, a los mejores contenidos generados o facilitados por sus profesores.
  • Crea un ambiente de aprendizaje colaborativo en el aula. Involucra a las familias desde el inicio del proceso de aprendizaje.

Fundamentos del modelo

El modelo pedagógico Flipped classroom consiste básicamente en facilitar la teoría, los alumnos antes de su asistencia el aula, con el objetivo de ocupar el
horario lectivo escolar en la realización de ejercicios y dinámicas prácticas. Se contrapone, por tanto, los métodos didácticos tradicionales donde se ocupa la
clase principalmente en la transmisión de teoría utilizan el tiempo restante, muchas veces insistente, en el desarrollo de actividades que ayuden a interiorizar dichos contenidos. Se brinda al estudiante la oportunidad de elegir su propio ritmo, momento y modo de aprender; por lo que el profesor únicamente  desarrolló el papel de guía de este proceso y de preparador de las actividades
prácticas que los alumnos estén llevando a cabo. 

Proporcionan a los estudiantes la posibilidad de volver a acceder al material tantas veces como se necesite, y a la vez crea un ambiente de aprendizaje colaborativo, ya que ayudan y son ayudados por sus propios compañeros,
siempre bajo la supervisión estricta del profesor. Trabajando de esta forma, el docente puede aumentar el tiempo de dedicación a los alumnos para resolver dudas o simplemente guiarse en la aplicación práctica de los contenidos. Básicamente como el docente proporciona los nudos, conferencias orales, videos explicativos o cualquier otro recurso que explique con detalle el
contenido que se va al día siguiente en el aula como tarea para casa. Por tanto, los tradicionales deberes de los alumnos consistirán únicamente en la visualización y escuchado del recurso digital para crear una idea previa
en su cabeza. Posteriormente, cuando los estudiantes acuden al aula, el profesor puede comprobar que es lo que han entendido de la explicación. Para conocer las deficiencias como los alumnos realizan actividades prácticas de reflexión, análisis, cooperación, participación, etc., para que se ayuden entre ellos y compartan sus conocimientos con el resto de la clase. Estos ejercicios
además de poner a prueba las capacidades de los estudiantes, también hacen que mejoren las relaciones interpersonales de los miembros de un mismo grupo.

Algún ejemplo de tipo de programas los cuales pueden ayudar a utilizar y transmitir esa práctica podrían ser: Kahoot, Educanon, Showbie, YouTube, Socrative, etc. Gracias a este modelo educativo, los profesores pueden avanzar en el trabajo con los niños para que interiorice más fácilmente los  conocimientos y sean reportados en caso de que les cueste un poco más. También, la evaluación es continua, ya que diariamente puedes comprobar el grado de adquisición de conocimientos gracias a los ejercicios trabajados a lo largo de todas las sesiones. Por lo tanto, no se llevaría a cabo una evaluación únicamente cuantitativa como hasta ahora se estaba dando en la escuela, sino que se incluirían observaciones cualitativas que podrían influir en la nota del alumno.

El trabajo previo a su implementación

Así pues, lo primero será crear y/o recopilar materiales para que los alumnos puedan recurrir a ellos de forma autónoma, tanto en el aula como en casa. En algunos casos se podrá recurrir al libro de texto, pero si de lo que se trata es de que el alumno aprenda por sí mismo, saque conclusiones, busque, filtre y seleccione información; habrá que ofrecerles las fuentes o algo próximo a ellas, en ningún caso el material asimilado, reducido y limitado de un solo libro o de los apuntes de un profesor. Entre este material pueden estar vídeo explicaciones del docente, apuntes en formato texto, enlaces a artículos en  revistas/blogs/canales de vídeo especializados, actividades interactivas, etc. Parte de este material será elaborado por el profesor, pero el resto seguramente proceda de los númerosos recursos que la comunidad docente comparte en la red, ¿cómo deben ser esos contenidos preparados para ser trabajados fuera del aula? Se decía anteriormente, que deben apelar a la motivación intrínseca de los alumnos, porque si no, será imposible lejos de la supervisión del docente. Los contenidos deben ser algo más que vídeos o cuestionarios interactivos y tecnologías más o menos novedosas. La clave es diseñar los contenidos
entrelazándolos, tejiéndolos, alrededor de los que los alumnos consideran relevante y atractivo, de forma que los anime a explorar intelectualmente. Deben proponer discrepancias que intriguen a los alumnos y los lleve a investigar para resolver estas contradicciones. Un ejemplo: ¿Estudiar las infecciones en la materia de biología a través de vídeos en YouTube es relevante y atractivo para los alumnos? Para algunos seguro que sí, para otros, no tanto. En cambio, centrar su estudio bajo el planteamiento “¿La epidemia zombie es causada por un virus?” (proyecto Zombiología) y abordar esta cuestión desde el método científico, probablemente resulte más intrigante y motivador.

Herramientas para su aplicación

A la hora de ofrecer contenidos a los alumnos para que los trabajen dentro y fuera del aula es necesario dotarles de un hilo conductor, algún tipo de organización que los haga fácilmente accesibles; no sería eficiente ofrecer
cada día un puñado de enlaces inconexos. Es decir, se necesita algún soporte de publicación online: un blog, wiki, portafolio o aula virtual que articule las clases de forma clara y ordenada para el alumnado. Blogs y wikis son muy sencillos de utilizar, se tarda apenas unos minutos en crearlos y permiten publicar textos y todo tipo de multimedia de forma sencilla. Las plataformas de blog más utilizadas son WordPress.com y Blogger.com, siendo esta última quizá más sencilla de manejar, aunque con alguna opción menos que la primera.
En cuanto a wikis, las dos opciones más recomendables son Wikispaces y Google Sites. Un blog permitirá una estructura cronológica, a modo de diario, mientras que un wiki es más parecido a una web tradicional, con un menú lateral y múltiples páginas y subpáginas.

Ambas herramientas permiten su uso colaborativo, por lo que además de participar el docente, podrían hacerlo los alumnos (subiendo sus trabajos, por ejemplo, o dejando comentarios a los de los compañeros) y también otros
compañeros con los que se podría trabajar un proyecto multidisciplinar, por ejemplo. Como aula virtual pueden utilizarse Moodle o una alternativa más social, como Edmodo o Red Alumnos. Además, si se va a plantear el flipped classroom será imprescindible una comunicación efectiva fuera del aula, no tanto para que el profesor atienda a los alumnos (bastante tiene con el trabajo en su horario laboral), sino para que los alumnos se coordinen y ayuden entre sí. En realidad, ya lo hacen, es habitual oír hablar sobre su grupo de Whatsapp, donde comparten dudas antes del examen o de la entrega de algún trabajo.
Se trataría de fomentar y optimizar este canal informal. Para ello, podría utilizarse chats tipo Whatsapp o Line, correo electrónico, Tuenti, Twitter. La elección dependerá de la edad y preferencias del alumnado. La tecnología tiene
un papel facilitador a la hora de aplicar la metodología de Flipped Classroom: para buscar y filtrar contenidos, para crear los recursos propios y para compartirlos y hacerlos accesibles a los alumnos fuera del aula. ¿Qué competencia digital requiere el docente en este contexto? ¿Debe ser un experto en tecnología? Desde luego que no, aunque serán necesarias unas capacidades
mínimas que le permitan trabajar de forma cómoda.

Al hablar de Flipped Classroom se habla de que los alumnos aprendan dentro y fuera del aula, extendiendo los límites temporales y espaciales de la clase.

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