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La psiquiatría es la disciplina médica que trata las enfermedades mentales. Estos trastornos constituyen una parte importante de morbilidad en nuestra población. Y aunque son condiciones patológicas graves, no siempre deben ser tratados desde un centro hospitalario. Al contrario, a muchos de los pacientes afectados les funciona más ser ayudados con una atención domiciliaria, es decir, desde sus propios hogares.

Situaciones en las que se requiere de hospitalización domiciliaria

Se deben saber diferenciar las situaciones urgentes del resto. En una urgencia se requiere intervención terapéutica inmediata, y muchas veces no se podrá manejar desde el domicilio. Los pacientes que precisarán intervención/supervisión por Hospitalización Domiciliaria van a ser los que requieran cuidados avanzados por presentar grados de intensidad severa de la enfermedad. Los pacientes subsidiarios de ingreso en la Unidad de Hospitalización Domiciliaria son:

  • Persona con disfuncionalidad mental grave que nunca ha contactado con la Unidad de Salud Mental que requiere valoración psiquiátrica y se niega a la misma, pero que aceptaría una visita domiciliaria.
  • Persona en situación de crisis o descompensación aguda de su psicopatología detectada por un familiar o por el entorno próximo, por Servicios Sociales, por Atención Primaria u otros recursos. Además se niega a acudir a las Unidades de Salud Mental o a urgencias del hospital por su propia patología (escasa conciencia de enfermedad).
  • Persona con trastorno mental grave sin descompensación actual que abandona o no tiene adhesión al tratamiento. Tiene cita de revisión programada, pero que no acude (se pierde su seguimiento).
  • Personas con trastorno mental grave que precisen atención en el domicilio para implementar su rehabilitación, según marca su plan integral de tratamiento, por ser el domicilio su mejor lugar terapéutico.
  • Personas con trastorno mental grave que presentan incapacidad temporal o permanente para desplazarse al centro de atención por complicaciones somáticas o por problemas de restricción grave de la movilidad. Precisan atención para no interrumpir el proceso de continuidad de cuidados.
  • Personas con enfermedad mental en situación de riesgo al ser a su vez cuidadores de familiares enfermos, para valorar su situación global y ajustar y coordinar las intervenciones.
  • Personas en hospitalización psiquiátrica aguda en los que se puede complementar su ingreso finalizando su atención en domicilio con supervisión intensiva.
  • Personas en las que se puede evitar un ingreso hospitalario psiquiátrico agudo por descompensación aguda/subaguda de su psicopatología, mediante su atención en domicilio con supervisión intensiva.
  • Otras personas con trastorno mental en cuyo plan integral de tratamiento el equipo de la Unidad de Salud Mental considere necesaria la atención domiciliaria.

Trastornos mentales subsidiarios

Se atenderán en el domicilio a pacientes con trastorno mental severo, descompensados o en vías de descompensación. La historia clínica es una herramienta muy importante para el diagnóstico y manejo de este tipo de trastornos. Recoge y estructura la información obtenida mediante la entrevista. Se suele recomendar iniciar la anamnesis con preguntas abiertas, dejando hablar al paciente libremente durante varios minutos. Posteriormente, conviene ir realizando preguntas más directivas con el fin de recoger datos más concretos.

Preguntar sobre la cronología y la presentación de la sintomatología en el episodio actual, así como averiguar la repercusión de los síntomas en el funcionamiento diario del paciente. Se detallarán los tratamientos anteriores en los episodios previos. No conviene olvidar realizar un genograma familiar con los antecedentes psiquiátricos que puedan existir en la familia, así como indagar sobre el entorno social. Las pruebas complementarias ayudarán a descartar la presencia patología orgánica asociada. También orientan el diagnóstico final.

Esquizofrenia

La esquizofrenia representa uno de los trastornos psiquiátricos más graves. Es caracterizado por un curso crónico. Su prevalencia es de 4.5/1000 habitantes y es más frecuente en el género masculino 1.4:1. La esquizofrenia, como la mayoría de los trastornos psiquiátricos, es una enfermedad genéticamente compleja en las que participan diversos factores genéticos y ambientales que interaccionan entre ellos. El más importante es la genética. Por tanto, es una enfermedad multicausal, que a través de diversos mecanismos produce alteraciones neurofisiológicas, bioquímicas, neuroanatómicas, cognitivas o psicológicas. Esto da lugar a diferentes manifestaciones sindrómicas.

La esquizofrenia se manifiesta con una gran variedad y riqueza en la expresividad sintomatológica.

  • Alteraciones sensoperceptivas: alucinaciones auditivas, visuales, cenestésicas, gustativas, olfatorias.
  • Alteraciones del pensamiento:
    • De contenido: delirios, pobreza.
    • De forma: circunstancialidad, tangencialidad, asociaciones laxas, incoherencia, ecolalia, bloqueos, perseveraciones.
  • Alteraciones motoras: estereotipias, manierismos, ecopraxia, obediencia automática, flexibilidad cérea, mutismo, negativismo.
  • Alteraciones de la conducta: apatía, anergia, abulia, conducta desorganizada, actos inmotivados, auto/heteroagresividad.
  • Alteraciones cognitivas: déficit atencional, déficit de la memoria de trabajo, alteraciones de las funciones ejecutivas de planificación y abstracción.
  • Alteraciones afectivas: embotamiento afectivo, afecto inapropiado, alteraciones del humor (manía/depresión).
Bipolaridad

El trastorno bipolar es una de las enfermedades más graves, frecuentes y persistentes de los trastornos psiquiátricos. Se diferencian dos tipos. El trastorno bipolar tipo I: ha habido al menos una fase maníaca que ha durado más de una semana. El trastorno bipolar tipo II: más de una fase depresiva severa, pero solamente fases maníacas moderadas (llamadas hipomaníacas).

La prevalencia del trastorno bipolar tipo I se sitúa entre el 0,4 y el 1,6% de la población general, siendo igual para ambos sexos. Los episodios de manía son más frecuentes en varones y los depresivos en mujeres. La prevalencia del trastorno bipolar tipo II está en torno al 0,5 y 1,9% de la población, siendo más prevalente en mujeres. La edad de inicio varía entre la infancia y los 50 años. Sin embargo, puede comenzar en la edad anciana, pero es menos frecuente y está relacionado con factores orgánicos.

Existen múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales que se asocian con la aparición del trastorno e influyen en su evolución. Los dos patrones básicos de síntomas de los trastornos del estado de ánimo son la depresión y la manía.

Depresión

El trastorno depresivo mayor tiene una elevada prevalencia (5% anual en la población general), siendo mayor en mujeres con una relación 2:1. Las ideas de suicidio son más frecuentes en mujeres, pero se lleva a cabo con mayor frecuencia en hombres. Como algunos factores de riesgo existen los socioeconómicos, las enfermedades crónicas, el abuso de sustancias, las circunstancias laborales adversas, el estrés crónico, antecedentes familiares de depresión, rasgos desadaptativos de la personalidad, trastornos de ansiedad, migraña.

Según la clasificación, se encuentran los siguientes tipos de depresión:

  • Depresión endógena (melancólica): ánimo bajo matutino, insomnio de mantenimiento, anhedonia más marcada, carga genética mayor, antecedentes personales y familiares, ritmo estacional primavera-otoño, inhibición psicomotriz, síntomas psicóticos, mayor riesgo de suicidio.
  • Depresión reactiva (neurótica): empeoramiento vespertino del ánimo, insomnio de conciliación, mayor componente ansioso, factor desencadenante claro, rasgos desadaptativos de la personalidad, mayor importancia de psicoterapia.
  • Depresión atípica: síntomas vegetativos invertidos a lo habitual, hipersomnia, hiperfagia…
  • Depresión enmascarada: predominan los síntomas somáticos sobre los síntomas depresivos clásicos (cefalea, algias varias, molestias gastrointestinales). Tiene una alta prevalencia.
Ansiedad

El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por un estado persistente de ansiedad y preocupación excesiva e inespecífica. Tiene más de seis meses de duración. Suele estar desencadenado por circunstancias estresantes. Genera intenso malestar y disfunción en la persona que lo presenta. Es un síntoma común en pacientes que enfrentan enfermedades que amenazan la vida. Al menos el 25% de los pacientes con cáncer y el 50% de los pacientes con insuficiencia cardíaca crónica y enfermedad pulmonar obstructiva crónica experimentan ansiedad significativa.

Su prevalencia a lo largo de la vida en la población general es de un 5%. Entre los factores de riesgo principales se encuentran: la edad de inicio (jóvenes menores de 25 años), sexo (más frecuente en mujeres 2:1) e historia familiar. Existen tres tipos de factores que pueden encontrarse en el origen de la enfermedad:

  • Biológicos (agregación familiar).
  • Cognitivos (la personalidad ansiosa presenta más dificultad para afrontar contratiempos).
  • Psicosociales (educación, acontecimientos vitales estresantes, relaciones familiares y laborales).
Trastornos mentales en el anciano

La proporción de personas mayores está aumentando rápidamente en todo el mundo. Más de un 20% de las personas mayores de 60 años sufren algún trastorno mental o neural. El 6,6% de la discapacidad en ese grupo se atribuye a trastornos mentales y del sistema nervioso.

La demencia y la depresión son los trastornos neuropsiquiátricos más comunes en ese grupo de edad. Las demencias constituyen un grupo de trastornos adquiridos con etiologías diversas y en muchos casos múltiple. Todas tienen como síntomas el deterioro cognitivo, de habilidades sociales y laborales y alteraciones emocionales y conductuales. Sin embargo, la gravedad y orden en que aparecen depende de las zonas cerebrales afectadas más precozmente. El diagnóstico es clínico. Las pruebas de neuroimagen y de laboratorio ayudan al diagnóstico diferencial y a determinar el tipo de demencia. El tratamiento debe ser abordado por equipos multidisciplinares. Incluye intervenciones farmacológicas, psicoterapéuticas, sociales, legales y familiares.

Las presiones físicas, emocionales y económicas pueden agobiar a las familias. Tanto las personas con demencia como quienes las asisten necesitan apoyo sanitario, social, económico y legal. La depresión puede causar grandes sufrimientos y trastorna la vida cotidiana. Es frecuente que los síntomas de este trastorno en los adultos mayores se pasen por alto y no se traten porque coinciden con otros problemas que experimentan los adultos mayores.

Hospitalización domiciliaria

La sociedad moderna ha cambiado enormemente. Gracias a su actualización tecnológica y educativa, TECH Universidad Tecnológica logra sacar adelante programas académicos como el Máster en Actualización en Anestesiología y Reanimación y el Máster en Actualización en Medicina Intensiva.

Sin embargo, y haciendo énfasis en el tema desarrollado a lo largo del artículo, el Máster en Hospitalización Domiciliaria permite a los pacientes el beneficio de ser atendidos desde su propio hogar. Este programa está orientado a que el médico pueda aplicar sus conocimientos médicos en la práctica y ayudar a las personas que no puedan ser trasladadas a centros de atención sanitaria.

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