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Dentro de la gestión, administración y dirección, se encuentran diversos factores que pueden afectar negativa o positivamente las labores a ejecutar. Estos deben ser regulados por la persona que se encuentre a cargo del equipo, ya que es en él en quien recae la responsabilidad de un proyecto. La inteligencia emocional y el liderazgo son dos de las habilidades que esta figura guía debería desarrollar a su punto máximo; estas le permitirán desarrollar la dirección del equipo, de manera adecuada y eficaz.

Qué es la inteligencia emocional

En temas de Inteligencia Emocional, sin duda, el autor más reconocido es Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, muy reconocido por difundir el concepto de inteligencia emocional. Los primeros investigadores que desarrollaron el término fueron los psicólogos americanos Peter Salovey y John Mayer en el año 1990 (García-Allen, s.f.).

El concepto de inteligencia emocional es un constructo que ayuda a comprender la forma en la que se puede influir u orientar las propias emociones y las emociones de los demás. La relevancia del concepto es que cambia el enfoque de las habilidades superiores como la inteligencia. Quiere decir que no es un concepto unívoco, tiene diferentes dimensiones.

Los estudios sobre los tipos de inteligencia son anteriores y más amplios que el desarrollo sobre la teoría de la inteligencia emocional. Las investigaciones de Howard Gardner, sobre las inteligentes múltiples y la investigación de Raymond Cattell, entre otros psicólogos, amplían los conocimientos que se tienen sobre la inteligencia. Los elementos de la inteligencia emocional son (Nicuesa, 2018):

  • Autoconocimiento emocional.
  • Autocontrol emocional.
  • Motivación.
  • Empatía.
  • Habilidades sociales.

El autoconocimiento emocional se refiere al conocimiento de los propios sentimientos y emociones, saber cómo nos influyen esos sentimientos y emociones y cuándo se tienen. Esto ayuda a la persona a ser consciente si está en un estado de alegría, tristeza o enfado fuera de lo común.

El autocontrol aplicado

En la vida cotidiana, este autoconocimiento de las emociones nos ayuda a tomar decisiones cuando estemos en un estado emocional equilibrado, ya que la decisión podría ser poco afortunada. En esta primera etapa lo importante es identificar. Reconocer cómo son nuestras emociones, qué tipo de temperamento tenemos y cómo hemos forjado nuestro carácter.

Conocer nuestro temperamento nos ayuda a distinguir las inclinaciones emocionales naturales con las que contamos; saber si somos de emociones fuertes, un tanto coléricas, sentimentales o si eres más ecuánime. Esta base de temperamento nos ayuda a conocerla para ser lo más consciente posible de cuáles son nuestras tendencias naturales, nuestros sentimientos primarios.

El carácter es necesario conocerlo, se va formando y tiene como base el temperamento, sin embargo, no es algo innato, se va moldeando con hábitos, acciones que pueden ser conscientes o no. Conociendo nuestro temperamento, podemos ir moldeando nuestro carácter para potenciar los aspectos que ayudan y orientar aquellos aspectos que tienen que ser moderados.

Conociendo las reacciones de temperamento y carácter, se pueden prevenir situaciones que detonan emociones negativas o eufóricas, esto ayudaría para aprovechar las situaciones de acuerdo a los objetivos que se plantee la persona. Autocontrol emocional, ya se ha visto el beneficio del autocontrol, que es la influencia sobre los impulsos y emociones, el autocontrol ayuda a la persona a actuar con libertad, ya que es dueño de sí mismo, no es un esclavo de sus instintos ni sentimientos.

La persona que practica el autocontrol emocional no niega sus sentimientos e impulso, sino que, conociéndolos, puede libremente ayudarse de ellos para cumplir sus objetivos, saca beneficio de la irracionalidad. El autocontrol nos ayuda a adaptarnos al entorno de mejor forma, a comportarnos como nos lo exigen las circunstancias.

Los pilares de la inteligencia emocional

La motivación es aquello que logra la sinergia del autoconocimiento y el autocontrol. Es la habilidad de dirigir los impulsos y estados emocionales hacia un objetivo, es aquello que impulsa a ir en una dirección concreta. Sin esta motivación, no habría esfuerzo, el autocontrol no tendría sentido y el autoconocimiento sería una constatación de hechos, sin una consecuencia.

La empatía, erróneamente se dice que es ponerse en el lugar del otro. Eso es un error, ya que no es una realidad, nunca podrás ponerte en el lugar del otro, eso es una imagen que podría ayudar, pero tiene muchas limitaciones. La empatía es en, primer lugar, reconocer a otro individuo diferente a ti, con una dignidad y respeto por su individualidad. Al conocernos a nosotros mismos y ver nuestra complejidad, podremos comprender mejor a los demás, no como una extensión de nosotros, sino un reconocimiento de su unicidad, es por ello que la empatía entiende e interioriza los impulsos y sus emociones en un entorno concreto.

Entre más autoconocimiento y autocontrol se tenga, se podrá ser más empáticos, ya que se podrán reconocer más detalles de los impulsos y sentimientos de los demás en determinadas circunstancias. Ese autoconocimiento hace más consciente a las personas de su entorno de sus efectos en los individuos. No puede existir empatía si no hay autoconocimiento ni autocontrol.

Las habilidades sociales son los medios concretos mediante los cuales se reacciona al entorno y a las demás personas. Entre más habilidades sociales se tengan se podrá adaptarse mejor a las circunstancias con una reacción asertiva a las situaciones concretas. La reacción ante un asalto con violencia, las habilidades sociales nos ayudarían a responder con calma, de acuerdo a lo que ameriten las circunstancias para salvaguardar la integridad personal y de las personas de su entorno.

Aplicación de la inteligencia emocional para ser un buen líder

El tema de la definición del líder es complejo, aún hay muchas teorías y no hay una definición unívoca. Las cuestiones de ¿El líder nace o se hace? ¿Hay líderes positivos o negativos? La expresión “buen líder”, la tomaremos como un líder positivo tanto para sí mismo, como para las personas y entorno que le rodean.

Teniendo este presupuesto claro, no podemos entender al líder sin inteligencia emocional, ya que un líder, en primer término es un líder de sí mismo; es decir que se conoce, se controla, tiene una motivación, es empático y con habilidades sociales desarrolladas que le permiten lograr sus objetivos. Siendo más concretos, Daniel Góleman, sus hijos y colegas, mencionan los siguientes beneficios según cada elemento de la IE para el líder, en su libro Liderazgo, el poder de la inteligencia emocional (Goleman, 2013):

Del autoconocimiento emocional, el líder

  • De la autoconciencia emocional: El líder obtiene la certeza de quién es, se muestra natural, auténtico. Puede hablar de sus sentimientos y está convencido de sus valores, porque los conoce.
  • El autoconocimiento le brinda la oportunidad de autoevaluarse: Conoce sus limitaciones y puede explotar sus fortalezas. Al conocer sus límites, es humilde y puede ponerse en su lugar, con una visión de su potencial. Le da la oportunidad de pedir consejo, tiene claros sus puntos de apoyo para impulsar su liderazgo.
  • Autoconfianza: Al conocerse no se detiene en sus limitaciones, sino que aprovecha sus fortalezas, lo cual le da la confianza para desenvolverse con soltura en las situaciones que se le van presentando.

Del autocontrol emocional, el líder

  • El autocontrol emocional: Le brinda al líder una ecuanimidad que le da lucidez en situaciones de estrés, tensión, riesgo, alegría o crisis. Esto le da aplomo ante los miembros de su equipo, quienes ante la incertidumbre acuden al líder para tener claridad en lo que se debe hacer.
  • Transparencia: El autocontrol emocional le permite al líder capitalizar la humildad de reconocer sus limitaciones. No solamente se reconoce limitado ante sí mismo, sino que no tiene problema en admitir limitaciones y errores ante los demás. Es transparente y exige transparencia a los demás.
  • Adaptabilidad: El autocontrol le da una versatilidad y adaptabilidad ante las diversas situaciones. Se adapta porque no es víctima de las situaciones, sino que las evalúa, no solo instintivamente, sino voluntariamente.

El líder profesional

Es importante destacar que el líder no es siempre una figura que nace para serlo. En muchas ocasiones, y por ciertas circunstancias, las personas pueden verse empujadas a desarrollar este papel; con el tiempo y trabajando en ello, consiguen convertirse en grandes figuras de autoridad y respeto, pero a su vez de empatía y calidez con sus equipos de trabajo.

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