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El ser humano atraviesa por diversas etapas en su vida. Cada una de ellas le permite desarrollar habilidades y conocimientos necesarios para su etapa de vida adulta. Por esta razón, se debería asegurar que cada una de las etapas del desarrollo sea ejecutada de manera adecuada; brindando así un estado saludable al ser humano. La evolución del cerebro del adolescente hace parte de una de las primeras etapas de crecimiento en el ser humano, y por supuesto la transición a la adultez.
Definiendo la adolescencia
Desde el punto de vista psicológico, es considerado como un período de transición. Aquí se terminan de consolidar los aspectos psicológicos, que van a definir al adulto. Para lo cual la experimentación es la vía principal de aprendizaje, de los límites tanto sociales como personales. Los iguales, ya sea de su grupo de amigos o compañeros de estudio, se vuelven cada vez más importantes y referente en cuanto a lo que es “adecuado o no”. Relevando así a un segundo puesto a sus propios padres, que, con anterioridad, eran los referentes de la moral y del “buen hacer”.
Un período decisivo para la formación de la persona, término cuya etimología hace referencia, a las máscaras que utilizaban los griegos, en sus representaciones de teatro. Es decir, la persona (máscara) es la imagen con la que se presentan las personas ante los demás; sin ser tan estrictos, el término se emplea para designar a un individuo sustancialmente distinto del resto, que pertenece a una determinada especie.
Esta persona va a tener una serie de cualidades. Además de sus características físicas, como son el peso, la altura, el color de pelo, piel u ojos, entre otros; también va a presentar una forma de sentir y de relacionarse consigo mismo y con los demás; mostrando un estilo de conducta y formas de hacer propias.
La formación personalidad
A este conjunto de estilos de pensar, sentir y actuar, es a lo que se denomina personalidad, en la que se pueden distinguir tres facetas:
- Biológica, corresponde tanto a la información genética, adquirida por combinación de las de los progenitores (genotipo); como a los caracteres morfológicos, funcionales y bioquímicos que presenta la persona (fenotipo); el primero se correspondería a la carga genética, mientras que el segundo, se refiere a cómo se expresa esa genética de una determinada manera.
En la adolescencia va a cambiar el organismo de forma drástica, debido a la sobreproducción de hormonas sexuales. Igualmente el cerebro va a verse afectado por estos cambios, sobre todo el sistema límbico, responsable del procesamiento emocional. - Individual, que abarca las necesidades, deseos y anhelos, es la motivación de la persona. Esto será lo que la va a conducir a actuar de una determinada manera, para conseguir alcanzar sus metas. Igualmente tratará de evitar aquello que le resulte poco atractivo o desagradable.
Hay que tener en cuenta, que, durante la adolescencia, se va a acentuar la necesidad de buscar sensaciones nuevas y explorar como forma de desarrollo individual. Esto a la vez que se van consolidando sus habilidades cognitivas, con un limitado control de los impulsos y manejo emocional. - Social, a través de las relaciones interpersonales. Se aprende no solo a convivir con los demás, sino también a pensar y sentir de una determinada manera. La cultura, el idioma, los usos y costumbres, van a ir configurando desde los primeros meses las tendencias de pensar, sentir y comportarse del individuo a lo largo de su vida.
El cerebro en la adolescencia
Gracias a la plasticidad neuronal, cada individuo puede “moldear” su cerebro de forma diferente al resto. Esto a pesar de lo cual, las experiencias similares, ofrecidas por una cultura compartida hace que existan grandes semejanzas entre los individuos. La neurociencia ha permitido observar diferencias neuronales entre maestros y aprendices, sobre una determinada materia, pero también, cómo el cerebro se modifica, especializando grupos neuronales para el desempeño de tareas que con anterioridad no realizaban.
Así se ha podido comprobar mediante la magnetoencefalografía (MEG), que permite analizar la relación, entre estructuras neuronales y su función, cómo en el área encargada de los dedos, en la corteza motora, se producían cambios, cuando la persona pasaba de ser aprendiz a maestro, en el manejo del violín, una de las primeras pruebas de la plasticidad neuronal, gracias a la práctica continua de una actividad.
En el caso de las personas con altas capacidades, dedicadas a las matemáticas, tienen áreas más desarrolladas que el resto, en concreto la corteza cingulada anterior derecha, el lóbulo parietal izquierdo y el área pre motora izquierda, encontrándose además un incremento en la conectividad de las regiones frontales y los ganglios basales y regiones parietales.
Con lo que se puede concluir, que efectivamente existen diferencias anatómicas y de conectividad entre las personas con altas capacidades, pero estas van a estar mediadas por la capacidad desarrollada por el individuo, ya sea hacia la música, la literatura, las matemáticas, … De forma que las áreas implicadas en dicho proceso, se van a ver desarrolladas y potenciadas muy por encima de las del resto, lo que a su vez le facilitará la labor de procesamiento y consecución de tareas, haciéndose cada vez más diestro en dicha habilidad, a medida que la práctica y desarrolla nuevos aprendizajes, y todo ello gracias a la plasticidad neuronal.
El desarrollo cerebral
Es difícil poder determinar un diagnóstico sobre la inteligencia o cualquier otra función cognitiva superior, basándose únicamente en la información proporcionada por el cerebro, ya que se precisaría de conocer cuál es la habilidad o capacidad más destacada de esa persona, para comprobar si las estructuras implicadas y las conexiones establecidas están o no por encima de lo esperable.
De ser así se podría afirmar que esa persona tiene ciertas dotes neuronales que le facilitan dicho proceso, lo que en cualquier caso debe de ser ejercitado mediante la actividad diaria. Con lo que no se puede hablar de un cerebro prototipo superior, ni siquiera del de un superdotado, propiamente dicho, ya que dependerá mucho de la capacidad o capacidades que haya desarrollado, aunque sí lo convertirá en un cerebro diferente, en cuanto al volumen cerebral, la interconectividad de las áreas implicadas e incluso la especialización de regiones gracias la plasticidad neuronal.
A pesar de lo anterior, las regiones, surcos y hendiduras serán las mismas que las de cualquier otra persona, aunque funcionalmente pueden existir importantes diferencias.
Hay que tener en cuenta el efecto de la plasticidad neuronal a la hora de compensar problemas causados por un traumatismo, ictus o enfermedad y que afecten a una región más o menos extensa, en tales casos, las neuronas vecinas suelen hacerse cargo de sus funciones, algo que puede llegarse a reflejar en una resonancia, donde las áreas “sanas” van a tener un mayor groso que aquellas que han dejado de usarse debido, con lo que se pueden producir casos de cerebros “poco usuales” debido a una malformación, traumatismo o enfermedad.
El desarrollo físico desde el cerebro
Dentro de las tareas del profesional en entrenamiento físico, muchas veces se encuentra también el desarrollo cerebral y cognoscitivo. Esto se debe a la cantidad de beneficios que trae la actividad física constante, incluyendo el campo emocional en el ser humano. Por esto, el profesional se capacita de manera adecuada, incluyendo en sus conocimientos esta importante área.
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