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Dentro de la práctica del yoga existen diversos parámetros que el profesional deberá tener presente. Esto le permitirá mantener un control del avance del mismo, avanzando de esta manera a un ritmo adecuado en el proceso de entrenamiento. Los métodos de valoración de la estabilidad central del CORE hacen parte de la evaluación del proceso abdominal en el cuerpo humano. Estas técnicas no son usadas solamente en el yoga, brindarán información importante acerca del avance del entrenamiento.
Entrenamiento saludable de la musculatura lumboabdominal (CORE)
Ideas fundamentales
- Concebir el “CORE” desde una perspectiva más allá de algunos músculos (RA, OI, OE, TVA, etc.) y su función. La integración de toda la musculatura y su interrelación con músculos como PM. SA, DA, GM, TFL, con la FTL y todo el sistema fascial es fundamental para empezar a progresar en la compresión de la función estabilizadora (y no solo dinámica) y su entrenamiento.
- Entender la necesidad de concebir el entrenamiento del CORE a partir de la intervención sobre los tres subsistemas de estabilización y su integración. Además de proporcionar estímulos progresivos de forma tridimensional y funcional.
- Ser capaz de aplicar intervenciones programadas de ejercicio físico y provocar adaptaciones positivas en cada uno de los tres subsistemas y su integración funcional.
- Desarrollar progresiones de entrenamiento, atendiendo a la aplicación de técnicas y maniobras correctas para su aplicación a los programas de acondicionamiento saludable (“abdominal brace”). En la intervención en fases iniciales y sujetos con patologías (“abdominal hollowing”) y sus adecuadas microprogresiones en integración neuromuscular.
Métodos de valoración de la estabilidad central del CORE y la función muscular
Como bien es conocido, los músculos abdominales tienen entre sus principales funciones:
- Dan forma al talle y manteniendo las vísceras en su posición, oponiéndose a la gravedad.
- Forman la prensa abdominal, relacionada con la defecación, la micción, el parto, el vómito y, en general, la emunción (vaciado) del contenido de las vísceras abdominales y pelvianas.
- Participan en la espiración mediante el descenso de las costillas y la disminución del orificio inferior del tórax.
- La movilización del tronco: produciendo la flexión sagital, la rotación y lateralización (flexión lateral) del tronco.
- La estabilización del tronco: la contracción simultánea de los músculos del abdomen incrementa la presión intra-abdominal y la rigidez del tronco, fijando o estabilizando los distintos segmentos que forman el raquis.
De este modo, se protege a la columna de posibles lesiones producidas por movimientos bruscos, empujones, caídas, resbalones, etc. Esta es una de las funciones más importantes de la musculatura abdominal. Actualmente, se ha atribuido a los músculos anchos del abdomen (principalmente al transverso y al oblicuo interno) el papel más importante en la estabilización activa del tronco. Esta función y cuestión será tratada más ampliamente en el presente artículo.
Como se puede observar, a diferencia de los músculos de las extremidades, los músculos del tronco realizan una variedad de funciones homeostáticas, además del movimiento y control del tronco, como la respiración y la incontinencia.
Respecto a la función óptima del tronco consiste en una interacción compleja entre el movimiento de la integridad de la columna vertebral y la pelvis a nivel intersegmentario y la contribución del tronco en el mantenimiento del equilibrio corporal respecto de la gravedad y otras fuerzas externas. De esta manera, se debe concebir el entrenamiento lumbo-abdominal (CORE), como base fundamental de los programas de entrenamiento saludable.
El contexto social
Si se considera que el dolor lumbar es un importante problema de salud pública y suele ser una de las principales causas de limitación funcional y bajas laborales, se encuentra ante la necesidad de ser escrupulosamente rigurosos a la hora de garantizar los factores de eficacia y, sobre todo de seguridad, minimizando al máximo el riesgo y potenciando el beneficio.
Si se consideran los centros de fitness, los lugares donde se trabaja y vela por la salud y funcionalidad de los individuos, es curioso observar como en el mismo no se atienden a aspectos básicos de higiene postural que si son considerados por otros campos o áreas, como la ergonomía o medicina del trabajo. De hecho, debe considerarse que uno de los principales indicadores del nivel de salud es el estado en el que se encuentra el raquis, ya no solo en capacidad de movimiento y de generación de fuerza, sino también por la ausencia de molestias.
Desde esta perspectiva y teniendo en cuenta la necesidad de considerar el acondicionamiento abdominal en torno al desarrollo de la capacidad estabilizadora del raquis (Vera y cols., 2000; Warden y cols., 1999; Sarti y cols., 2001; O´Sullivan y cols., 1998 citados por López, 2004), puesto que es una estructura inherentemente inestable (Hodges y Richardson, 1997). Un fuerte corsé muscular alrededor del raquis lumbar incrementará la estabilidad del mismo (Warden y cols., 1999; Andersson y cols., 1997 en López, 2004).
Este rol estabilizador es particularmente importante cuando se somete al raquis a situaciones de sobrecarga y desestabilizaciones inesperadas (Huang y cols., 2001 citados por López, 2004), siendo quizás este último aspecto algo menos tratado a la hora de proponer progresiones metodológicas que contemplen dicho subsistema de control, tal como se verá en la justificación de la propuesta de los autores de este artículo.
El papel de la musculatura del CORE en la capacidad de estabilización raquídea
Durante los años 80, el profesor A. Bergmark formuló la noción de estabilidad sobre un modelo de columna vertebral con rigidez articular y 40 músculos (Bergmark, 1987). En dicho trabajo este autor estableció matemáticamente los conceptos de rigidez, estabilidad, inestabilidad, etc. Este trabajo pasó, tal como bien expone el profesor McGill en su mayor parte inadvertido, sobre todo porque los ingenieros, que entendían de mecánica, no tenían una perspectiva biológico-clínica y a los clínicos les costaba interpretar la mecánica.
Este esfuerzo pionero, junto con la evolución continuada por otros autores, lo ha sintetizado con detalle McGill y su grupo (2002). Con el incremento de la labor investigadora y a partir de cierta dicotomía funcional y de sí la musculatura cruza una sola articulación intervertebral o se extiende desde la caja torácica a la pelvis, autores como Bergmark (1989) clasificaron los músculos del tronco en sistemas “locales” y “globales”.
El transverso abdominal (TVA), partes del oblicuo interno (OI) y los multífidos lumbares se incluyen dentro de los músculos locales, mientras el recto abdominal (RA), el oblicuo externo (OE) y el grupo muscular del erector de la columna lumbar pertenecen al grupo de los músculos globales.
Por desgracia esta clasificación y el trabajo de Bergmark suelen malinterpretarse, al confundir los músculos que son estabilizadores de la columna con aquellos generadores de momento. Mientras que puede haber algunos músculos del tronco que son clínicamente más relevantes que otros, esta idea no se confirma en los análisis de estabilidad mecánica. Toda la musculatura participa en la estabilidad y aquellas fibras que cruzan una articulación contribuyen al momento articular. La estabilidad global de la columna depende de las fuerzas individuales, y por tanto, de la rigidez de todos los músculos del tronco, así como de las magnitudes relativas de su fuerza.
El entrenador en yoga
El yoga resulta una práctica muy utilizada en las últimas eras de la humanidad. Esto se debe a que la misma resulta una manera de mantener una salud física y mental estable. La armonía que puede alcanzar una persona mediante el dominio de la misma no se compara con nada, y acompañado de una buena dieta, es casi milagrosa. Por las anteriores razones, la demanda de este campo ha crecido, habiendo pocos profesionales que dominen este campo.
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