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La relación entre contaminación y acné revela una conexión con el origen de ciertas enfermedades dermatológicas. Este hecho es, sin duda, uno de los temas que genera mayor interés médico en los últimos años. Comprender mejor el efecto del exposoma en el organismo es útil para dar un tratamiento médico óptimo a los pacientes con acné. Una de las principales funciones de la piel es protegerse ante agresiones externas, por lo que es un órgano que sufre inevitablemente los efectos de la contaminación o el clima.

Exposoma del acné

Bajo el término exposoma se engloban todos aquellos factores externos que afectan al organismo desde el nacimiento. Se acuñó en 2005 ese nombre, en contraposición al genoma, que hace referencia a la base genética. Se sabe que, si bien el genoma es responsable de aproximadamente el 20 % de las enfermedades crónicas, el exposoma lo es del 80 % restante. Estos factores externos incluyen la contaminación, la climatología, el estrés, el ejercicio físico, la dieta, etc.

Este tema tiene un gran interés económico y comercial, ya que la relación del exposoma con el envejecimiento cutáneo está más que demostrada. Por ello, las industrias cosmética y farmacéutica están destinando múltiples recursos para desarrollar productos que ayuden a paliar estos efectos.

Se define el exposoma del acné como la suma de todos los factores medioambientales que influyen en la aparición, duración y gravedad del acné. Estos factores influyen en la respuesta al tratamiento y la tasa de recidivas, mediante su interacción con la barrera cutánea, las glándulas sebáceas, la inmunidad innata y la microbiota cutánea. Incluyen la nutrición, las medicaciones, factores ocupacionales como los cosméticos, los contaminantes, el clima, factores psicológicos y el estilo de vida. Este tema se centrará especialmente en el efecto de la contaminación.

Contaminantes relacionados con el acné

Se ha intentado determinar qué tipo de factores provocan la relación entre contaminación y acné. Existen varios interesantes estudios al respecto, orientados desde varios ángulos. Por una parte, existen trabajos que relacionan aumentos en el número de consultas en determinadas ciudades con la presencia de determinados compuestos en el aire.

Sin embargo, una limitación de estos estudios es que los pacientes de acné generalmente no consultan a través del circuito de urgencias y acuden a consulta externa de forma programada. Esto dificulta la relación temporal de la elevación de concentración de contaminantes y empeoramiento del acné. Otros estudios, en cambio, determinan la presencia de estos compuestos, sus metabolitos, o bien, cambios en la composición lipídica y proteica en la superficie cutánea de pacientes de acné.

Las sustancias contaminantes pueden alcanzar la piel de forma directa desde el aire, o de forma indirecta tras su inhalación o deglución por los vasos sanguíneos de la dermis. Entre todos los contaminantes registrados, los que más se han relacionado con el acné son el óxido nitroso, las emisiones de partículas en suspensión y el ozono. El incremento de concentración de estas sustancias se ha relacionado con aumento de secreción sebácea y del número de sesiones.

Origen principal de las sustancias contaminantes

  • Óxido nitroso: procedente de humo de combustibles, quema de madera, emisiones de vehículos e incineración de residuos.
  • Emisiones de partículas en suspensión (particulate matters, PM): se trata de pequeños cuerpos sólidos o gotas de líquido en suspensión. Se clasifican por su tamaño:
    • Finas (PM 2,5): entre 0,1 y 2,5 micras de diámetro. Procedentes de la combustión de combustibles fósiles, residuos industriales, transporte marítimo, quema de biomasa e incineración de residuos.
    • Gruesas (PM 10): entre 2,5 y 10 micras de diámetro. Presentes en el polvo de las carreteras y caminos no pavimentados, incendios forestales, degradación de residuos sólidos y emisiones de vehículos.
  • Ozono (O3): formado al reaccionar compuestos de óxido de nitrógeno con compuestos orgánicos volátiles, gracias a la fotoactivación por la radiación ultravioleta, fotodescomposición y reacción en cadena de radicales libres. Las elevaciones de las concentraciones de ozono en el aire se han relacionado con múltiples enfermedades cutáneas, ya que el ozono ocasiona la oxidación de los ácidos grasos del sebo.

El rol del escualeno en la piel

Como se ha visto anteriormente, el escualeno es uno de los lípidos presentes en la secreción sebácea y es un elemento clave para mantener la homeóstasis de la unidad pilosebácea. En el resto del organismo humano es muy poco abundante. Este se trata de un precursor del colesterol y en su estructura química posee 6 dobles enlaces de carbono, que luego darán lugar al anillo esterol, característico del colesterol. Estos dobles enlaces hacen a esta molécula muy sensible a la oxidación.

Como se sabe, el escualeno junto a los demás lípidos componentes del sebo (triglicéridos, ésteres de cera, ácidos grasos, etc.) es secretado de forma holocrina por los sebocitos de las glándulas sebáceas. De ahí pasan por un ducto al infundíbulo folicular y luego a la superficie cutánea.

La secreción sebácea sirve de alimento y proporciona un medio anaerobio a la flora cutánea lipofílica residente. Sin embargo, el escualeno parece que no sirve de fuente de energía para estas especies. Cutibacterium spp, Malassezia spp y Staphylococci producen enzimas que degradan los lípidos como lipasas, peroxidasas, lipoxigenasas y ceramidasas. Además, Cutibacterium produce porfirinas y fluorescencia cuando reciben radiación ultravioleta, de tal forma que se desencadena una reacción fotodinámica que acelera el proceso de oxidación del escualeno.

Los pacientes con acné presentan más productos de la oxidación del escualeno en sus comedones abiertos y cerrados, así como en la superficie cutánea, y menos escualeno conservado que la población sana. Al oxidarse el escualeno, se produce un material amarillento y sólido, lo que explica la evolución de los comedones a lesiones sólidas. Los óxidos del escualeno no tienen actividad antimicrobiana, permitiendo a la flora proliferar en los comedones hasta el punto de romperlos y expandir la reacción inflamatoria a los tejidos circundantes.

Oxidación del escualeno

La concentración de escualeno y de ácidos grasos es clave para mantener el equilibro redox de la superficie cutánea y las unidades pilosebáceas. Cuando el escualeno se oxida, los productos de su peroxidación actúan mediante la generación de especies reactivas de oxígeno y el establecimiento de un estado de estrés oxidativo. El escualeno es uno de los factores principales que conectan contaminación y acné.

El ozono, la radiación ultravioleta, el humo del tabaco, la contaminación por emisión de partículas (particulate matters), etc., inducen la oxidación del escualeno. Con ello, se desencadenan los procesos citotóxicos, proinflamatorios e inmunológicos causantes del acné. Debido a esto, el escualeno es objeto de investigación por varios motivos:

  • Supone un interesante modelo para estudiar el efecto de la contaminación en la piel.
  • Serviría como marcador del daño cutáneo por la contaminación.
  • Evitar o contrarrestar su oxidación es una posible diana terapéutica para el desarrollo de nuevos fármacos y cosméticos.

Tratamiento del acné

El tratamiento clínico del acné ha enfrentado en los últimos años grandes avances técnicos que mejoran en gran medida el pronóstico de los pacientes. El efecto de contaminación y acné también puede reducirse con ciertos cuidados asépticos. Si eres un profesional de la medicina interesado en integrar a tu práctica profesional las últimas novedades sobre el tratamiento del acné, desde TECH Universidad Tecnológica tenemos para ti el Máster en Tratamiento del Acné. Es un programa completo, vigente y altamente demandado que potenciará tu perfil profesional.

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