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La historia de la perfumería, junto a la cosmética y la moda, han sido razonablemente parejas a lo largo de la historia en cuanto su desarrollo tecnológico y geográfico. Francia es cuna del desarrollo de estas industrias, que vieron su apogeo en el siglo XVIII con la revolución industrial. El perfume, incluso, siempre ha servido para distinguir el estatus social. Hoy en día, el perfume, la moda y la cosmética se han convertido en una de las industrias más importantes, por lo que es importante conocer su desarrollo.

En la antigüedad

Los orígenes de la historia de la perfumería y la cosmética no parecen ser más próximos a los actuales momentos. Se estima que el perfume pudiera tener su origen en Oriente Próximo, en torno al año 7000 a. C. De esta fecha provienen los primeros objetos considerados como recipientes para perfumes y cosmética. Las civilizaciones de aquella época utilizaban diferentes materias aromáticas (principalmente resinas) en incensarios y quemadores de perfumes, los cuales se utilizaban principalmente en los ritos de culto a los dioses. Este proceso estaba reservado para las familias reales y las élites sociales.

El propio pueblo egipcio ha tenido fama desde la antigüedad por su conocimiento de las técnicas olfativas para poder conseguir fragancias a través de varios procesos como la maceración en frío o la decocción en caliente, aunque los productos que obtenían no pueden compararse a los productos de la perfumería actual en cuanto a la fuerza olfativa.

En torno al siglo VI a. C., el uso de las fragancias empieza a democratizarse en las civilizaciones que pueblan las costas del Mediterráneo, guardándose en recipientes más sencillos y aptos para el uso doméstico. Paulatinamente, las fragancias empiezan a tener un uso más allá de lo sacro y se utilizan tanto en la cosmética, como en la cocina o, incluso, de forma terapéutica.

Al sureste de Francia, se funda la ciudad de Grasse en torno al siglo VII d. C. Allí nace uno de los principales puntos de inicio de la industria de la perfumería en Europa. Se empiezan a utilizar fragancias naturales a partir de especias, flores y resinas, y se fabrican también aceites y aguas perfumadas. No obstante, no será hasta que se desarrollen las técnicas de destilación cuando se empieza a ver un mayor desarrollo en la cuestión del perfume.

En la edad moderna

Ya en torno al siglo XVI es cuando se comienza a ver un uso preponderante de fragancias que contienen por primera vez alcohol en su formulación (el alcohol actúa como principal soporte de los aromas en la formulación de las fragancias). En los siglos posteriores, muchos de los avances en materia de perfumes se seguirán dando en Francia, concretamente en Grasse, que ya gozaba de esa fama por sus fragancias en el Viejo Continente.

Llega el final del siglo XVIII y, con él, la Revolución Francesa que, si bien arruina a los perfumistas del país, no hace desaparecer el gusto por la perfumería. Tras el período del Terror, el país se recupera y la industria empieza a experimentar importantes avances que, unidos a una serie de casuísticas ponen a la ciudad de Grasse en una posición proclive al desarrollo de fragancias y perfumes, cuya producción y calidad se ven mejorados con avance de los procedimientos técnicos. Fue un momento social en el que, después de años de terror, el placer de los sentidos se antoja casi como una filosofía de vida, y las fragancias empiezan a utilizarse en los jabones, polvos de maquillaje, opiáceos, etc.

Durante la Edad Moderna y el romanticismo, incluso antes, el aroma juega en Europa un papel muy similar al de la moda: es sinónimo de estatus social. Los avances en materia de higiene personal, así como la llegada de nuevas materias primas del Nuevo Mundo, favorecen la aparición de perfumes nuevos y más ligeros y, en consecuencia, el perfume pasará a ser un preciado bien en el comercio que, ya en el siglo XIX, será testigo de un profundo cambio en su producción, que pasará de ser artesanal a industrial, con un enorme peso en la economía.

En el siglo XX

En la historia de la perfumería, el perfume moderno, más similar al que se conoce hoy en día, nace a finales del siglo XIX. Los progresos en la química permitieron sintetizar por primera vez aromas que no se encontraban en la naturaleza, y que llevarán al nacimiento de auténticos hitos en la perfumería durante el siglo XX. Guerlain y Houbigant serán de los primeros perfumistas en utilizar los productos generados por síntesis química y se presencia la llegada de nuevos compuestos como la vanilina (principal compuesto de la vaina de vainilla).

Empiezan, al igual que en la moda, a conocerse nombres propios asociados al producto, en este caso el perfume. Se tiene el caso de François Coty (considerado el «padre de la perfumería moderna»), que fue de los pioneros en el uso habitual de “absolutos” naturales en sus creaciones aromáticas. Un momento en el que, más que nunca, la técnica a la hora de conseguir los compuestos está al servicio de la creación de los perfumes, otorgándoles una exclusividad intrínseca a su creador.

El siglo XX avanza y la progresiva globalización va de la mano del desarrollo, cada vez más potente, de la industria de la perfumería, que consigue unificar costumbres y estandarizar culturalmente el uso de la perfumería en el mundo. Francia vuelve a ser centro mundial, no solo de la moda con París a la cabeza, sino también de la perfumería con Grasse, que representa casi el monopolio mundial en el tratamiento de los productos naturales. El perfume, al igual que la moda, va con las élites durante la primera mitad del siglo XX. No obstante, la segunda mitad de este siglo, ya muy cercana a la actualidad, estará marcada por la puesta a disposición del público general del perfume.

En la actualidad

Ahora, el ritual del perfumado deja de ser exclusivo de las élites y está al alcance de todos, trayendo consigo una bajada del precio tanto de la producción de fragancias como de su adquisición por parte del consumidor. Llega un momento de mayor experimentación y los lanzamientos de fragancias se multiplican año tras año, con mayor o menor éxito. Salvo algunas excepciones, la perfumería, en general, pasa de ser un bien excepcional o privativo a un producto apto para el consumo de masas, incluso aunque vayan bajo el nombre de marcas de lujo.

La comunicación para la industria de la perfumería

La comunicación en los sectores de la belleza y la perfumería conforma una de las partes más importantes del negocio. Como no puede ser de otro modo, la transformación digital ha hecho que gran parte de la inversión vaya ahora dirigida a las plataformas y medios digitales, así como a los esfuerzos por el buen posicionamiento en los motores de búsqueda. No obstante, todavía hay espacio para la comunicación offline.

Por lo tanto, la dirección de comunicaciones en esta industria tiene una gran responsabilidad tanto económica como social. Si estás interesado en profundizar en el tema de la comunicación y la dirección de empresas de belleza y moda, en TECH Universidad Tecnológica tenemos para ti el Máster en Dirección de Comunicación en Moda y Lujo. Este programa te dará las herramientas para dominar la comunicación corporativa y aplicarla en el entorno práctico. Así, podrás llevar los distintos proyectos empresariales a su éxito.

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