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A grandes rasgos, la farmacología terapéutica se encarga de la aplicación de los remedios farmacológicos para el tratamiento de las enfermedades que convergen entre la psiquiatría y medicina. En ella podemos diferenciar la farmacología clínica, que elabora los estudios previos de eficacia y toxicidad del fármaco y describe su farmacocinética y farmacodinámica, y la terapéutica o farmacología aplicada al ser humano.
Farmacología terapéutica
Entendemos la aplicación de uno o más fármacos como uno más de los momentos del proceso terapéutico. Se trata de aplicar los conocimientos sobre el fármaco con el objetivo de conseguir la mayor respuesta con el menor riesgo. Para que esta aplicación sea lógica, se deben cumplir unos requisitos:
- El fármaco debe penetrar bien en nuestro paciente, es decir, debe tener una formulación y una vía de administración que le permitan distribuirse por el organismo del paciente. Además, las pautas de administración deben ser fácilmente cumplimentables por el paciente, para lo que hay que tener en cuenta también la situación del enfermo y su capacidad para cumplir lo prescrito. A modo de ejemplo, no podemos prescribir un medicamento por vía oral en un paciente que vomita constantemente.
- Una vez en cuerpo, el fármaco debe alcanzar su diana. Para ello es preciso conocer todas las características farmacocinéticas (absorción, distribución, metabolización y eliminación) del fármaco, no solo en el plano general, sino también las propias de nuestro paciente. No es infrecuente que la falta de eficacia no se deba al propio fármaco, sino a que las circunstancias del enfermo no permiten alcanzar la concentración adecuada o el mantenimiento de los niveles plasmáticos durante el tiempo necesario. Por ejemplo, una diuresis elevada por el uso simultáneo de un antihipertensivo hará que las concentraciones plasmáticas de nuestro medicamento sean inferiores a las esperadas.
- Cuando el fármaco alcanza su lugar de acción, a las concentraciones adecuadas y durante el tiempo preciso, debemos evaluar si la respuesta es la prevista. Para ello se necesita el conocimiento previo de todos los efectos, primarios y secundarios, y, de nuevo, de las condiciones fisiopatológicas del enfermo que pueden modificar estos efectos, entre ellas las modificaciones que la propia enfermedad que vamos a tratar puede ocasionar en la fisiología.
- Por último, hay que diferenciar entre el efecto deseado y otros efectos del fármaco. Ocurre que a menudo no se conoce totalmente el efecto del fármaco, más allá de lo esperable tras los ensayos, o que el efecto conseguido no es tan útil como se preveía, por ejemplo, porque en lugar de actuar en la raíz de la patología, actúa en uno de sus síntomas, pero esto no debe ser motivo para desecharlo.
De entrada, la administración de la misma dosis de un fármaco a diferentes pacientes produce la misma respuesta, pero en algunos de ellos la respuesta es ineficaz y en otros puede ser tóxica. Conocer las características del paciente permite elegir la mejor pauta terapéutica. Las diferencias farmacocinéticas y farmacodinámicas de cada paciente debidas a diferencias fisiológicas, a condiciones patológicas, al consumo de tóxicos o a otros tratamientos concomitantes modifican el efecto esperable del fármaco. Un diagnóstico preciso y un pronóstico certero condicionan todo el plan de farmacología terapéutica, su rapidez de implantación y su potencia. Por todo ello, el éxito terapéutico dependerá, además de la eficacia de los fármacos, de las circunstancias personales del paciente.
En el proceso de individualización del tratamiento es importante conocer los antecedentes farmacológicos de forma precisa, y saber si a lo largo del tratamiento el paciente está recibiendo otros fármacos por otro proceso intercurrente, incluyendo aquellos de libre dispensación, fitoterápicos y “tratamientos naturales”, o aquellos que se toman de forma ocasional, como un analgésico para la cefalea. Además se tomará nota en el historial de cualquier reacción adversa y de su intensidad.
Farmacología Clínica
A la par de la farmacología terapéutica encontramos la farmacología clínica. Tras los estudios preclínicos del fármaco, ya sea en el laboratorio o en modelos animales, la farmacología clínica se encarga de su evaluación en el ser humano, en sus subgrupos y en el individuo, evaluación que se centra en la relación entre los beneficios, los riesgos y los costes de las intervenciones terapéuticas e incluye la eficacia, seguridad, efectividad y eficiencia.
La combinación del conocimiento farmacológico y clínico con el objetivo de mejorar la seguridad y la eficacia de los tratamientos farmacológicos, fue incluida entre las recomendaciones de la OMS para los sistemas sanitarios en 1970 con la finalidad de “mejorar el cuidado de los pacientes promoviendo un uso más efectivo y seguro de los medicamentos, incrementar el conocimiento a través de la investigación, transmitir este conocimiento a través de la enseñanza y promover servicios tales como información sobre medicamentos, análisis de fármacos, monitorización del abuso de fármacos y asesoría en el diseño de estudios”. A este objetivo se suman los de ampliar los conocimientos de la terapéutica con medicamentos de uso humano y de elaborar medicamentos eficaces para el tratamiento de enfermedades hasta el momento intratables.
Esta especialidad integra el conocimiento de las propiedades farmacológicas de los medicamentos con las características particulares de cada paciente, con el objetivo de valorar la variabilidad en la respuesta e individualizar el tratamiento. Requiere de la elaboración de ensayos clínicos claramente diseñados y sujetos a unas normas éticas, recogidas en el protocolo de Helsinki, que priman la protección del ser humano y sus derechos. Son resultado de la colaboración de diferentes especialistas: clínicos, farmacéuticos, químicos, estadísticos. Son indispensables para la autorización de los medicamentos para su uso humano y se desarrollan en centros sanitarios, promovidos por los laboratorios farmacéuticos o por profesionales de la salud. Deben cumplir una serie de requisitos previos: el fármaco se presenta como un medicamento; el estudio está autorizado por las autoridades concernidas; está también autorizado por las direcciones y los comités de los centros donde se realizará.
Además, los participantes deben consentir el experimento tras recibir la siguiente información:
- Explicación clara del experimento.
- Exposición clara de los beneficios, pero también de las incomodidades y de los riesgos.
- Explicación de procedimientos alternativos.
- Acceso a obtener respuesta a cualquier pregunta relacionada con el experimento, antes, durante y después del mismo.
- Posibilidad de abandonar el estudio en cualquier momento.
Farmacología terapéutica y psicofarmacología
La farmacología terapéutica aplicada a las patologías psiquiátricas se denomina psicofarmacología. Esta especialidad abarca los conocimientos sobre el manejo de psicofármacos, los métodos de diagnóstico disponibles, las terapias y las medidas de prevención que actúan en la mente. En las últimas décadas, la cantidad de pacientes en espera de atención e intervención psicofarmacéutica se ha incrementado. Así mismo ha incrementado la necesidad de profesionales especializados en esta materia. Por eso TECH Universidad Tecnológica tiene para ti el Máster en Psicofarmacología, para que eleves tus conocimientos y tu práctica médica al siguiente nivel a través de la plataforma interactiva de aprendizaje más innovadora del mundo.
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