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Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) suelen ser, en general, lugares en donde la tecnología y la eficacia práctica predominan sobre las relaciones personales. La calidad de los cuidados médicos y de enfermería es alta, pero el enfoque está, principalmente, en los síntomas y signos de la patología y no tanto en la vivencia que el paciente tiene de su propia enfermedad y del nuevo entorno que le rodea. Con todo, se ha insistido desde la academia en la importancia de mejorar las prácticas de la Medicina Intensiva en lo relacionado a la comunicación en la UCI. Allí se reflejan con facilidad todos los tópicos que se achacan a la medicina moderna: deshumanización, tecnificación, pérdida de la relación médico-paciente, etc.
Comunicación de malas noticias
Durante los últimos años son relativamente frecuentes las publicaciones y los trabajos de investigación relativos a la comunicación en las UCI, lo que refleja preocupación por el tema. ¿Por qué es así? Como ya se ha dicho, existe un interés creciente en la calidad asistencial en nuestro ambiente y, como se sabe, esta no solo hace referencia a la calidad científico-técnica, sino también a la calidad percibida. Las múltiples encuestas de satisfacción realizadas a los “clientes” del sistema sanitario en cualquiera de nuestros centros dirigen nuestras miradas hacia la comunicación con el paciente y sus familiares como uno de los aspectos a mejorar y que condiciona de forma importante la satisfacción final.
Y así es también en el ámbito de los cuidados intensivos. La mala comunicación interpersonal es el principal factor encontrado por algunos autores en relación con la insatisfacción referida por pacientes y familiares por el trato recibido en la UCI. El problema no sólo es el poco tiempo empleado en la comunicación, sino que esta, además, se centra más en informar sobre los procedimientos que se van a realizar que en informar del estado del paciente. Algunos trabajos arrojan cifras llamativas: casi el 50 % de familiares encuestados consideraban que no había habido una correcta comunicación con los médicos de la unidad. Esta mala o insuficiente comunicación no es percibida igual por los profesionales sanitarios, que suelen pensar que es satisfactoria, lo que refrenda la queja de los pacientes de que el personal no es capaz de comprenderles y que se ocupan más de la situación médica que de entenderles.
Avances en los últimos años
En los últimos años, los profesionales de intensivos, médicos y enfermeras, dentro de esa atención centrada en la familia como representante e interlocutor en la mayoría de los casos del paciente ingresado en la UCI, buscan herramientas para una comunicación eficaz que favorezca la inclusión de los familiares en la toma de decisiones.
Así mismo se ha visto necesario el mejorar las habilidades de los profesionales en lo referente a la comunicación con los familiares de pacientes críticos. De esta manera, han aparecido iniciativas internacionales enfocadas tanto a satisfacer las necesidades de los familiares («Critical Care Family Assistance Program»), como a mejorar la formación de los profesionales en materia de comunicación en momentos especiales, como al final de la vida o ante la posible donación de órganos (proyectos EPEC y EDHEP: «Education for Physicians on End-of-life Care» y «European Donor Hospital Education Programme»). Además, otros proyectos intentan mejorar las habilidades comunicativas de los intensivistas en formación y se reconocen estas competencias específicamente en el proyecto CoBaTrICE para la formación de médicos intensivistas en Europa.
Barreras en la comunicación médica
¿Y por qué es difícil o insuficiente la comunicación en la UCI con pacientes y familiares? Las UCIs suponen una ventaja y un avance claros para la mejor atención de los pacientes críticos, pero pueden suponer también importantes barreras para la comunicación:
Tipo de paciente
Los enfermos que ingresan en una UCI tienen “el denominador común de su carácter crítico y potencialmente recuperable”. La gravedad de estos pacientes hace que en numerosas ocasiones la comunicación con ellos sea difícil o imposible (deterioro del nivel de conciencia, sedación, dificultad para el habla, etc.). Además, la inmediatez o aparición repentina de la condición de gravedad hace que prime más o se dé lógicamente más importancia a realizar los procedimientos necesarios para “salvarle la vida” que para entablar la comunicación efectiva. Por todo ello, el interlocutor habitual de los profesionales sanitarios suelen ser los familiares, que representan la voluntad del paciente cuando éste no puede decidir o manifestarse. No puede olvidarse que el paciente es en primera instancia, el dueño de la información médica y que se informa a los familiares o allegados por delegación.
Las normas
Estas son otra de las características diferenciales que rigen las UCIs. Las normas restringen los horarios de visita de familiares (y, por tanto, el tiempo de comunicación entre paciente y familia), limitan también el número de familiares para visitar al enfermo y el tiempo y momento para la información médica (comunicación entre el médico y la familia). Los profesionales no están “accesibles” de forma fácil para las consultas o dudas que puedan surgir o para enterarse de la evolución del enfermo (también la familia, no sólo el enfermo, sufre el aislamiento).
El lugar
El diseño arquitectónico habitual de la mayoría de las UCIs es de un espacio claramente delimitado, cerrado, con puerta de entrada/salida que, además, no suele estar abierta. Esto implica, de forma más o menos evidente, “incomunicación”, tanto del enfermo con el mundo exterior, con su vida previa y con sus allegados; como de sus familiares hacia él, o como de otros profesionales de fuera de la UCI con los profesionales de intensivos y viceversa.
La tecnificación
Las UCIs cada vez más son la imagen de la medicina moderna y tecnificada: múltiples aparatos de monitorización, aparatos de soporte vital, bombas, sondas, tubos, dispositivos…. Todo esto aporta múltiples datos a tiempo real que hay que interpretar para reconocer la situación del enfermo y actuar en consecuencia. Ello puede llevar a la “cosificación” del paciente (no es un ser humano sino un problema clínico, una ecuación a resolver); el paciente no puede aportar ninguna información valiosa, todo está en las pantallas y las gráficas, no es necesaria la comunicación con él. Muchas veces el paciente pierde hasta su identidad. Por otro lado, tanta información puede hacer perder la perspectiva de lo esencial.
Los profesionales
Son el mejor valor de la UCI, pero el trabajo en equipo no es fácil: equipos multidisciplinares con interacción continua entre ellos, tensión, fatiga, inmediatez, necesidad de comunicación fluida y precisa, etc. Muchas veces, la información llega a los familiares de una forma parcial, (información clínica referida solo por los médicos), cuando sobre muchas otras cosas de su interés son otros profesionales los que podrían informar mejor.
¿Cómo mejorar la comunicación en la UCI a las familias?
Esta es una cuestión que la Medicina Intensiva desde la academia se ha interesado por resolver en los últimos años. Junto a la comunicación, hay otros factores igual de importantes que han de integrarse en el quehacer del médico intensivista, como el uso de alta tecnología, la disposición de fármacos eficaces y el trabajo preciso en equipo. Para mejorar todos estos factores, TECH Universidad Tecnológica ha dispuesto de la más reciente información científica y, junto a profesionales eminentes, ha diseñado el Máster en Actualización en Medicina Intensiva. Con él podrás actualizar tus conocimientos de un modo práctico y sencillo, pero también riguroso y completo.
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