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El tratamiento cognitivo-conductual ha demostrado ser efectivo frente a uno de los mayores problemas de salud pública en la actualidad: la dependencia de sustancias psicoactivas. Sin embargo, esta orientación terapéutica no es implementada con frecuencia en el campo médico y su uso ha quedado restringido a la psicología. Para resolver este problema, es necesario que los profesionales de la salud adquieran conocimientos especializados de este enfoque novedoso y puedan convertirlos en una oportunidad profesionalizante y altamente beneficiosa para la sociedad.
Estrategias terapéuticas multicomponente
Existe un buen número de estrategias o técnicas que la psicología ha utilizado para llevar a cabo el tratamiento cognitivo-conductual. Entre ellas, las más utilizadas para las adicciones pueden utilizarse en el campo de la medicina con un método interdisciplinar. Este tipo de terapias son llamadas multicomponente, y un buen ejemplo de ello es el Modelo Matrix. Se trata de un programa estructurado destinado al tratamiento de adictos a estimulantes con el objetivo de lograr la abstinencia. Incluye elementos de la prevención de recaídas, de terapia familiar y grupal, de la educación sobre drogas y también incluye la participación en actividades de autoayuda.
Cabe aclarar que toda técnica terapéutica no consigue un efecto por sí sola, sino que debe ser siempre combinada con otras herramientas para lograr un éxito mayor en la intervención al paciente. Lo anterior se sabe porque en la mayoría de los casos los tratamientos más efectivos para tratar la dependencia de sustancias son los programas multicomponente. Hoy en día el horizonte de las terapias se ha ampliado de tal modo que ya se habla de «comunidades terapéuticas», en las que cada elemento de la vida diaria adquiere importancia, pues puede convertirse en un factor de abordaje.
Técnicas más utilizadas en el tratamiento cognitivo-conductual
Entre las técnicas clásicas hay algunas con mejores o peores resultados de efectividad. Los distintos estudios científicos al respecto bosquejan un panorama claro: no hay una estrategia 100 % efectiva y el enfoque cognitivo-conductual no debe considerarse exclusivo. Es más, los estudios demuestran que tienden a lograrse mejores resultados cuantos más factores de tratamiento se integren a la vez. A continuación, algunas de las técnicas terapéuticas provenientes de la orientación cognitivo-conductual que tienen mayor apoyo empírico:
Entrenamiento en habilidades sociales y de afrontamiento
Su objetivo es la adquisición o reforzamiento de habilidades de afrontamiento y autocontrol necesarias para enfrentarse a situaciones de alto riesgo de consumo. La premisa fundamental de esta técnica es que el sujeto no posee la capacidad o habilidad para afrontar situaciones sociales, lo que lo lleva a una situación de estrés que dificulta aún más el afrontamiento. Algunas de las habilidades que se entrenan en programas de este tipo son: expresión de sentimientos, rechazo de peticiones, aceptación y realización de críticas, refuerzo de la conducta de otros, asertividad, escucha y conversación.
El entrenamiento en habilidades de afrontamiento se muestra eficaz durante los primeros tres meses de tratamiento, según diferentes investigaciones, y es efectivo solo si forma parte de un programa integrado de tratamiento. Se ha observado también que pacientes con pocas habilidades en resolución de conflictos o con gran deterioro social muestran peores resultados con este tipo de técnica. Estos pacientes responden mejor a programas cuyo abordaje se base en un mayor soporte social.
Exposición a señales
Esta estrategia se basa en el condicionamiento clásico. Consiste en señalar estímulos inicialmente neutrales que precedan la conducta de consumo de sustancias. La exposición repetida a estos estímulos en presencia de la conducta de consumo va generando una asociación, lo que provoca respuestas condicionadas. El paciente se expone a los estímulos asociados a la conducta de consumo sin llegar al consumo. Se trata de condicionar el proceso contrario. En este momento se cuenta con herramientas tecnológicas que ayudan a este fin, como simulaciones en realidad virtual. No obstante, se encuentra que este tipo de estímulos pueden provocar craving y hacer que la persona vuelva al consumo.
Manejo de contingencias
Esta técnica sostiene que el consumo es una conducta operante que se mantiene únicamente por sus consecuencias, que pueden ser modificadas. De este modo, se aplican refuerzos o castigos de forma contingente ante la presencia o ausencia de la conducta que se ha seleccionado. En el caso de las adicciones, la intervención más frecuente es la de dar cupones como incentivos que son canjeables por bienes o servicios cuando no hay consumo de drogas.
En algunos trabajos de investigación se confirma que con la aplicación de esta técnica se obtienen mayores tasas de retención en el tratamiento y de abstinencia de drogas como la cocaína, la heroína, la marihuana y las benzodiacepinas. El resultado es mayor si se utiliza junto al Programa de Reforzamiento Comunitario, de carácter multicomponente. No obstante, cuando la técnica se aplica al alcoholismo, si bien los resultados son prometedores, las pocas investigaciones respectivas no permiten concluir su eficacia.
Programas de reforzamiento comunitario
Estas estrategias consisten en poner al paciente en contacto con refuerzos del ambiente que aumenten las posibilidades de mantener la abstinencia. Generalmente se trata de programas multicomponente que tratan los elementos que limitan la adherencia al tratamiento: ofrecen asesoramiento vocacional para que el paciente encuentre un empleo o formación, ofrecen terapia de pareja, identifican los antecedentes y los consecuentes del consumo para ofrecer alternativas saludables, etcétera.
Prevención de recaídas
Se trata de una técnica especial que combina el entrenamiento en habilidades de afrontamiento, la reestructuración cognitiva y el reequilibrio del estilo de vida. Las recaídas son situaciones en las cuales el paciente se expone al riesgo de consumir y no encuentra la forma de responder a esta situación con una habilidad que garantice su abstinencia. Si la persona es capaz de responder con éxito a esa situación de riesgo, percibirá una sensación de control que aumenta el nivel de autoeficacia percibida. Cuanto más aumente el tiempo sin consumo y cuantas más situaciones de riesgo afronte la persona, más se incrementará la percepción de control, lo que causará un efecto acumulativo que reducirá las probabilidades de recaída. Si no se logra afrontar con éxito dicha situación, sucederá lo contrario.
Durante el entrenamiento en prevención de recaídas hay que tener en cuenta la intervención de los siguientes aspectos clave:
- La persona aprenderá a identificar situaciones, pensamientos y estados emocionales que acarrea el consumo, y también la forma en que se pueden afrontar.
- También aprenderá las señales que llevan a una recaída.
- Por último, ideará estrategias para enfrentarse a una recaída antes y después que se produzca el consumo.
El modelo que más se ha utilizado dentro de este grupo de técnicas terapéuticas ha sido el Modelo de Prevención de Recaídas de Marlatt. Existe evidencia de su utilidad en el tratamiento de adictos y en otros problemas de salud mental. Se ha visto que es especialmente eficaz con alcohólicos para la reducción del consumo y en su ajuste psicosocial.
Avances en el tratamiento cognitivo-conductual
El tratamiento cognitivo-conductual ha presentado avances notorios y nuevas técnicas, como la terapia dialéctico conductual (TDC), de Marsha Linehan, o la terapia de aceptación y compromiso (ACT), de Hayes et al. Para los profesionales en salud interesados en actualizarse con estos y otros conocimientos de la materia, TECH Universidad Tecnológica ha creado el programa de Máster en el Tratamiento Cognitivo-Conductual de las adicciones para Médicos pensando en ofrecer la mejor calidad y comodidad de la mano de expertos, análisis de casos clínicos y el más avanzado sistema interactivo de aprendizaje.
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