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El marco conceptual de los estudios de eficacia docente, desde el punto de vista de la relación entre los comportamientos del profesor y los resultados de aprendizaje de los alumnos, es el paradigma proceso-producto (Carreras, Guil y Mestre, 1999). Este paradigma, que parte de los planteamientos de la epistemología positivista y la psicología conductista, intenta romper con el hermetismo de la “caja negra” y con el reduccionismo del paradigma anterior, aunque sin conseguirlo. Sus estudios e investigaciones se centran en descubrir el método más eficaz y en determinar los estilos de enseñanza que mejores resultados producen en los alumnos. Este proceso se ha visto afectado por los conocimientos en el aula e interacción profesor/alumno, estableciendo las mismas como pilares del desarrollo educativo.
En estos momentos se comienza a considerar otras variables del proceso que ejercen una influencia en el rendimiento de los discentes. Ya no son las características personales y psicológicas del docente las únicas variables que explican el rendimiento de los alumnos, sino que existen otras que actúan como mediadoras, en este caso los estilos docentes o procedimientos metodológicos utilizados.
La máxima preocupación de los investigadores en este paradigma es comprobar experimentalmente diferentes métodos e identificar el más eficaz para después enseñar estos procedimientos metodológicos en las escuelas de formación del profesorado (Ruiz, 2001). Los resultados obtenidos por las investigaciones realizadas bajo este paradigma pueden ser muy útiles si no se convierten en mandatos o “recetas” de comportamientos en el aula, sino que se consideren como hipótesis de trabajo a reformular por los profesores en el contexto del aula. La conceptualización de la eficacia docente ha evolucionado desde la consideración del buen profesor como aquel que poseía una serie de características de personalidad, a considerar al profesor eficaz como el que conoce una serie de competencias.
Estilos de enseñar
El término estilo proviene del latín stilus que hace referencia a un “punzón para escribir” o “modo de escribir”. Según la Real Academia Española (2019) la palabra estilo significa “modo, manera, forma de comportamiento” o “uso, práctica, costumbre, moda”. El origen de la idea de estilos de enseñanza se remonta a la época de Aristóteles. Este pensador ya aconsejaba que los oradores conocieran el tipo de público al que se enfrentaban. Hoy en día, este planteamiento todavía perdura, ya que el profesor se basa en la observación para elegir las estrategias de enseñanza que mejor ajusten a sus alumnos (Aguilera, 2012).
Según Renes y Martínez (2016) los docentes deben adecuar sus estilos de enseñanza a los estilos de aprendizaje de los alumnos, entendiendo estilos de aprendizaje como la manera que tienen los estudiantes de aprender. A lo largo de la historia se han ido sucediendo diferentes concepciones pedagógicas que han conllevado a percibir de distintas maneras el papel que desempeñan los docentes.
En la actualidad estamos inmersos en un nuevo modelo que ha propiciado perfiles de docentes cada vez más profesionales y en los que se ha relacionado la eficacia profesional con los estilos de enseñanza (González-Peiteado y Pino-Juste, 2014). Con el objetivo de mejorar la enseñanza y de adaptarse a esta nueva situación es necesario tener en cuenta los diferentes estilos de enseñanza de los profesores, que son el resultado de aspectos como: sus características personales, su metodología, sus concepciones pedagógicas y su evaluación (Laudadío, 2012).
Según Oviedo, Cárdenas, Zapata, Rendón, Rojas y Figueroa (2010) los estilos docentes son las formas que tiene cada docente de interactuar en el aula y que son fruto de la concepción que tienen sobre la enseñanza, el aprendizaje, el estudiante y la figura del docente.
Diferentes tipos de enseñanza
Según Martínez (2009) los docentes no poseen estilos de enseñanza puros. Por lo tanto, para poder clasificarlos en un determinado estilo es necesario conocer si los comportamientos que realizan son frecuentes; además de perdurables en el tiempo e independientes del contexto. Asimismo, añade que los diferentes estilos de enseñanza favorecen determinados estilos de aprendizaje en el alumnado. A continuación, se presenta una pequeña muestra de los comportamientos que incluye cada categoría:
- El estilo de enseñanza abierto, incluye comportamientos que favorecerían un estilo de aprendizaje activo del alumnado:
- Estar siempre al tanto de las últimas noticias para comentarlas con los alumnos.
- Tener en cuenta los sentimientos, pensamientos y emociones de los alumnos.
- Sugerir nuevos contenidos y proyectos pese a no estar contemplados en el programa.
- Fomentar el trabajo en equipo.
- Dar cabida a la espontaneidad.
- Fomentar la búsqueda de varios caminos para solucionar un problema
- El estilo de enseñanza formal, acotado por comportamientos que favorecerían el estilo de aprendizaje reflexivo de los alumnos:
- Debatir solo lo que esté planificado.
- Planificar al detalle el programa.
- Recalcar la reflexión individual.
- Dejar de lado la improvisación.
- El estilo de enseñanza estructurado, que implica comportamientos que favorecerían el estilo de aprendizaje teórico del alumnado:
- Improvisar lo menos posible.
- Estructurar siempre las actividades.
- Conservar un clima ordenado y tranquilo del aula.
- Guardar desde el inicio del curso hasta el final el mismo sistema.
- El estilo de enseñanza funcional, con comportamientos que favorecerían el estilo de aprendizaje pragmático de los alumnos:
- Realizar actividades prácticas.
- Dar importancia a lo práctico y útil frente a los sentimientos y emociones.
- Exigir que los alumnos encuentren el camino más corto para solucionar un problema.
- Presentar actividades en las que aprendan técnicas
Conocimientos en el aula e interacción profesor/alumno: clasificación de la enseñanza
También se recogen otras formas de clasificar los estilos de enseñanza. Siguiendo a Gargallo (2008) clasificados en cuatro grandes grupos:
- Grupo 1: los profesores que pertenecen a este grupo se caracterizan por estar centrados en el aprendizaje; además por tener una concepción constructivista de la enseñanza y del aprendizaje, y también por poseer buenas habilidades docentes y de evaluación.
- El grupo 2: los profesores que integran este grupo tienen en común estar más centrados en la enseñanza que en el aprendizaje, tener una concepción más tradicional, y también poseer habilidades de docencia y evaluación, pero menores que en el primer grupo.
- Grupo 3: los profesores pertenecientes a este grupo comparten estar centrados en el aprendizaje, tener una concepción constructivista de menor intensidad que en el primer grupo, y poseer menos habilidades de docencia y evaluación que los dos primeros grupos.
- Grupo 4: los profesores integrados en este grupo se caracterizan por estar más centrados en la enseñanza, por tener una concepción tradicional, y por poseer menos habilidades docentes y de evaluación que el segundo grupo.
Por su parte, González-Peiteado y Pino-Juste (2016) presentan algunas clasificaciones, como la de Flanders (1977), que clasifica los estilos de enseñanza en:
- Estilo directo: en la cual el profesor adopta una forma caracterizada por ser tradicional.
- Estilo indirecto: en el que el profesor lleva a cabo un procedimiento que se caracteriza por el diálogo y la espontaneidad.
También pueden encontrarse otras clasificaciones como la de Doménech (2004), que expone la clasificación de Kleine (1982). Para este autor, los estilos de enseñanza se entienden en un continuo entre dos variables dicotómicas, que son:
- Autoritario-democrático.
- Directo-indirecto.
- Tradicional-progresista.
- Centrado en el profesor-centrado en el alumno.
El modelo de enseñanza en la actualidad
La enseñanza y la educación han atravesado grandes cambios en las diferentes etapas de la humanidad. Este proceso evolutivo se ha producido mediante la implementación del desarrollo dentro y fuera de las aulas, de modo que se usa a favor el avance tecnológico. Por esta razón se ha hecho necesario que los profesionales a cargo de la educación de las nuevas generaciones cuenten con amplios conocimientos en diversos campos, de manera que pueda aplicar los mismos en el proceso de transmisión del conocimiento efectivo.
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